as brujas de Zugarramurdi también se han visto afectadas por la pandemia que ha paralizado industrias y confinado a las personas, pero se lo toman con estoicismo y filosofía sabedoras de que volverán los buenos tiempos. Las famosas cuevas y el Museo de la Brujería están cerrados tras el intermedio de julio y agosto, pero los días 3 al 8 de este mes han vuelto a abrirse para recibir a los visitantes amigos.

El sacrificio de las mujeres que sufrieron el brutal zarpazo de la Inquisición, ahora se cumplen 410 años de aquella farsa ignorante de 1610 que se perpetró en el Auto de Fe (¿?) de Logroño, no fue en vano. Para Zugarramurdi, las cuevas que acogieron la fiesta y el jolgorio despreocupados y alegres, y el recuerdo de quienes murieron bajo tortura y quemadas en la hoguera, son ahora su mejor recurso de cara al exterior.

“El paréntesis del verano fue bueno, gestionando la abundancia, aplicando un preventivo control de aforos y con mucha paciencia”, comenta Ainhoa Agirre, la gerente de la empresa Zugarramurdiko Garapena de desarrollo local, aunque luego “entramos en la situación actual y todo quedó otra vez paralizado”. Los siete empleados que atienden las visitas a las cuevas y al museo están acogidos a un ERTE, las instalaciones cerradas, y los servicios de hostelería igualmente inactivos.

“En su día, cuando se adivinaba el confinamiento nos adelantamos a lo que pudiera venir, aprovechamos para introducir algunas mejoras y organizamos la gestión de las reservas on line, por internet para evitar contactos presenciales, que es lo que vamos a seguir haciendo hasta que existan garantías”, explica Ainhoa Agirre.

Con anterioridad, en 2018, además de atender al público, la sociedad pública elaboró un estudio a futuro, aunque entonces de ninguna de las maneras se esperaba la paralización de actividades y los problemas acarreados por la pandemia. En Zugarramurdi, como en todas partes, la aplicación de medidas preventivas ha paralizado casi totalmente la vida y la actividad laboral, en este momento por ejemplo con todos los restaurantes cerrados.

La condición de Zugarramurdi como mejor recurso turístico del Bidasoa y Xareta se demuestra con datos, las 120.000 visitas a las cuevas y las 35.000 al museo que se registran anualmente. Todo ello supone una importante inyección económica para el Ayuntamiento y para los 225 habitantes del municipio que desconoce la miseria del desempleo y la emigración.

Los cierres perimetrales que ha decretados la Administración impedirán que estos días de “puente” lleguen a Zugarramurdi las cifras de visitantes que acudían de distintas comunidades, pero Ainhoa Agirre tiene confianza en los navarros. “Queremos mostrar nuestro agradecimiento a las gentes de todos los puntos de Navarra que en cuanto es posible se acercan a visitarnos; la gente tiene auténticas ganas de respirar naturaleza y puede estar segura de que aquí la encontrará y de que por encima de todo procuraremos aplicar todas las medidas preventivas”.

Mientras tanto, aunque las restricciones de circulación entre comunidades y la previsión meteorológica apunta a fríos y lluvias, las brujas de Zugarramurdi esperan tranquilas en su discreta soledad.