aribe - “Si no hay una actitud, las etiquetas turísticas no sirven para nada”. Lo tienen claro los dueños del Hotel rural Aribe, Marisa Rota, de Garralda, y Fiorenzo Benecchi, oriundo de Milán, que acaban de obtener el sello ecológico Ecolabel europeo, convirtiéndose en el primer establecimiento turístico de toda Navarra con esta etiqueta. Desde que iniciaron el negocio en la localidad de Aribe (valle de Aezkoa) hace casi una década, los dueños siempre han apostado por contribuir a respetar el entorno y ese nulo impacto ambiental en todos sus productos y servicios es lo que les ha llevado a conseguir este distintivo.
Supieron del sello europeo por casualidad, cuando buscaban un hotel donde alojarse en sus vacaciones a Portugal. Ahí conocieron en qué consistía el certificado ecológico y se pusieron a investigar en la página web. Daba la casualidad de que en aquel periodo ya habían comprado un fogón calefactor de leña que usa energías renovables y también se habían puesto en contacto con una cooperativa catalana, SOM Energia, que suministra energía eléctrica 100 % renovable, por lo que casi tenían la mitad de los deberes hechos. “Eran muchos requisitos, pero me di cuenta de que ya lo veníamos haciendo desde siempre”, afirma Marisa.
Así, en 2015 Marisa contactó con el Departamento de Medio Ambiente del Gobierno de Navarra, primero con Javier Asín y tras el cambio de legislatura, con Javier Vera, a los cuales les están muy agradecidos “por meterse en esta desconocida aventura”. De hecho, la gestión de este distintivo también ha sido nueva para el Ejecutivo, pero en palabras de los gerentes del hotel, “gracias a ellos hemos podido sacarlo adelante”. Sin embargo, no sería justo desmerecer la labor inquieta de Marisa, que ha mostrado mucha paciencia con el tema burocrático, ni el trabajo de Fiorenzzo, que se ha encargado de la parte logística y de las compras. “Al final, se trata de formalizar lo que ya veníamos haciendo por criterio propio: el compostaje, intentar ahorrar luz y agua, reciclar”, explican.
REDUCIR Y RECICLAR El sello Ecolabel europeo en la categoría de alojamientos turísticos certifica que el establecimiento cumple una serie de normas, como el uso de energías renovables, ahorro de agua y energía, reducción de residuos o un compromiso de mejora con el medio ambiente local.
Todo esto ya lo venían haciendo en este hotel rural (una casa antigua construida en 1716, renovada en 2007 manteniendo los material originales de piedra y madera), que cuenta con dos apartamentos, cinco habitaciones dobles, un restaurante y una zona de jardín, pero, evidentemente, han tenido que mejorar ciertos aspectos. Por ejemplo, han cambiado las luces de bajo consumo a led, han instalado cubos que facilitan la separación de residuos, han colocado reductores en los grifos para ahorrar agua, han colocado mosquiteras para evitar usar productos tóxicos y han adquirido un sistema de calefacción de agua caliente con leña, con el que ya no usan el gasoil. “Hemos hecho una inversión, pero lo tienes que hacer porque crees en ello”, subraya Marisa.
Asimismo, con este distintivo de la Unión Europea se comprometen a reducir desechos, como los envases individuales de champús o mermeladas, que a partir de ahora se presentan con dosificadores o los vasos, que son reutilizables. De la misma manera, han eliminado los envoltorios de plástico de los productos de bollería. “Ahora hago bizcocho casero”, expresa entre risas. Y no sólo eso, también se han convertido en un ambiente libre de humos para mejorar la calidad de aire del hotel y disponen de una huerta para poder ofrecer en su restaurante una variedad de productos sanos y ecológicos.
Toda una serie de medidas que requieren además llevar un estudio controlado del consumo de agua y de energía eléctrica por cada huésped que se aloja en este acogedor y familiar hotel. “La etiqueta en sí no nos cambia nada, sino que nos obliga a seguir haciendo lo mismo de una manera mucho más controlada”, destaca Marisa.
escasa conciencia Actualmente existen sólo 37 establecimientos turísticos en todo el Estado que posean este distintivo europeo. Sin embargo, Marisa y Fiorenzzo confían en que algún navarro siga sus pasos y se convierta en el número dos de la lista, siendo la Comunidad Foral una de las pioneras en cuanto a turismo rural se refiere. “Yo animo a todos los clientes y a otros establecimientos turísticos a que se adhieran al Ecolabel. Si nos apuntamos también fue por eso, para crear entre todos una conciencia sostenible con la naturaleza”, confiesa. Y es que aún queda mucho por hacer en materia de educación ambiental, de ahí que sus habitaciones estén llenas de carteles informativos para concienciar a sus clientes, mayoritariamente catalanes, vascos y madrileños. De momento, parece que el proyecto de esta pareja ha calado entre sus clientes y que ya van recogiendo sus primeros frutos. “La gente no tiene conciencia ecológica ni viene buscando un alojamiento Ecolabel, pero sí que es verdad que luego te lo agradecen”, aseveran.
Una valiente iniciativa que ojalá sirva para favorecer un turismo mucho más respetuoso con el medio ambiente y, a su vez, contribuya a que se sumen a esta lista otros alojamientos.