Con un Volatín ataviado con elementos de guerra, un tanque y un casco en alusión a la guerra de Ucrania, Tudela celebró ayer el ajusticiamiento de Judas, el primero de los actos de este fin de semana que tendrá su punto culminante hoy domingo con la Bajada del Ángel. Como pregonera habló Yulia Savchyn, vestida con su traje tradicional, del colectivo ucraniano en Tudela, que recordó que el acto de mañana es un canto a la esperanza al final de las guerras. “Celebramos en Tudela la Semana Santa, pero no podemos olvidar que en nuestro país se está batiendo una guerra más propia de épocas pasadas, pero que tristemente están viviendo nuestras gentes. Todos los ciudadanos pacíficos de Ucrania vemos con ira y desesperación cómo nuestra tierra se llena de sangre y nuestras ciudades arden”, indicó Yulia en nombre de los ucranianos que, con trajes tradicionales y alguna bandera ucraniana, grababan su intervención desde abajo.

Volatín de Tudela 2023: volteo y lanzamiento de balones

Volatín de Tudela 2023: volteo y lanzamiento de balones Fermín Pérez-Nievas

La plaza Nueva, como es habitual, estaba repleta de gente. Niños, niñas y adultos que lucharon denodadamente por hacerse con alguno (o varios) de los balones que lanza la Orden del Volatín desde la Casa del Reloj. 

Con la quema del Volatín y su revolteo, hasta que queda desnudo, Tudela emula el ajusticiamiento de Judas tras entregar a Jesús a los romanos.

La historia

Los primeros datos registrados de esta tradición parecen proceder del siglo XVI, aunque hasta 1732 no se comienza a realizar en el formato actual, ya que entonces se destinan 80 reales a la compra de tornos, maderas y muñeco. El origen de esta celebración se encuentra en el mismo que el Ángel, en la Cofradía del Santísimo Sacramento, como recoge en las memorias de este colectivo, “todo el tiempo que dura la función del Ángel y el día antecedente desde que se tañen las campanas al Gloria, se divierte el público con un Volatín de madera que da vueltas en otro de los balcones de la ciudad”.

Pocos años después de los primeros datos documentales, en 1797, un testimonio excepcional del sacerdote francés José Branet relataba la ceremonia, “el Sábado Santo se cuelga, en señal de regocijo, a una de las ventanas de la casa Ayuntamiento un volatín, es decir, un muñeco de madera de tamaño natural que danza mediante una cuerda. Se le hace hacer durante el día, mediante una manivela, prodigios de equilibrio, como a un payaso, lo que divierte singularmente al pueblo”.

Durante todo este período, el muñeco se colgaba de un balcón lateral del Ayuntamiento, en la plaza Vieja, conocida entonces como plaza de Santa María, por su ubicación junto a la catedral del mismo nombre. Junto a su celebración se quemaba, según Mariano Sainz, “un árbol de fuego y cohetes y la noche de Sábado Santo había hoguera en la plaza de Santa María, permaneciendo colgada la simbólica figura de Judas hasta el mediodía siguiente de Pascua”.

Pero el tiempo fue pasando y la construcción de una nueva plaza en las afueras de la ciudad se vio como una ubicación más apropiada para su celebración. Así en 1851, con la inauguración de este nuevo espacio, que se empleaba también como plaza de toros, se trasladaron los dos actos principales de la Semana Santa hasta allí, a la actual plaza de Los Fueros.