Este año que acaba de finalizar ha sido redondo para Graciela Prado García-Jove, una asturiana de 53 años que desde hace dos décadas vive en Etxarri Aranatz. Y es que en 2023 se estrenó en la competición de pole sport y solo unos meses después, en octubre, consiguió la medalla de oro en la categoría parapole del Campeonato del Mundo, una inyección de autoestima después de unos años duros. El broche fue el pasado diciembre, con el premio a la mejor deportista de Sakana en la categoría de más de 18 años.

Todo cambió en 2014, cuando perdió la pierna derecha en un accidente de tráfico. “En la autovía, antes del cruce de Irurtzun, se me fue la furgoneta con una mancha de aceite en una curva. Para evitar que se estrellaran otros vehículos me bajé a avisar. Pero un coche pilló la misma mancha y me llevó por delante, contra el quitamiedos”, recuerda.

Fue el inicio de un camino lleno de sombras y luces. “Tardé casi seis años en que me pusieran una prótesis. Las rechazaba y me salían úlceras y ampollas. Hasta que di con un protésico en Barcelona que me cambió la vida”, apunta. Entre tanto hubo una docena de operaciones. “Tengo mis limitaciones porque tengo muy poco muñón. Me manejo en distancias cortas pero necesito muletas porque aguanto poco caminando”, cuenta.

Esta asturiana afincada en Etxarri, con la placa de mejor deportista de Sakana. Nerea Mazkiaran

POLE SPORT

Otro hito en esta senda fue cuando comenzó a practicar pole sport. “Me lo recomendó mi fisioterapeuta, Eunate. No había hecho gimnasia en mi vida”, observa. Así, acudió a Backflip, el centro de pole sport de Amaia Beloki, su entrenadora y amiga. “Ella tiró de mí. No tenía nada de flexibilidad y gracias a ella he conseguido mejorar muchísimo. Ella me animó a competir. Yo le decía que no y Amaia que sí. Yo no he nacido con una discapacidad. Me ha venido de golpe y salir es muy duro. Soy una persona muy vergonzosa y me ha costado mucho abrirme a la gente. Amaia ha tirado de mí en todos los sentidos.”, incide.

Y es que gracias al pole ha conseguido romper barreras físicas pero sobre todo, mentales, superar miedos y mejorar la confianza en sus propias capacidades. “De siempre me ha dado vergüenza ponerme en bikini. Me ha costado quitarme la ropa pero la piel es muy importante para los ejercicios y cuando me pongo en la barra se me quita. El pole me lo ha dado todo. Anímicamente estaba muy mal. Ver que soy capaz de hacer cosas, me ha dado autoestima”, cuenta.

“El pole sport es un deporte puro y duro, con muchos ejercicios de flexibilidad y fuerza en los que también se trabaja la coordinación “, apunta Graciela Prado. Relacionado con espectáculos eróticos, el pole sport es un deporte completo que aspira a ser considerado olímpico, una disciplina en torno a una barra que combina movimientos de fuerza, flexibilidad, acrobacias aéreas y de piso además de baile para unir secuencias y transiciones. Rotos algunos prejuicios, es un deporte en pleno auge.

Lo cierto es que los beneficios son varios, tanto a nivel físico como emocional. Además de aumentar la fuerza y la flexibilidad, tonifica el cuerpo y aporta seguridad y confianza.

Si bien se acercó a este deporte un año antes, no fue hasta 2021, en plena pandemia, cuando comenzó con más continuidad. “Al principio no tenía la prótesis y tuve que parar por operaciones. Cada vez que volvía tenía que comenzar de cero”, recuerda.

Poco a poco, comenzó a ver resultados. “Al principio no confiaba en mí. Pero después de entrenar mucho, y gracias a Amaia, un día ves que eres capaz de subir por la barra. Le estoy muy agradecida”. Y es que son muchas horas de trabajar la fuerza y la flexibilidad. “Sé que algunas figuras no puedo hacer pero otras sí. El pole me ha ayudado a superar el accidente y me ha acercado el deporte. Antes solo hacía trabajar y trabajar”, cuenta. Además, ha encontrado otra familia en Backflip.

Para su primer Mundial realizó tres ejercicios de fuerza, otros tres de flexibilidad, dos giros en barra y una subida en peso muerto. Para engarzar todos los requisitos técnicos, esta etxarriarra preparó una coreografía basada en su propia experiencia; sufrimiento, duelo y renacimiento como el ave fénix.