Los hallazgos arqueológicos del entorno del Horno de Coscolín en el corazón de Tudela serán el eje y la clave de la futura plaza de unos 1.000 metros cuadrados que nacerá tras la actuación del proyecto que Blasco y Esparza Arquitectos están realizando para Nasuvinsa y que está llevando a cabo la empresa Garbayo y Chivite. Manuel Blasco, ante los vecinos que han acudido a la presentación de hoy, ha defendido la idea del reciclaje dentro de una misma ciudad, empleando el término griego palimpsesto (empleo de un mismo papiro para que distintas civilizaciones o empleen). De esa manera la arqueología será la “protagonista del centro de la plaza”, en mitad de la misma se colocará, sustituyendo una pequeña zona verde por una urna de cristal con luz led “que guardará los elementos que han aparecido y será el gran elemento que dé la luz a ese espacio”, ha explicado Blasco.

Depósitos a base de tinajas insertos en el suelo Fermín Pérez Nievas

Ese elemento central de la urna permitirá al visitante viajar a aquella Tudela de época islámica y medieval a través de explicaciones, objetos, otros hallazgos e incluso códigos QR que permitan hacerse una idea en 3 dimensiones de qué ha aparecido bajo el suelo de Coscolín. “Los restos están enterrados, si los cambiamos y cambias las condiciones atmosféricas, sacas las piedras y ladrillos que estaban enterrados durante seis siglos, se deshacen. Vamos a quitar el pavimento del siglo XVI que tiene un gran valor, para que pueda ver todo el mundo cómo era un pavimento del siglo XVI, cómo ese humilde canto rodada puede convertirse en un suelo de un palacio. También meteremos una de las cuatro tinajas, las columnas que han aparecido… pondremos un resumen de la historia que ha aparecido”. Blasco ha destacado que todos los restos encontrados, “al haber sido descubiertos y documentados van a estar vivos para siempre”.

Diseño de cómo será la plaza Cedida

Los trabajos arqueológico que Oscar Sola y Juanjo Bienes han llevado a cabo en la zona durante 5 meses han sacado a la luz un conglomerado de bodegas y depósitos donde se trabajaba en obtener vino y aceite, así como cuatro tinajas enterradas (han aparecido intactas), un enterramiento datado hacia el año 850 después de cristo de la Tudela islámica (realizado extramuros antes de que existiera la gran mezquita , luego catedral) y un gran muro de sillares de gran calidad que evidencian que fue realizado por una entidad pública, al estar cercano a la mezquita. Ese muro también se mantendrá entero y se integrará en el garaje de uno de los edificios del proyecto.

El consejero de Vivienda, José María Aierdi, ha destacado el empeño y el trabajo de Nasuvinsa, que dedicará 9,3 millones de euros al proyecto de Coscolín (96%), por los 397.000 euros que pondrá el Ayuntamiento de Tudela para urbanizar la plaza (aunque la idea inicial de 2019 era que fueran 800.000 euros, una cantidad que fue rebajando el Consistorio), en un proyecto que se anunció en 2000, que en 2003 se abandonó y que hasta 2017 no empezó a dar pasos firmes. El proyecto contempla la construcción de 24 VPO en régimen de compra venta (la idea inicial era que la mitad fueran de alquiler) cuyo precio oscilará entre los 96.000 y 160.000 euros (más IVA) obteniendo además tres locales en bajo de 168, 25 y 27 metros cuadrados cada uno que tendrán uso dotacional y comercial. De hecho el mayor de todos se usará para las oficinas que Nasuvinsa tiene en la actualidad en la cuesta de Capuchinos. Los edificios residenciales están situados en las calles Pontarrón, 7 y 9; San Antón, 16 y 24; y Plaza Vieja, 6 y su tipología es de uno, dos y tres dormitorios, con trastero. La planta de garaje tendrá capacidad para 24 vehículos.

El consejero José María Aierdi, rodeado de técnicos y vecinos en la visita a los restos de Coscolín Cedida

Además habrá cuatro accesos a la plaza, por lo que se aireará esa parte del Casco Antiguo conectan la calle San Antón, Pontarrón y Mediavilla, además de un ascensor urbano en Pontarrón para salvar el desnivel. “La obra va a ser un modelo para otras y un proyecto piloto”, ha asegurado Aierdi. Blasco ha hecho hincapié en cómo se va a revalorizar la calle Pontarrón, denominada así por el antiguo puente sobre el Mediavilla, que unía la primera y la segunda Tudela islámica, “La nueva esquina de Pontarrón será la imagen de la actuación. Es la calle que más gana, es el eje Norte Sur del Casco Viejo, la operación más importante era recuperar la calle Pontarrón que hasta ahora nadie la usaba”.

En la pequeña zona verde que se creará se prevé plantar arces, árboles de hoja caduca que quiten sol en verano y permitan que entre en invierno. El plazo de finalización se mantiene en los dos los previstos, aunque la aparición de restos ha ralentizado algo las labores.