La Mancomunidad de la Ribera Alta ha inaugurado este mediodía su nueva sede en Peralta, un inmueble de 300 metros cuadrados en dos plantas situado en el Polígono Gargantúa y que suple a un espacio que, de acuerdo con la presidenta de la entidad Belén Cerdán, “presentaba limitaciones y dificultades de accesibilidad”. Con un presupuesto de en torno a los 325.000 euros, tal y como han explicado, contar con este inmueble era uno de los principales retos que se marcaron al arrancar la legislatura. 

“Uno de los objetivos que se fijó esta entidad fue la de ofrecer a las 9 localidades una nueva sede con unas oficinas modernas, amplias y adecuadas a las nuevas necesidades de gestión. Hemos trabajado de manera intensa para encontrar el local adecuado; un espacio con oficinas para atención al público y salas para los técnicos que trabajan para la Mancomunidad (acompañamiento, contables, administrativos, etc). Un local cerca del casco urbano y de fácil acceso y aparcamiento”, ha insistido.

Imagen de la nueva sede de la Mancomunidad en Peralta María San Gil

Allí han estado, entre otros, el vicepresidente primero y consejero de Presidencia e Igualdad, Félix Taberna, el consejero de Cohesión Territorial, Óscar Chivite, el director general de Administración Local y Despoblación, Jesús María Rodríguez, la directora general de Medio Ambiente, Ana Bretaña, alcaldes, alcaldesas y ediles de los municipios adscritos a la entidad ribera; Azagra, Cadreita, Falces, Funes, Marcilla, Milagro, Peralta, San Adrián y Villafranca, así como representantes de entidades como la Mancomunidad de Montejurra, entre otros.

Belén Cerdán y Félix Taberna mostrando la placa que luce en la fachada del edificio María San Gil

Precisamente, y de acuerdo con Taberna, “a mí me gusta mucho el hecho de mancomunarse; es un ejercicio de cooperación. La gestión de los residuos entronca directamente con el gran reto global que es el cambio climático. Y es que el reto ambiental se tiene que asumir también desde el ámbito local, y esta inauguración tiene, además, varias dimensiones; la primera, la accesibilidad a la ciudadanía, y la segunda, el hecho de que sea un punto de reunión para las entidades locales y para los propios trabajadores. Se ha ganado en calidad y en desarrollo”.

Buen balance

Casi con tono de despedida, la presidenta ha aprovechado para hacer un balance de esta legislatura en la que, ha recordado, la pandemia dificultó enormemente la realización de inversiones. Sin embargo, y además de la nueva sede, “que es un punto y aparte para esta Mancomunidad”, ha desvelado que “hemos hecho inversiones en la planta de clasificación de envases que la han hecho ser más eficaz y moderna, hemos adquirido nuevos contenedores para materia orgánica y dos vehículos para la recogida de residuos y para las labores de mantenimiento de alcantarillado, hemos afianzado el servicio de acompañamiento al ciudadano con un técnico medioambiental, y dejamos numerosas inversiones planificadas”.