Alrededor de 150 personas pasan cada día a dejar artículos que ya no van a utilizar en el punto limpio del E.Leclerc donde trabaja Isabel Jiménez. Este servicio arrancó en el año 2000 junto al de Hiper Eroski y ha ido aumentado su cobertura por toda la comarca. Isabel es una de las tres empleadas de los tres establecimientos de recogida de residuos de la Mancomunidad.Tras un mes y medio cerrados por el confinamiento, volvieron a abrir a finales de abril, pero con un horario más reducido. "Por aquel entonces abríamos de 11.00 a 19.00 horas y, al limitar el horario, el problema fue que el volumen de trabajo aumentó porque se concentraba mucha gente y todos llegaban de golpe", expresó Isabel.

En varias ocasiones, cuando Isabel llegaba al su lugar de trabajo se encontraba con pequeños electrodomésticos, bolsas de ropa o televisores en la puerta del punto limpio. "Entrábamos a las 10.15 horas para desinfectar y poner todo en orden y, antes, no estábamos tan acostumbrados a las medidas de seguridad como el uso de las mascarillas o la distancia social. A la gente le costaba mucho entender que tenían que respetar la cola o que solo podían entrar de uno en uno", explicó.

La vecina de Mutilva destacó que, normalmente, todas las personas que acuden a un punto limpio están muy concienciadas con el reciclaje y que, a pesar de algún caso aislado, su jornada suele ser muy tranquila. "Hay un señor que viene todos los días andando desde Noáin a traer un par de pilas y un botecito de aceite. Lo deja y después se vuelve caminando", subrayó.

De igual manera, Isabel quiso destacar el caso de una mujer que suele acudir cada mes y medio. "Es una señora que está en silla de ruedas en el Centro Infanta Elena y que viene con su silla a traer todo lo que se encuentra por los pasillos en la residencia. Son gestos que agradecemos de la gente, nos gusta ver cómo se implican", señaló Isabel.

En julio volvieron a su horario habitual de 08.15 a 22.00 horas. En los seis años que Isabel lleva trabajando en el punto limpio se ha encontrado "de todo: una vez vino una mujer con una caja llena de biberones usados y nos preguntó si podía desecharlos aquí. Le explicamos que nosotros solo podríamos recogerlo si fuera un elemento reutilizable, pero obviamente no lo era, y mucho menos en esta situación de crisis sanitaria", apuntó.

Tras la cuarentena, en los puntos limpios, notaron un aumento en el desecho de aceite de cocina y en una gran cantidad de baterías de coche. "Claro, después de tanto tiempo con los coches parados, normal que se hayan estropeado tantas baterías", contó entre risas. Asimismo, en los cambios de temporada suelen recibir numerosas donaciones de ropa. "Pasa lo mismo cuando en los grandes almacenes hay ofertas de televisores. La gente aprovecha y se quita las teles viejas".

Los Puntos Limpios de la Mancomunidad de la Comarca de Pamplona recogen todo tipo de objetos de particulares como ropa, zapatos, pilas, jeringuillas, disolventes, anticongelantes, reactivos de laboratorio, líquidos fotográficos e incluso ácidos, entre otros. A su vez, entidades como Traperos de Emaús o Ecoiruña se encargan de la retirada de todos estos artículos. "Nosotros ya no tocamos ningún producto tóxico. La persona que lo trae se encarga de depositarlo en el contenedor que corresponda", explicó Isabel.