l de mayo es uno de los meses más particulares de la primavera, es el de la explosión de la naturaleza que se enseña cargada de vitalidad y la expresión del poder de la vida. Es el de los mayos, las cruces y el consagrado a las flores y a la madre Naturaleza y debe su nombre al de una diosa romana que llamaban Maia, de donde la iglesia católica adaptó el conocido "mes de las flores" a su calendario y lo dedicó a la Virgen María y así ha llegado hasta nuestros días.

Este mes se levanta el mayo en la plaza del pueblo, lo que se hacía en muchos de Navarra y como lo han hecho en Iturmendi y es de creer que en otros lugares de Sakana y de Tierra Estella, tradición de ancestrales raíces europeas como símbolo de la divinidad primaveral o de la pujanza de los árboles. En el Valle de Baztan lo hacen en Elbete el 14 de septiembre (fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz) y en Arizkun (San Juan) y en Malerreka lo hacen en Zubieta, el día 14 de agosto.

Es creencia que este mes es el de la Invención de las Cruz, símbolo humano de los más antiguos que representa los cuatro elementos (agua, tierra, fuego y aire), los cuatro puntos cardinales o la unión de los conceptos de divinidad y del mundo. Parece que fue el día 3 según historia o leyenda (admitida por la propia iglesia) cuando Santa Elena en peregrinación que hizo a Jerusalén descubrió la "auténtica" de la crucifixión de Cristo.

Y la Cruz de Mayo o la Santa Cruz de Mayo es una denominación popular que da lugar a romerías y fiestas. Una de las romerías más lucidas de Navarra, la de la Virgen de Belate, tiene lugar en Ultzama, en concreto en Alkotz, donde el primer domingo de mayo se reúnen las cruces parroquiales de los 14 concejos del valle y se desarrolla un vistoso ceremonial con el tradicional y simbólico muxu (el beso) de saludo y hermandad.

Y este es también, como ya se dice, el que llaman "mes de las flores", y el que la iglesia dedica a la Virgen María. En esta época se aprecia la labor que vienen haciendo los hortelanos desde febrero al menos, cuando la meteorología lo ha permitido, y la Tierra Madre está ya lista para acoger las plantas de diversas especies.

Fray Félix, hortelano del convento de Capuchinos de San Pedro "por más de 40 años", recordaba en aquellos domésticos almanaques que editaba la atracada Caja de Ahorros Municipal de Pamplona que se debían plantar berenjenas, cebolla encarnada (desde lo del 36 estaba mal visto decir roja), cebolla de Huarte, tomate (a orillas del Bidasoa de clase Narbarte), pimiento, guindilla y lechuga, que tanto nos alegrarán en verano. Cuando críos (hace ya bastantes siglos) en las escuelas de párvulos ("educación infantil" es cosa posterior) que estaban en Elizondo en la Casa de Misericordia, en la Meca, nos hacían cantar lo de "con flores a María, que madre nuestra es" todos los días de este mes.Mayo y su fertilidad son símbolos sexuales que darían la cópula cósmica entre cielo y tierra, y el parto de la vida que estalla en los campos, y el árbol mayo sería el falo celeste que fertiliza el vientre de la madre naturaleza..., pero esto, bueno, que mejor lo dejamos. l