En la cuarta edición del Mercado de Artesanía de Geltoki, 25 artesanos se han reunido para reivindicar sus productos frente a una sociedad cada vez más globalizada que se aleja del consumo tradicional. Entre las 11.00 y las 14.00 horas del día 10 el mercado continúa abierto para que la gente pueda “regalar calidad” en esta Navidad.

El objetivo fundamental consiste en visibilizar las alternativas de consumo, ya que “últimamente nos estamos lanzando a un consumo compulsivo, pero nosotros queremos demostrar que es posible colocar un espacio céntrico donde poder adquirir productos locales de una forma más consciente”, ha asegurado Lander Martínez, responsable de comunicación de Geltoki.

Los vecinos visitan el mercado para ver qué regalar esta Navidad a sus seres queridos. Iban Aguinaga

Se trata de un proyecto que surgió, tal y como ha comentado Lander, para “denunciar a la industria textil internacional. Cada año se reúnen distintas entidades y artesanos, que conforman el Foro Textil, para ver cómo apostar por los productos artesanales y locales. Y lo que se vio es que este espacio tiene mucho éxito”. De esta manera, algunas marcas como Ur Gatza, Aziza Puch, Derua, Ama joyas u Omapora, entre otras, recuperaron un modelo de venta tradicional y consciente y convirtieron Geltoki en un espacio para reflexionar sobre el consumo.

Amadenda comenzó como un hobby de Jennifer Fernández hace un año: “Cuando nació mi hijo pequeño tuve una crisis profesional porque quería pasar más tiempo por los niños. Una amiga me llevó a una feria y quise apostar por lo que me gustaba”, explicó. Todos su género se realiza con base en cera de soja y se le añaden aromas naturales y aceites esenciales. “La peculiaridad es que decoro las velas y la mecha está hecha con madera para que dure más y suene cuando se prende. Mi intención es crear un ambiente relajado”, ha añadido.

Danel Iurritegui, de Kurunkun, jugaba con sus marionetas para llamar la atención de los niños. Todo empezó hace 15 años, cuando unos amigos les enseñaron a él y a Izaskun, su pareja, a hacer marionetas de gomaespuma. “Antes hacíamos ferias con otros productos, pero como ambos estudiamos Magisterio y nos gustan mucho los niños, nos resultaba un producto muy atractivo. De la gomaespuma pasamos a la tela reciclada porque es más respetuosa con el medioambiente y porque cuando nació nuestro hijo nos quisimos alejar de los productos más corrosivos como la cola”, ha relatado Danel. Actualmente Kurunkun se mueve por ferias con la intención de que los niños recuperen las tradiciones de siempre y “confíen en la magia de los cuentacuentos”, ha concluido.

Danel Iurritegui juega conuna de sus marionetas para atraer a los más pequeños. Iban Aguinaga

En el Valle de Arce hay tantas especies florales como productos en Herbaria. Kattalin Gutiérrez, interesada por las plantas de su zona, quiso dedicarse a la creación de pequeños herbarios para cada persona. “Aunque yo pertenezco a una zona rural, no sabía mucho sobre las plantas, por lo que primero traté de conocer mejor mi entorno para, después, poder hacer distintos productos con plantas prensadas”, ha señalado. A pesar de ser una afición, cada vez le dedica más tiempo y de vez en cuando se anima a participar en distintas ferias: “Me he dado cuenta de que disfruto mucho haciendo composiciones botánicas. Es un trabajo muy minucioso porque las flores son muy frágiles y hay que saber cómo trabajar con ellas, pero es muy bonito crear pequeños herbarios que la gente puede llevarse luego a casa”.

‘Guerreras’

Desde los orígenes de la escritura ya hay testimonios alrededor del mar Mediterráneo de mujeres que trabajaban en labores distintas del cuidado de la casa y de los niños. Cuando Mónica Revenga y Lucía conocieron estos hechos se aventuraron a publicar Guerreras, un libro que recopila la historia de siete mujeres que parecen haber quedado en el olvido. “Hay muy pocos historiadores que recabaron un testimonio fiel a la realidad porque estaban sesgados por su cultura europea y no tenían interés en conocer otras realidades”, ha asegurado Mónica. 

Varios niños moldean la arcilla durante uno de los talleres. Iban Aguinaga

30 personas se reunieron durante dos años para recopilar, escribir y diseñar las historias e ilustraciones que componen el libro. “Al final no solo se han recogido las historias de siete mujeres, también en el relato y el dibujo hay parte de la vida de las mujeres que lo han hecho. Por medio de la pluralidad de voces hemos conseguido contar algo que se estaba quedando oculto en la historia”, ha señalado.

Además de esto, Omapora ofrece otros productos como cuadros o tote bags con las ilustraciones de Mónica Revenga, quien ha hecho una apuesta por el diseño consciente que se centra en la importancia por el medioambiente y en el fomento de la voz rural. Por ello, ha explicado que “nuestros proyectos aportan crecimiento a la sociedad. Queremos que la gente se empodere y aprenda de lo que hacemos”.

Por otro lado, la zona del mercado ofrece también en paralelo un programa de colaboración con varios de los artesanos de la feria. Algunas de las temáticas son la creación de velas de miel, serigrafía en pañuelos o la creación de gnomos con arcilla polimétrica; unas actividades en las que los más pequeños puedan conocer la formas de fabricación y producción convencional.