Todo comenzó cuando un grupo de padres de Altsasu soñaron para sus hijos e hijas una educación en euskera. Para ello, acudieron en búsqueda de ayuda a donde José María Satrustegi, sacerdote de Urdiain y miembro de Príncipe de Viana, institución que contaba con una sección de promoción de esta lengua. Lo cierto es que fue un puente entre las ikastolas y la Diputación de Navarra. Así, el 4 de julio de 1971 tuvo lugar una primera reunión en el Ayuntamiento de Altsasu y se eligieron los representantes para comenzar a trabajar. Tan solo 20 días después se eligió una junta que hizo posible que el mes de septiembre 39 niños y niñas comenzaran el curso 1971-1972 en un local alquilado en la calle San Juan. Así, se cumplen 50 años desde que se puso en marcha Iñigo Aritza Ikastola.

Si bien las celebraciones de este aniversario especial se han sucedido a lo largo del año, el broche final será el próximo sábado, con una fiesta de fin de curso a la que quieren invitar a la ciudadanía para que compartan esta conmemoración. El programa arrancará a las 11.30 horas con talleres infantiles en Baratzeko Bide. Una hora más tarde será el acto principal en la explanada de Iortia, para continuar con una kalejira con Sakanako trikitilariak. En esta celebración no faltará una comida popular, a la que invitan a familias y antiguo alumnado así como todos los amigos y amigas de la ikastola en general. Los tickets se pueden adquirir hasta el 12 de junio en la ikastola así como en los bares Biltoki, Urtzi y Lezea de Altsasu. También en Urdiain, Olazti y Zioria, en Kaluxa, Barandi y Urbasa sucesivamente. El precio es 18 euros para adultos y 10 euros para txikis. Ya se han apuntado más de 400 personas. La fiesta continuará por la tarde, con juegos de la mano de Zirimola y bailables con bailables con Trikidantz.

Los comienzos de esta iniciativa social para la educación en euskera

Las primeras andereños fueron Alazne Mercero y Mikeli Aierdi. Esta última había comenzado dos años antes en la primera ikastola de Sakana, en Olazti. La de Urdiain arrancó en el curso 1972-1973 con 20 txikis. Lo cierto es que este movimiento se extendió por toda la comarca, con 13 ikastolas repartidas por la comarca. Así, en 1977, los padres y madres fundaron la cooperativa Aralarko Mikel Donea, que en la actualidad agrupa a las ikastolas Iñigo Aritza de Altsasu y Andra Mari de Etxarri Aranatz.

Aunque Príncipe de Viana arropaba al alumnado de entre 3 y 6 años, con ayuda económica y cobertura legal, la situación cambiaba al comenzar la EGB, un vacío que fue posible llenar de contenido gracias al trabajo realizado por los y las trabajadoras de la ikastola, padres y madres y el propio alumnado, continuos viajes a Pamplona, primero a la Diputación y después al Gobierno de Navarra. La legalización de la ikastola llegó en 1981 en el caso de la EGB. Para Infantil hubo que esperar aún más, a 1990.

A la incertidumbre jurídica se unía la provisionalidad de sus instalaciones. Ante el incremento de alumnado, el local de la calle San Juan se quedó pequeño y en el curso 1973-1974 se instalaron en el edificio El Lavadero tres nuevas aulas, cedidas por el Ayuntamiento de Altsasu. El número de matrículas crecía curso a curso, y también la necesidad de espacio. Por ello, se comenzó a gestar el proyecto de un edificio moderno y luminoso en Basomutur, en parte de robledal cedido por el Ayuntamiento de Altsasu. El nuevo centro fue una realidad en 1979.

Medio siglo de un camino en auzolan

La historia de Iñigo Aritza ikastola es también la de un gran auzolan, desde que surgió de una iniciativa social por el euskera hasta la actualidad, un trabajo común por la cultura vasca que se hace especialmente grande cuando toca organizar el Nafarroa Oinez. Y es que esta ikastola no seguiría viva sin la gran labor que realiza toda la comunidad educativa, desde los padres y madres, profesorado, trabajadores del centro alumnado, a quienes también les toca de vez en cuando arrimar el hombro.

El primer Oinez que organizó Iñigo Aritza fue en 1981, el primero de Navarra. Con muchas necesidades económicas y pocos recursos para hacer frente a los gastos del nuevo edificio, un padre propuso organizar una fiesta que había oído que se hacía en Gipuzkoa, el Kilometroak. La idea gustó y las juntas de padres y madres de las ikastolas de Sakana, que entonces contaban con 568 alumnos y alumnas desperdigados por toda la comarca, se pusieron en la tarea. Fue en la campa de San Pedro, en término de Altsasu y Urdiain, con la asistencia de unos 30.000 euskaltzales. Se recaudaron unos 3.500.000 pesetas, en torno a 21.000 euros. Pero lo más importante fue el impulso que supuso para el euskera y para las ikastolas de Navarra esta fiesta.

El siguiente fue en 1993, el primero en solitario de Iñigo Aritza, una vez que se separó de Andra Mari en 1985. A pesar del frío y xirimiri intermitente, acudieron 75.000 personas, un éxito de organización con 2.400 voluntarios que consiguieron poner en marcha un plan B con todas las actividades previstas. Se recaudaron 50 millones de pesetas, unos 300.000 euros, que fueron destinadas a un frontón cubierto y a reformas en el centro de Basomutur para adecuarse a la reforma educativa que supuso la enseñanza obligatoria hasta los 16 años.

Hubo que esperar 12 años, en 2005, cuando se cumplía la 25ª edición de la fiesta de las ikastolas, para celebrar el tercer Oinez con un nuevo objetivo; construir una escuela infantil. Y es que los niños y niñas de Infantil seguían dispersos en Olazti, Urdiain y Altsasu, en locales cedidos por los ayuntamientos. El traslado a Txioka, el nuevo centro construido en una parcela de Otai cedido por el Ayuntamiento de Altsasu fue en 2008.El último Oinez fue en 2018, en esta ocasión también para mejoras en el edifico de Basomutur, sobre todo en materia de eficiencia energética.

Otro momentos importante de este medio siglo de andadura de Iñigo Aritza fue la celebración de Nafarroako ikastolen eguna, en 1973, a la que acudieron 24 autobuses de Navarra. En este recorrido cronológico no puede faltar el programa Irrintzi, con un festival en 1989 en el que entre otros artistas, estuvieron Joe Cocker, La Cubana, Imanol y Zortziko. Eran años en los que la situación económica de la ikastola era especialmente delicada, tras la separación de la ikastola de Andra Mari y la implantación del modelo D en la escuela pública de Altsasu en el curso 1986-1987. Se registraron 43 bajas. Así, en 1988 recibieron la orden de embargo de los bienes por parte del Juzgado de primera instancia de Pamplona. Afortunadamente, la gran familia que conforma Iñigo Aritza ikastola cogió un respiro en 1989 cuando se firmó el primer concierto con el Gobierno de Navarra.