Cuando llega el mes de agosto es tiempo de reflexionar sobre los atractivos que ofrece Tudela a quienes la visitan, no en vano cuenta con uno de los cascos históricos de más valía de Navarra, declarado Bien de Interés Cultural en 1992, con más de 1.200 años de vida como ciudad y huellas desde hace 2.000 años. Sin embargo, el turista que atraviesa el puente del Ebro se irá sin conocer buena parte de los tesoros que tiene la ciudad que, por desinterés o desconocimiento, los sucesivos ayuntamientos no han sabido mostrar. La situación es especialmente preocupante en la actualidad cuando uno de los sectores económicos más afectados por la pandemia ha sido el de turismo y cuando parece más necesario que nunca incrementar el número de visitantes del país. Muchos de estos atractivos están relacionados con su pasado histórico y patrimonial que el equipo de gobierno actual parece no estar interesado en potenciar.

Como muestra baste el ejemplo de la antigua iglesia de San Nicolás, del Cerro de Santa Bárbara, del antiguo humilladero, de los enterramientos islámicos de la muqbara de Torre Monreal, de la cámara oscura de la Torre Monreal, del palacio de los Arguedicas o del eterno cierre de las iglesias que no pueden ser visitadas. Problemas, algunos enquistados desde hace tiempo, y otros añadidos que podrían servir para impulsar el turismo en la ciudad si se prepararan para ser mostrados como espejos de la historia de la capital ribera.

Una ciudad en la que el número de personas que se aloja en sus hoteles ha caído incluso antes de la pandemia. Entre 2018 y 2019 la cantidad bajó en la Ribera en 27.507 hasta descender a las 131.830, lo que significa un porcentaje de un 17,26% en un solo año. En el caso de viajeros españoles que se alojaron en hoteles de la zona de Tudela la cantidad pasó de los 123.452 registrados en 2018 a los 103.174 de 2019 (una caída del 16%), un descenso que se multiplicó en 2020, bajando hasta los 42.157 (un 59,13%). También la cifra de plazas hoteleras cayó de las 1.776 de 2016 a las 1.008 de 2020. Mientras el número de alojamientos rurales o pisos de alquiler se han multiplicado.

Al margen del oro verde (la verdura), que atrae a miles de personas (y al que los ayuntamientos dedican todos sus esfuerzos), y las Bardenas Reales, el único motor que posee la ciudad para atraer visitantes es su historia y su patrimonio y es al que menos atención se le presta.

En los últimos años se buscó dar un impulso al lugar que fue el origen de la ciudad, el Cerro de Santa Bárbara, y tras realizar un grandioso proyecto con Luis Casado, la pasada legislatura se acometió una primera fase de recuperación de las murallas y puesta en valor. Inaugurado en 2019, hoy la vegetación oculta los restos, faltan paneles explicativos y de vez en cuando se vandalizan las luces del recorrido. El alcalde, Alejandro Toquero, fue claro al inicio de su mandato, su intención no es recuperar y poner en valor los restos del castillo que alojó a los reyes de Navarra. "Tudela tiene otras prioridades, todo a la vez no se puede hacer. Para mí es más prioritario el corredor verde", señaló.

Ese mismo destino tiene la antigua iglesia de San Nicolás, donde se construyó uno de los templos más antiguos de la ciudad y donde se han encontrado más de 200 tumbas que han desvelado el pasado y cimientos que revelan cómo era el trazado de la ciudad en la época de bajo medievo. Navarra Suma ha decidido parar las excavaciones iniciadas en 2014 y que se mostraban en visitas teatralizadas.

En ese mismo caso se encuentran también los enterramientos islámicos descubiertos en la zona del Corazón de María. Su número supera los 430 hasta el momento, pero se estima que pudiera haber más de 5.000 en una superficie cercana a los 10.500 m2. Una necrópolis, o muqbara, única en Navarra y en el Valle del Ebro. Tras retirar los restos no se ha colocado ningún panel explicativo ni se ha dejado huella que pueda servir para explicar el hallazgo.

Lo mismo sucede con el patrimonio físico de edificios que permanecen cerrados y no se pueden visitar. El Palacio de los Arguedicas debería abrir sus puertas 4 días al año y 4 horas cada día para cumplir con la Ley Foral de Derechos Culturales de Navarra, aprobada en enero de 2019 y que entró en vigor en enero de 2020. Pese a ello su cumplimiento, que sería responsabilidad de Príncipe de Viana en coordinación con el Ayuntamiento, no se ha puesto aún en marcha.

La Torre Monreal, emblema del cinturón defensivo de la ciudad, cuenta con una cámara oscura (la única de Navarra) que cuando ha funcionado se abría muy pocos días y solo bajo petición. En la actualidad tanto el pequeño museo de la Torre Monreal como la Cámara Oscura "permanecen cerradas hasta nuevo aviso".

Lo mismo sucede con las numerosas iglesias que jalonan la ciudad. Cerradas durante todo el año, salvo cuando hay servicio religioso, algunas son imposibles de visitar como la de la Compañía de María, El Carmen o algunas de conventos. Otras, como la Magdalena solo se puede con cita previa (los miércoles a una sola hora en julio y agosto). Solo la catedral y el claustro tienen horarios amplios, eso sí, de pago.

Existen también otros edificios que son difícilmente visitables en esta época, como el palacio del marques de San Adrián (cerrado la mitad de agosto) o el de Huarte (cerrado los fines de semana). A todo esto hay que añadir que el recién creado Museo de la Huerta no abre los fines de semana.

Pese a la importancia que tiene todo este patrimonio en la ciudad, Tudela no cuenta con un museo que narre la historia de la misma, desde su origen hasta su desarrollo, pasando por su papel en las distintas guerras y batallas que se han celebrado en la ciudad.