Cuando ha transcurrido un mes desde que comenzaron las excavaciones arqueológicas en el entorno del Horno de Coscolín, donde Nasuvinsa construirá una veintena de viviendas, garaje y una plaza, han aparecido ya los primeros hallazgos. Bien es cierto, que su relevancia es menor de lo que se esperaba en un principio ya que las construcciones asentadas en los siglos posteriores a la llegada de los cristianos y expulsión de los musulmanes destruyeron en buena medida el legado urbanístico de los Banu Qasi en esta zona.

Hasta el momento los hallazgos más relevantes se centran en el muro de origen musulmana con sillares labrados, y que podrían datarse hacia fines del siglo IX o principios del X (un siglo después de la creación de la medina), además del suelo de una vivienda decorado con cantos rodados y dibujos circulares (habitual en viviendas del siglo XVII) y un gran pozo en esa misma vivienda con sillería muy trabajada y que se alimenta del río Mediavilla.

Hallazgos en las excavaciones arqueológicas del Horno de Coscolín de Tudela

Hallazgos en las excavaciones arqueológicas del Horno de Coscolín de Tudela Fermín Pérez Nievas

Los trabajos, liderados por los arqueólogos Juanjo Bienes y Óscar Sola, comenzaron el 13 de diciembre y se prolongarán durante 4 meses (hasta Semana Santa) y posteriormente quedarán otros 3 para los trabajos de laboratorio. Actualmente buscan las entrañas de Tudela en dos zonas, una junto a la calle Pontarrón y otra junto al Horno de Coscolín.

El muro islámico tiene, de momento, una altura de casi 5 metros y una longitud similar y según Bienes, “ha sufrido mucho. Hay zonas de fuego, reparaciones, se ha metido piedra más pequeña en siglos posteriores e incluso ladrillo cara vista, pero en la traza original se ve que eran hiladas muy regulares y llevan un ligero almohadillado en el reborde. Eso indica que es de buena factura y que era de una entidad estatal o municipal de la época. Se podría fechar a finales del siglo IX o principios del X”. Su cercanía a la mezquita hace pensar que quizás estuviera relacionado con el templo, pero, lamentablemente, un sótano construido junto a la parte posterior del muro entre los siglos XVIII y XIX (y del que se han encontrado las escaleras) ha acabado con muchas esperanzas de que en rellenos se encontraran restos cerámicos u objetos que dieran más pistas sobre él. “Es el que más daño ha hecho arqueológicamente hablando, porque nos ha quitado todo contacto con el muro islámico. Nos hubiera permitido fechar el muro y determinar, por las cerámicas o los suelos, si era un lugar de cierta riqueza”.

Pese a todo, Bienes explicó que “en un mes no hemos llegado todavía a los niveles bajo medievales islámicos”. En la parte más cercana a la calle Pontarrón mucho del legado islámico ha sido destruido por aterrazamientos en la fase cristiana. “Salvo que aparezca algún pozo o algún elemento suelto en esta parte no habrá elementos islámicos”.

Por otra parte, en la zona más elevada del aparcamiento (la más cercana a la plaza Vieja) existía “constancia de niveles islámicos de sondeos de hace 11 años, pero lo que vemos es que están muy tocados y mermados por sótanos y nivelaciones de época medieval cristina”. En toda esa parte más elevada se centrarán los próximos trabajos “si encontramos pozos o silos que han sido rellenados con basura en el período de conquista cristiana, es donde podemos encontrar los mejores elementos”.

En lo que se refiere a objetos, lo más relevante hasta el momento son monedas, unas 25. La mayoría de Felipe III, Felipe IV (siglo XVII) pero también de Carlos III (XVIII).

Los suelos empedrados pertenecen al interior de las viviendas, donde también se ha encontrado el resto de alguna columna insertada en los muros, así como depósitos y canalizaciones que queda por determinar origen y finalidad. Esta semana el ritmo se ralentizará ya que la lluvia impide poder llevar a cabo los trabajos arqueológicos con cuidado.