Pamplona - Robin Hood, un vikingo, la princesa Elsa, Batman, Superman, un dinosaurio, un atracador, tres rockeras, dos gallinas y hasta una sufragista fueron solo algunos de los personajes que se congregaron ayer en la plaza de Navarrería en el día grande del Carnaval, que comenzó el viernes, para recibir la llegada de la máquina del tiempo al barrio. Sin embargo, para amenizar la espera, un gran caldero lleno de chocolate recién hecho, que recordaba a los grandes pucheros de las películas Disney debido al humo que desprendía, junto a unos bizcochos completaron un desayuno dulce, goloso y apetecible que consiguió reunir a grandes personajes temáticos y animales en versión mini, que se dejaron ver durante el segundo día del Carnaval. De hecho, los txikis no fueron los únicos en acudir a la cita disfrazados, como es debido, sino que padres y madres también quisieron unirse a la fiesta planteada para el disfrute de todos.

Puntual, la música anunció la llegada de la máquina del tiempo lo que revolucionó aún más al medio centenar de pequeños que acudieron a la chocolatada y que, entre tanto entusiasmo, jugaron a ser sus personajes, al pilla pilla al rededor de la fuente mientras pretendían terminar el desayuno sin mancharse el disfraz que habían elegido para la ocasión antes del inicio de la Puska Biltza. En la máquina llegaron Marga Larrea y Javier Gorraiz vestidos de futuristas, integrantes de la Asociación de Educación de Tiempo Libre Aldezar, los más pequeños acudieron a su recibimiento; algunos sorprendidos por el propio carro y otros para saludarles con gran efusividad. Tras más de un año y medio como trabajadora en la Asociación, Larrea también pertenece a la comisión de fiestas del Casco Antiguo, aunque reconoce que lleva toda la vida participando en la organización de las fiestas como vecina del barrio.

Los Carnavales no solo son una fiesta en la que tienen cabida la originalidad de los disfraces y las pinturas, sino que Pamplona se llena de magia, color y de tradición para recibir una de las costumbres más arraigadas de la tierra. Marga Larrea hizo hincapié en que es una festividad pensada para todos los públicos en los que se crea "un punto de encuentro entre vecinos" alejado de la noche, pero, sobre todo, "intergeneracional" lo que supone "una gran oportunidad para disfrutar de los txikis".

puska biltZA Entre los más pequeños Deva Zuazua, Elene Zuazua y Cloe Marchese de 7,4 y 7 años respectivamente acudieron disfrazadas de rockeras, y dotadas de la fuerza del personaje que encarnaron durante la mañana no se separaron, emocionadas y eufóricas de la máquina del tiempo. La Pulka Biltza infantil contó con cinco paradas principales por las calles del Casco Viejo de Pamplona: Navarrería, Mercaderes, el Mercado, San Lorenzo, y por último, San Francisco. Gorraiz se encargó de dividir a los txikis en cuatro grupos para que cada uno de ellos visitara un establecimiento en cada parada, con el objetivo de conseguir comida para la merendola que tendrá lugar el lunes tras la quema del cuervo Zitala en la plaza Santa Ana.

Botellas de mosto y de vino, bolsas de patatas, cajas de pastas, manojos de plátanos y naranjas, paquetes de chistorra y jamón serrano fueron solo algunos de los principales productos que comenzaron a llenar el carro durante el recorrido que culminó en la plaza San Francisco donde los txikis del barrio animaron con sus bailes antes de la comida popular en la Peña el Bullicio. De esta manera, los Carnavales consiguen formalizar un encuentro en el que todos los asistentes tienen el mismo objetivo: disfrutar, reír y reencontrarse con los suyos disfrazados de sus personajes favoritos.