La reiteración y el incremento en los daños que están sufriendo por los pueblos de la ribera del río Ebro y del río Aragón les está llevando a incrementar la petición de daños y de soluciones para tratar de evitar, en la medida de lo posible, las pérdidas económicas que suponen. Si primero se unieron 8 localidades de la Ribera del Ebro (Cortes, Fustiñana, Ribaforada, Buñuel, Cabanillas, Fontellas, Tudela y Castejón) pronto se adhirieron otros 10 y un total de 18 municipios afectados han pedido arreglos de motas urgentes antes de que se produzca el deshielo y una reunión con el Gobierno de Navarra y la Confederación Hidrográfica del Ebro, sin que en mes y medio hayan obtenido respuesta.

La última en alzar la voz ha sido Castejón, cuyo Consistorio ha aprobado de forma unánime (I-U, PSN y Navarra Suma) una moción por la que exigen a la CHE que “con la mayor celeridad proceda a reparar las motas de los términos de Alfaro y Valtierra para evitar que la próxima crecida vuelva a producir el corte de la N-113”, algo que ha sucedido más de una docena de veces en los últimos 15 años (dos en el último mes), con el coste económico que tiene para la localidad y para las empresas de la zona. Ha habido ocasiones en que esta vía nacional se ha tenido que cortar con un caudal de 1.600 m3/seg, después de alguna gran riada como la de diciembre (2.700 m3/seg), por el mal estado en que quedan las defensas.

En este sentido el Ayuntamiento de Castejón ha incidido en la necesidad de que la CHE lleve a cabo una serie de actuaciones “urgentes” como el retranqueo de motas como la realizada en Alfaro, la creación de zonas inundables, las limpiezas “estratégicas del río bajo informes técnicos y medio ambientales”. Si todas estas medidas no se acometen inciden en la necesidad, a medio plazo, de recrecer la N-113 (Pamplona-Madrid).

En 2019 varios consistorios mantuvieron un encuentro con la CHE en la que se comprometieron a llevarlas a cabo sin que hasta el momento se hayan ejecutado. Según indican desde el Consistorio castejonero “ejecutar estas medidas podría ayudar en gran medida a no tener que adoptar otras de mayor calado como modificaciones de tramos de carreteras, que serían más costosas en tiempo y dinero y no abordarían el problema de raíz, aunque no las descartamos si las primeras no se ponen en marcha o no son suficientes”.

Igualmente reconocen que buena parte de los daños que se están sufriendo “son consecuencia de la ordenación urbanística y rural de algunos municipios y por las decisiones de construir infraestructuras en zonas inundables”.

De esa forma, mes y medio después de la primera riada, en la que se produjeron las primeras consecuencias, “las motas, las defensas del río, siguen sin repararse y sin que nadie se haya puesto en contacto con este Ayuntamiento para informar de posibles previsiones de arreglarlas”, señalan con indignación añadiendo a eso de que no tiene información sobre la reparación ni del Gobierno ni de la CHE.