Se iban en octubre y volvían en mayo, antes de las primeras nieves para retornar en primavera. Atravesaban a pie fríos y peligrosos caminos desde los valles pirenaicos hasta alcanzar la frontera con Francia para trabajar en las fábricas de alpargatas de Mauleón.Eran solo unas niñas, adolescentes vestidas con colores oscuros, que fueron protagonistas de un movimiento migratorio desconocido producido entre 1850 y 1930 que les proporcionó el nombre de las golondrinas.

Fueron centenares las chicas roncalesas (Valle de Roncal), salacencas (Valle de Salazar) y ansotanas (Ansó, Valle de Hecho) que partieron desde sus pueblos durante la segunda mitad del siglo XIX y las tres primeras décadas del XX para trabajar en las fábricas de alpargatas del sur de Francia. La mayoría eran hijas de la necesidad, otras, las más jóvenes, iban para preparar su ajuar de boda.

Su fama de trabajadoras era bien conocida, y también su alegría con la que llenaban las fábricas y casas de acogida. Sus manos estaban consideradas como las mejores en la empresas manufactureras. Sin embargo, su actividad, a este lado de la frontera, fue silenciada, un tema tabú. No estaba bien visto ir a trabajar a la alpargata porque revelaba la escasez de recursos económicos en sus hogares, la pobreza, y en torno a ella guardaron silencio y, con el paso del tiempo, cayeron en el olvido.

Hace tres décadas, en los valles portadores y receptores de esta joven mano de obra comenzaron a investigar sobre el fenómeno migratorio, cuando todavía vivían las últimas alpargateras. Se editaron los primeros trabajos que las mencionaban y, con los años, han visto la luz publicaciones más exhaustivas e incluso, han formado parte del argumento de recientes contemporáneas.

Ahora, el etnógrafo y escritor roncalés Fernando Hualde y el fotógrafo y editor tolosarra Joseba Urretavizcaya han rescatado el recuerdo de las golondrinas y recreado su labor en su libro conjunto, Erronkari ibaxeko ainariak Alpargateras roncalesas, que se presentó el viernes en Pamplona y ayer en Isaba, en un acto emotivo.

Se trata de una obra esmerada, de 165 páginas, tamaño folio, papel arte, con 86 fotografías; primera edición limitada de 500 ejemplares.

SIMBIOSIS La coproducción del libro tiene una pequeña historia que se inicia una vez que Urretavizcaya, atraído por el tema que conoce por medio de la radio, contacta con Hualde y viajan a Isaba para realizar las primeras fotografías con material de la época, perteneciente a El Sabaiao (sala-museo)/Colección Esandi Bilduma. Y para recrear el ambiente de partida, Hualde ofrece al fotógrafo la posibilidad de representarlo. Así, a primeros de agosto viajaron a Isaba y en septiembre a Burgui, con lo que el trabajo gráfico se hizo con la colaboración de vecinas de ambos pueblos ataviadas de época, de vuelta a los escenarios de calles y caminos hasta remontar el puerto de Arrakogoiti, con la recreación de la despedida en un ambiente desapacible, próximo a la realidad de sus antepasadas. "Fue muy gratificante encontrarme un valle con ilusión, con la participación de personas de todas las edades a las que estoy muy agradecido", expresaba Urretavizacaya en la presentación.

Para entonces, ya había cuajado su relación con Hualde. Se había producido "la simbiosis para materializar un interés común y realizar esta obra sobre las alpargateras", confesaba Hualde.

Para el etnógrafo izabar, además de pedagógica para conocimiento de las nuevas generaciones, la obra responde "una necesidad de reparación con las jóvenes pirenaicas de su aventura vital y valores como referencia y espejo en el que seguir mirándonos".

SILENCIO Había una deuda con aquellas mujeres que nunca hablaron de su pasado. Silenciosas ellas y silenciadas en la historia por la sociedad que, sin embargo, ha glosado las tareas masculinas. "Había una épica del pastoreo, de la elaboración del queso, de los almadieros, así que quedaba pendiente el reconocimiento a las alpargateras", argumentó el escritor.

Desde 1917 se hace en Isaba un homenaje anual a las alpargateras roncalesas coincidiendo con la festividad de la Virgen del Rosario, 7 de octubre, fecha señalada en la que partían. Este año lo ha impedido la pandemia, pero el reconocimiento llega en forma de libro y amplificado.

La tarea de recuperación de la historia de las golondrinas comenzó en 1990 en el valle de Roncal por iniciativa de la asociación Kebenko y de mujeres como Ana Barrena, y esta tarea han seguido conjuntamente desde hace dos décadas las asociación Kurruskla (Isaba), La Kukula (Burgui) y el proyecto Bidankozarte (Vidángoz). El trabajo de los tres colectivos culturales de Roncal junto al proyecto Ainarak ha permitido identificar con datos y recoger testimonios. Fruto de este esfuerzo, el presente libro saca a la luz la identidad de 229 alpargateras roncalesas.

HISTORIA La importante demanda de alpargatas en Mauleón (Xuberoa) obligó a las industrias familiares de aquella localidad y de su entorno a dar paso a las grandes fábricas para las que no había mano de obra suficiente con la población local, y desde el Pirineo navarro y aragonés, durante todos aquellos años, acudían andando hasta Mauleón por caminos y barrancos y algunas incluso murieron de frio. Cientos de niñas y adolescentes, la mayoría de 12 a 15 años, trabajaban durante todo el invierno en unas condiciones socio-laborales hoy inimaginables. "Trabajaban jornadas de más de doce horas y aún se llevaban trabajo para casa. Iban a ganar dinero", relató Hualde. Se relacionaban entre ellas en euskera, en el interior de las casas, mientras que lo hacían en castellano en la calle y en la fábrica.

Regresaban a sus hogares, cargadas de telas y nuevos utensilios comprados con sus ahorros y se las ingeniaban para pasar la frontera.

El vuelo de esta golondrinas se prolongó hasta 1930. La crisis de 1929 generó paro en Francia, por lo que sobraba mano de obra, y ya no eran tan valoradas, al fin y al cabo, eran emigrantes del otro lado de la frontera . Y además, nuevos calzados sustituyeron a aquellas alpargatas.

AL DETALLE

Obra y autores. Erronkari Ibaxako ainariakAlpargateras roncalesas

es la primera obra conjunta del escritor y etnógrafo roncalés

Fernando Hualde y del fotógrafo y editor tolosarra Joseba Urretavizcaya.

Está editada en Xibarit Argitaletxea. Escrita en castellano y

euskera, con traducciones de Bixente Gorosti. Escritor y fotógrafo

se fusionan con el objetivo de salvaguardar y dar a conocer la

memoria de varias generaciones de jóvenes roncalesas que tomaron

parte en el desconocido fenómeno migratorio de 1850 a 1930.

Colaboradores. La obra ha contado con la Asociación Cultural

La Kukula - La Kukula Kultur Elkartea (Burgui/Burgi), de Isaba/Izaba

Asociación Cultural Kurruskla - Kurruskla Kultur Elkartea. De

Vidángoz/Bidankoze : Proyecto Bidankozarte - Bidankozarte Ekimena

y El Sabaiao (sala-museo) / Colección Esandi Bilduma, Isaba/Izaba.

Han identificado a 229 alpargateras roncalesas.

Puerta abierta. La primera experiencia conjunta deja la puerta

abierta para futuras obras de alpargateras salacencas y ansotanas.