tudela - José Luis Moracho (Pavimentos de Tudela) por su trayectoria empresarial, y Ricardo Gil (Restaurante 33), por el relevo generacional, fueron ayer homenajeados en la decimosexta edición de los Premios de la Asociación de Empresarios de la Ribera (AER). En el acto se hizo referencia a la importancia de “la pasión por el trabajo” y al constante reto del crecimiento empresarial y de la familia como claves en el éxito de ambos galardonados, que comenzaron a trabajar desde muy jóvenes.
En el caso de Moracho, señaló que le hacía especial ilusión que le otorgaran un premio “cuya creación propuse yo hace 20 años” y recordó sus inicios en Enrique Jiménez SA, para pasar 10 años después a crear una cooperativa con otros compañeros en Ribaforada. En 1987 tomó la decisión de crear su propia empresa junto a su familia. Fundó PVT, que actualmente tiene dos fábricas, una en Tudela y otra en Cabanillas, y cuenta con 23 trabajadores. El responsable de PVT señaló que aceptó el galardón por “dar visibilidad al empresario ribero y porque venía de otros empresarios”. Moracho recordó la relevancia de las pymes “muy maltratadas por la Administración” y destacó el carácter de “los empresarios riberos, con empuje e intuición, pero necesitamos apoyo” y reclamó abandonar el “localismo para pensar más en lo nacional y dar el salto a Europa” con dos los dos puntales de la zona, el turismo y la verdura.
Ricardo Gil, del Restaurante 33, recordó los inicios de su padre en Gallur en 1952, y el restaurante que abrieron en la plaza de Pío XII en Tudela. “Mis padres crearon un concepto, con una familia. Es una filosofía de vida que todos los hermanos hemos trasladado a nuestro trabajo y que nos enseña el esfuerzo, el trabajo y el tesón”. Cuando Ricardo Gil tomó las riendas del negocio se trasladó a la calle Capuchinos de Tudela y ahora ya cuenta con un restaurante en Zaragoza (Casa Lac) y otro en Madrid (La huerta de Tudela). “Estoy muy contento de tener este premio en mi pueblo y seguiré trabajando por Tudela donde esté”, concluyó.
discursos El presidente de los empresarios riberos, Domingo Sánchez, arremetió tanto contra Eneko Larrarte como contra la presidenta del Gobierno, Uxue Barkos. En el primero de los casos, echó en cara al primer edil que señalara que los empresarios “están metidos en un panorama de victimismo”. Con respecto a la presidenta le señaló que estaba en contra de “una política fiscal confiscatoria que perjudica la libre actividad empresarial y que sitúa a la Navarra en una de las peores situaciones competitivas frente a otras comunidades” y señaló, como ejemplo, el hecho de que “ninguna de las empresas que se han ido de Catalu-nya han venido a Navarra”.
Por su parte la presidenta Uxue Barkos recalcó la apuesta del Gobierno por la Ribera ya que “sin una Ribera con capacidad, Navarra no podrá salir de la crisis. Es necesario hacerlo de forma conjunta”. Con respecto a la política fiscal indicó que “el esfuerzo que está haciendo toda la sociedad navarra” está permitiendo “grandes inversiones en educación, sanidad, infraestructuras... Estoy convencida que el esfuerzo tendrá recompensa y permite acometer obras como será la del Canal que prometimos”.
Capital humano. Domingo Sánchez reclamó como clave “un cambio cultural empresarial. Un modelo basado en seis pilares esenciales: las personas, el diálogo social y la conciliación, la capacidad de adaptación, la comunicación y la credibilidad, la productividad y la creatividad e innovación. Es clave la formación del capital humano”, concluyó. Además criticó a los morosos que según él, son en parte culpa de la Administración ya que pueden existir “gracias a su permisividad e indiferencia”.
UPNA. En su discurso, Barkos destacó que Navarra “tiene una capacidad competitiva muy fuerte y tenemos la ambición de llevar las mejores cotas de inversión en I+D+i”. Respondiendo a una sugerencia de José Luis Moracho, que echó en falta “ingenierías del sector agroalimentario” en el campus de la UPNA de Tudela, reconoció que la UPNA en Tudela “debe ir evolucionando”.