“Tengo aquí marcados sus besos”, señalaba entre lágrimas Dolores de Pilar Velaza, Pilarín, antes de recibir los restos de su tío Francisco Velaza identificados en la fosa de Paternain gracias a las muestras ADN. Pilarín, nacida en 1928, recuerda cómo a sus 8 años de edad su tío “paraba siempre en Castejón a ver a sus padres cuando venía de servicio con el tren y me daba muchos besos cuando me veía. Era muy guapo”. Aquel 28 de agosto de 1936, junto a otros nueve trabajadores del ferrocarril del Norte de Pamplona fue fusilado y arrojado su cuerpo a una fosa de Paternain que, 86 años después se ha vuelto abrir para cerrar el círculo y apartar, de una vez, aquella tierra y aquellas balas que le separaron de su mujer Soledad Fusté Roig, de su dos hijos Carlos y Francisco, de siete y tres años de edad, y de sus padres Venancio y Anastasia. Castejón, su localidad natal, ha acogido la ceremonia de entrega de los restos a la familia que depositaron junto a sus padres y numerosos hermanos que esperaban, en el panteón, la llegada de aquel Francisco, cuyo delito fue, como dijo ayer el alcalde, David Álvarez, ser “castejonero, obrero, ferroviario y republicano. Un ejemplo y referente para todos". Pilarín y su hija, Pilar, han sido habituales en los actos organizados por la Asociación de Familiares de Fusilados de Navarra y hoy les ha tocado el turno, junto con otros familiares llegados de Pamplona y Madrid, de recibir los restos de su tío y tío abuelo, pero aún les queda otro tío por encontrar, Daniel de Silos, un alpargatero tiroteado aquel fatídico verano contra la tapia del cementerio de Fitero. Su búsqueda continúa.

Tanto Pilarín, como su hija Pilar, de 71 años, aseguran que han estado “muchas noches sin dormir” pensando dónde podían estar los restos de su tío y hoy solo tenían palabras de agradecimiento para “todos los que han hecho posible que lo recuperemos”. Pilarín recuerda como en aquel 1936 “vi como en Castejón se llevaban en un camión a gente que nunca más volvía. A mi familia la destrozaron”. Los hijos de Francisco fueron llevados a un colegio de huérfanos gracias a que un tío había sido también ferroviario, “venían todos los veranos a ver a sus abuelos”, recuerda Pilar. “Tengo 71 años y desde que tengo uso de razón hemos estado luchando por encontrar a Francisco. Mi familia nunca lo ha ocultado. Sabíamos que lo mataron en Pamplona, pero no sabíamos dónde estaba”.

Familiares de Francisco Velaza en el cementerio

Familiares de Francisco Velaza en el cementerio Fermín Pérez-Nievas

El acto de hoy, que ha contado con la presencia de las máximas autoridades navarras, el presidente del Parlamento de Navarra, Unai Hualde, la consejera de Relaciones Ciudadanas, Ana Ollo, el alcalde de Castejón, David Álvarez ha estado cargado de emotividad, memoria y reparación, los ejes que mueven todo evento asociado a la recuperación de restos de personas fusiladas. Entre los asisntes se contaba también un nieto de Gregorio Albo, identificado como uno de los que fueron asesinados junto con Francisco Velaza Velázquez en Paternain.

“Es un día lleno de rabia, felicidad, reconocimiento, recuerdo, reconocimiento y un día que nunca se debería haber celebrado”, ha señalado el alcalde de Castejón. En su discurso, Álvarez ha recordado a los 25 fusilados en Castejón, algunos de los cuales “como nuestro alcalde Valentín Plaza” aún no han sido encontrados, “hoy conseguimos que de alguna forma se haga justicia volviendo a unir a Francisco con su familia, a quienes unos salvajes asesinos se lo arrebataron”. El alcalde ha destacado que el texto de una de las jotas cantadas, Hoy vuelve, castejoneros, había sido escrita para el día de hoy por el filólogo y poeta Javier Velaza, castejonero y familiar del asesinado. “Como alcalde, republicano, castejonero, obrero y ferroviario, porque la vida de mi familia ha sido el ferrocarril, es un honor celebrar este acto de homenaje y debemos sentirnos orgullosos de personas como Francisco que nos dan fuerza para pelear por un país en el que pronto viviremos en un estado republicano, más libre y democrático”, destacó, para concluir recordando el lema “por lo que fueron somos, por lo que seamos serán”.

La consejera Ollo ha recordado que Francisco Velaza fue detenido con varios compañeros para ser asesinados en Paternáin a finales de agosto de 1936. “Como miles de personas más fueron detenidos por sus ideas, incluso por la mera sospecha de que podían tener esas ideas, porque los sublevados consideraban que en la Nueva España gente normal como ellos, trabajadores, ferroviarios, que seguramente soñaban con un futuro mejor, no tenían sitio”. Ollo ha manifestado que “la sociedad navarra y sus instituciones rechazan enérgicamente aquella violencia que se desplegó por toda nuestra tierra tras el golpe militar de 1936” y que las personas que la sufrieron, como Francisco Velaza, “merecen el reconocimiento institucional y la dignificación que se les negó en décadas de franquismo, pero, también, en demasiadas de democracia”. En este sentido, ha ratificado, “ese compromiso ineludible con las víctimas que comenzamos a desplegar a partir de 2015” y como muestra destacó la presencia de las principales instituciones navarras. El presidente del Parlamento, Unai Hualde, por su parte ha agradecido la lucha de los colectivos memorialistas que “durante mucho tiempo no tuvieron ningún tipo de atención y la sociedad civil fue por delante”.

El Banco de ADN del Gobierno de Navarra logró identificar a Francisco Velaza entre los restos exhumados en la fosa de Paternáin en julio de 2022. Nacido en Castejón, tenía 34 años, estaba casado con Soledad Fusté y tenía dos hijos. Era ferroviario y trabajaba en la Estación del Norte de Pamplona. Junto con siete compañeros, fue detenido a finales de agosto de 1936, conducido a Paternáin, asesinado y enterrado en una fosa común. Con la de Francisco Velaza son ya cinco las identificaciones en la fosa de Paternáin, exhumada en julio del pasado año dentro del programa de exhumaciones del Instituto Navarro de la Memoria. Se suman así a las de Julio Peña, Gregorio Albo, Julio Butrón y Manuel Serón. En total, el banco de ADN del Gobierno de Navarra ha identificado ya a 37 víctimas de la violencia desplegada por los sublevados tras el golpe militar de 1936.