- La plaza Donantes de Navarra, el paseo Basoa, la plaza Eguzki, la Zorroka o la rotonda en memoria a la fuga de Ezkaba, son algunos de los lugares de Berriozar que se pueden apreciar en las fotografías de Zesar Cebrián, expuestas en las tres marquesinas escolares de las calles Etxaburua y Lanzeluze del municipio.

Anteriormente, las marquesinas eran más grandes y ocupaban una mayor parte de la acera, además de que estaban llenas de carteles publicitarios, pero con este proyecto Zesar ha conseguido que la zona de espera se convierta en toda una obra de arte. La iniciativa surgió por parte del Ayuntamiento de Berriozar con el objetivo de mantener la zona limpia y ordenada, y han conseguido mucho más que eso. "El alcalde me dijo que querían vestir las marquesinas y también fomentar el comercio local, por lo que decidieron apostar por mí, que soy vecino de toda la vida", explicó Zesar.

El proyecto se gestó en el confinamiento, pero al estar encerrados en casa no pudieron realizarlo hasta mucho después. Lo más complicado para Zesar fue que, en un inicio, desde el Consistorio le pidieron que una única foto tenía que cubrir todo el espacio. Es decir, la imagen tenía que medir nueve por dos metros, algo muy complicado, "por lo que desechamos la idea y optamos por poner varias", aclaró Zesar.

Aun así, las dimensiones de las fotografías y la verticalidad del formato hicieron que el fotógrafo pasara por un ligero quebradero de cabeza. Finalmente, Zesar buscó sitios emblemáticos que le dieran juego para hacer panorámicas. "Desde el Ayuntamiento me dieron libertad para que yo hiciera las fotos que quisiera con dos únicas condiciones: que fueran del pueblo y que, en una de ellas, apareciese la rotonda en memoria de la fuga de Ezkaba", expresó el fotógrafo profesional.

Al principio, el Ayuntamiento quería poner fotos por fuera y por dentro de cada cristal de las marquesinas, pero el incremento en el presupuesto hizo que optaran por un vinilo transparente para que los paisajes pudieran apreciarse por ambos lados: "Con este tipo de fotografías conseguimos jugar con la luz. Ahora se ven de una manera, pero con luces cálidas o frías tendrán otro tono. En otoño, se verán de otra forma y cuando haya sombras, estas se proyectarán sobre los paisajes", detalló Zesar.

Las marquesinas han llamado tanto la atención que otros Ayuntamientos, como el de Ansoáin, han preguntado por el proyecto. En este caso, para seguir con la dinámica de fomentar el comercio local, el Consistorio debería contactar con un fotógrafo del municipio. "Yo estaría encantado si me llamasen, pero me parece más apropiado que un fotógrafo de Ansoáin lo lleve a cabo, ya que conocerá mucho mejor el pueblo y podrá sacarle más partido", subrayó el fotógrafo.

Las marquesinas no tienen fecha de caducidad, "esperemos que duren todo lo posible". Aunque el Ayuntamiento no le ha pedido nada, Zesar, con visos de futuro, ha pensado en hacer alguna foto apaisada por su cuenta, por si en algún momento, con el uso y el paso del tiempo, alguna de las actuales se estropea y hay que cambiarla. "Si hubiera que volver a imprimir las fotos, me gustaría aprovechar para poner otra imagen diferente y seguir actualizando la marquesina, para cambiar un poco", destacó.

El vecino de 45 años se dedica profesionalmente a la fotografía desde hace ocho años y tiene su estudio en el pueblo. Anteriormente, Zesar trabajaba en una oficina técnica donde realizaba diseño de maquinaria en tres dimensiones. Durante la crisis económica de 2008 fue despedido. "Me di cuenta de que no me apasionaba y decidí formarme en la Escuela de Artes de Pamplona para emprender", detalló.

Una vez se sintió preparado montó un pequeño estudio en Azpilagaña. No funcionó y decidió volver al barrio. "Aquí me conocen todos y cuando vieron mi estudio se sorprendieron mucho de que también hiciera fotos", apuntó Zesar.

Zesar pertenece al equipo directivo de Bergazki, la agrupación de fotógrafos de Berriozar. A pesar de que la covid haya paralizado un poco la actividad de la asociación, todos los años el grupo organiza una exposición y un rally fotográfico relacionados con el municipio. "Contamos la historia del pueblo con nuestras fotografías. Nos gusta hacer pueblo, aunque parece que los de Berriozar nos miramos mucho el ombligo", bromeó.

"Querían fomentar el comercio local, por lo que decidieron apostar por mí, que soy vecino de toda la vida"

Fotógrafo