A globalización tiene su coste desde el punto de vista de la salud y el medio ambiente. Si a la peste negra de 1300 le costó cinco años extenderse del sur al norte de Europa, hoy haría estragos en apenas cinco días. Lo mismo ha ocurrido con el coronavirus (virus de animales que salen de su entorno cuando el hombre interviene) o algunas plagas como las polillas blancas que nos acechan de noche en los barrios y municipios próximos a la falda del monte Ezkaba.

La Cydalima viajó en avión a través de un cargamento de plantas que estaba infectado por una especie que, en su lugar de origen, no ocasiona ningún problema porque tiene "enemigos naturales". Aquí, sin embargo, se ha encontrado con un "banquete de boj", asegura Kike Vergara, voluntario de la asociación Zerynthia, una ONG que trabaja para la protección de la mariposa y su medio, y que custodia la trampa que hoy en día sirve de muestreo real para darnos cuenta del espectacular avance de la depredadora china. No es la única invasora, señala Vergara.

La polilla del boj se detectó en Navarra por primera vez el 10 de septiembre de 2015: dos ejemplares en la estación de Ilundáin. En el centro con el que colabora el Gobierno de Navarra se realizan 115 noches de muestreos al año. Entre junio y octubre siempre cae algún ejemplar de Cydalima pero este mes no es posible contabilizarlas porque la trampa está "abarrotada". "Cada año se produce un crecimiento exponencial. En 2016 son 34 ejemplares, en 2018 fueron 439, en 2019 ya hay 8.000 ejemplares y, en 2020, solo la noche del lunes pasado había entre 60.000 y 100.000 ejemplares, que es el máximo que caben". "Es una trampa que atrae a las mariposas a través de la luz, un reclamo luminoso. En realidad no pueden entrar más porque el aparato se obstruye. Las miles de mariposas mueren porque se presionan de tal manera una encima de otra que forman una capa de treinta centímetros de mariposas comprimidas", expone.

El insecto en forma adulto (la forma mariposa) eclosiona en el mes de junio, pone huevos y se repite el ciclo. Dependiendo del clima constatan de dos a cuatro generaciones de mariposas al año. En la comarca de Pamplona está habiendo tres, y en el Bidasoa se identificaron hasta cuatro. "Vuelan entre junio y octubre, pero la última cría, entre el 15 de septiembre y el 15 de octubre, es hipernumerosa. Tienen mucha descendencia para asegurarse que alguno de ellos va a seguir adelante. Lo que ocurre al ser una especie exótica invasora es que no tiene enemigos naturales de manera que los 150 huevos que puede poner una hembra adulto salen todos adelante. No les parasita ninguna avispa, no les ataca ninguna bacteria ni hongo, ni se alimenta de ellos ningún animal de ello". Puntualiza que hay pájaros depredadores naturales pero con una plaga tan numerosa es irrelevalente la presencia de vencejos, colirrojos y lavanderas.

"Cuando se empezó a extender de Alemania hacia el sur las condiciones del boj en la cara sur del Pirineo y prepirineo son muy buenas", detalla. "Nos llama la atención principalmente porque altera el paisaje y la afección al sotobosque más característico es brutal, porque hay mucho boj, y produce una erosión del suelo", relata.

La primera generación de junio empieza a comerse la hoja de boj. La planta siempre tiene fuerza para sobrevivir pero las orugas atacan después la corteza aparte de las hojas, y "si este año logra sobrevivir, estamos documentando que al año siguiente -como el crecimiento es exponencial- el boj acabará desapareciendo. Se puede constatar ya en el Bidasoa perfectamente. En sitios donde el ataque ha sido de dos años, muy fuerte, el boj está muerto", remarca.

Las perspectivas no son nada halagüeñas. "El crecimiento seguirá siendo exponencial. Antes se fumigaba con insecticidas pero se ha visto que es inviable porque, además de cargarnos la Cydalima, nos cargamos todas las demás, y muchas están protegidas o en peligro de extinción, y hay más de 5.000 mariposas", revela. No hay avispa parásita o insecticida que sea selectivo. Y tampoco tiene sentido colocar trampas de luz porque tendría que haber millones. "Se ha sintetizado la feromonas que emiten las hembras, como se hace con la procesionaria, a través de un líquido o pasta. Así, van todos los machos y los atrapas pero con el número de adultos volando es totalmente imposible, resulta inútil", abunda. Desde la asociación Zerynthia consideran que lo primero que hay que hacer es preservar el boj mediante la recolección de semillas y hacer un banco de semillas. "Luego podremos recuperarlo. Porque luchar contra una plaga es muy difícil", subraya.

"El crecimiento seguirá siendo brutal, la única solución es preservar el boj mediante un banco de semillas; y guardarlo"