Asume Edurne Barberena, presidenta del concejo de Arraitz-Orkin, que en este pequeño enclave poblado por una treintena de vecinos a orillas de la N-121-A están acostumbrados a convivir con el miedo. "Es un infierno, hay muchísimo peligro. Hemos tenido muchos sustos: el año pasado murió una mujer y se podría haber evitado. Se pueden evitar muchas víctimas a futuro", señala. También en Olave-Olabe, donde cruzar esta vía en según que tramos es prácticamente jugarse la vida, esa inseguridad les ha llevado durante años a demandar una solución que -parece- podría ser una realidad más o menos a corto plazo.

Y es que la futura pista 2+1 que contempla el proyecto de transformación de esta carretera, principal ruta que conecta Pamplona con Francia, acogería sendas variantes para incrementar la seguridad tanto en Ventas de Arraitz como en Olabe. Sus vecinos y vecinas han acogido la noticia con una enorme satisfacción, aunque desde ambos núcleos urbanos prefieren ser cautos porque, dicen, esta vieja demanda ya estaba contemplada en proyectos que nunca llegaron a hacerse realidad. Ahora, al menos, parecen haberse retomado.

"No veo que el 2+1 sea la solución a esta carretera, con carriles a tramos que tienen más riesgo para adelantar porque hay poco espacio, la verdad es que no me gusta demasiado porque los camiones van a seguir pasando por aquí. Durante el periodo de exposición pública de la vía 2+1 presentamos una serie de alegaciones y las aceptaron, aunque sabíamos que no podíamos quedarnos solo con eso. Tuvimos reuniones posteriormente con el departamento de Cohesión Territorial y demandamos la variante al director de Obras Públicas, Pedro Andrés López. Le dijimos que no queríamos peligro en nuestras vidas. Nos confirmaron que retomarán el proyecto elaborado en 1995, reconocieron la necesidad y el tono, también con el consejero -Bernardo Ciriza- ha sido bueno en todo momento y de escucha total. De comprensión y empatía, que es lo que hacía falta, porque no podemos seguir viviendo así", explica la presidenta.

Es una alternativa que reclaman, si no todos, la mayoría de vecinos y vecinas. "Por seguridad y por calidad de vida: sales con miedo para incorporarte a la carretera, tienes miedo también cuando llegas a casa, porque tienes que frenar, nos llevamos muchos bocinazos. Con el autobús escolar estoy asustadísima porque muchas veces tiene que parar en la carretera y los camiones vienen a toda velocidad, mis hijos van en coche a la parada porque les da miedo. Los mayores cruzan y no tienen la misma agilidad que los jóvenes, ¿qué pasa si algún día hay un accidente?", lamenta. Asume, además, que en el pueblo "se van a reconstruir casas, la gente se queda y vendrán a vivir nuevas familias. Está creciendo y no podemos seguir así. Con la variante se va a convertir en un lugar mucho más seguro para vivir, algo que a día de hoy no es".

plazo de tres años Con la iniciativa están "muy contentos", confiesan, "pero con cierta precaución. Vemos compromiso pero es cierto que llevamos muchos años con esa ilusión. Y es la ilusión de muchos vecinos. Lo que queremos es verlo hecho para terminar de creérnoslo", valora Barberena. También en Olabe la noticia les ha permitido coger aire y tomar un respiro, aunque se muestran igualmente cautos. "Llevamos años reclamando una solución. En esa carretera se han hecho mejoras pero han traído más tráfico pesado. Con el 2+1 puede que se disminuya el riesgo en las vías, se podrá adelantar a los vehículos más lentos e irá más ágil, pero el volumen es el que es. La única solución para nosotros era la variante, va a mejorar la vida de los vecinos y vecinas de Olabe y de Ventas de Arraitz pero queremos verla hecha. Y confiamos, aunque no hay que despistarse, vamos a estar encima para que el proyecto salga adelante", explica Martín Picabea, alcalde de Ultzama. También en el valle mantuvieron reuniones con personal técnico de Obras Públicas y acogen con gratitud la decisión. "Salimos eufóricos, pero es cierto que al hablar de plazos y de financiación, lo vimos más lejos. Estiman que en dos años y medio o tres la obra se podría licitar, aunque depende de lo que puedan recaudar y de la economía. El antiguo proyecto rondaba los tres millones", afirma.

El plan 2+1, para el que el Ejecutivo foral estima invertir unos 70 millones de euros -más los cien millones que costaría desdoblar los túneles de Belate y Almandoz-, contempla homogeneizar la totalidad del trazado de la carretera N-121-A con tres carriles, de los que el central se alternará por tramos para el adelantamiento en una u otra dirección. Con el objetivo de reducir la siniestralidad, los trabajos comenzarán en el tramo comprendido entre los túneles de Ezkaba y la travesía de Olabe, de 5 kilómetros de longitud.