sta semana ha finalizado la campaña de excavación arqueológica que los miembros de la Sociedad de Ciencias Aranzadi están llevando a cabo en el término de Artzi, contiguo al Palacio de Arce y a la Ermita de Santa María de Arce, donde antiguamente se situaba la calzada romana que atraviesa los Pirineos Occidentales. Varios expertos junto con una decena de voluntarios y voluntarias de Aranzadi han permanecido durante 10 días en este yacimiento donde llevan excavando ocho años, el cual podría tener en torno a una hectárea de extensión y en el que se ha encontrado un complejo de edificios de diferentes elementos constructivos.

Hasta ahora, las investigaciones se han centrado especialmente en el edificio que albergaría unas termas romanas. A través de la geofísica, los resultados muestran que las instalaciones tendrían una planta rectangular de 20 metros de largo por 8 metros de ancho y que estuvo formada por al menos cinco habitaciones.

Durante los años anteriores, las excavaciones se llevaron a cabo en una estancia en el centro del edificio y en el año 2018 se documentó la estructura del hipocausto, un sistema de calefacción que confirmaba que el edificio habría sido usado como termas públicas. Los hallazgos de agosto de 2019 confirmaron que en una habitación contigua había suelo de ladrillo de la época en la que funcionaban las termas.

Este año, la excavación se ha centrado en la zona de entrada del edificio, más concretamente, en el extremo sur, y se han excavado en torno a 37 metros cuadrados. “Nuestro objetivo este año era delimitar lo que serían las termas y por eso hemos abierto dos estancias. Este año hemos podido determinar cómo es el cierre del edificio y por donde sería la entrada principal”, afirma Oihane Mendizábal, una de las directoras del proyecto.

Allí se han encontrado restos de otro suelo alisado y la superficie original de mortero que revestiría las paredes de piedra. Como novedad, también se ha podido recuperar un pequeño borde de un mosaico, una superficie de suelo formado por 22 teselas o pequeñas piezas de piedra. “No podemos determinar el tamaño del mosaico ni si tenía algún dibujo o no, pero es la primera vez que encontramos un mosaico exactamente colocado en donde estaba”, asevera la arqueóloga.

Así, los hallazgos de este año han ofrecido información valiosa para entender mejor las características y el uso que podía haber tenido el edificio de las termas. “Ya vamos sabiendo qué medidas tienen las habitaciones, qué tipos de suelo, cuáles podrían tener calefacción, por dónde se podía entrar…”, añade.

Además de las estructuras, también se han documentado huesos de animales, cerámicas, material constructivo, escorias, clavos y decenas de materiales arqueológicos en el interior del edificio, incluso un botón de bronce o una fíbula (broche). Todas ellas, están relacionadas con las actividades registradas en campañas anteriores, ya que tras el cese del uso termal, el horno del edificio cumplió también la función de horno reductor de metal. Por lo tanto, los restos han confirmado que fue un espacio utilizado durante varios siglos a lo largo de la era romana.

2012. Comienza la investigación con prospecciones geofísicas.

2017. Abren cinco catas y descubren la existencia de un edificio de 20m x 5m donde hay un hipocausto (sistema de calefacción)

2018. Avanzan en el estudio del edificio y descubren un opus spicatum, tipo de construcción romana en forma de espiga.

2019. En una habitación contigua, se descubre el suelo de ladrillo de la época en la que estaban en funcionamiento las termas.

2020. Se delimita el cierre del edificio y se halla un pequeño borde de un mosaico formado por 22 teselas.

En esta campaña han excavado dos habitaciones en la entrada del edificio, en el extremo sur, que no llegan a 40 metros cuadrados.