El alumnado de los tres centros educativos de Tafalla fueron los encargados de dar el pistoletazo de salida al carnaval en la localidad, el cual concluirá el domingo con un gran desfile por la zona norte. Abrió la veda el colegio Marqués de la Real Defensa con la temática Tafalla y sus servicios, escenificando, curso por curso, diversos ámbitos deportivos, culturales, sociales o laborales de la ciudad.

Las y los mayores abrían el camino con el Club de Natación abanderando el sector deportivo. Tras ellos caminaron: las corales, el grupo de voluntariado de los jubilados y jubiladas, el servicio de Correos, los bomberos, el tren y como guinda del pastel, el alumnado de infantil interpretando a las residencias y las personas mayores, que despertaron más de una carcajada entre los padres y madres que se apelotonaban alrededor del circuito.

La Ikastola Garcés de los Fayos, que cada año recrea el carnaval rural de alguna localidad navarra “para impulsar el euskera y la cultura euskalduna” fue la segunda en disfrazarse. Toda la comunidad salió en kalejira por las calles tafallesas recreando el carnaval de Bera; a su llegada a la Plaza de Navarra, y ante la mirada del público que se acercó, bailaron el ‘iñude eta artzaiak’ y el zortziko de Lanz. 

Por último, a las 13:30 daba comienzo el desfile en el patio del edificio principal de Escolapios, donde todo el alumnado del centro se sumergía en el maravilloso país de los cuentos. Las puertas del colegio se abrieron ante un gran número de padres y madres que esperaban impacientes su turno para coger hueco en las primeras filas del itinerario.

Los y las piratas de primero de infantil abrieron la comitiva y tras ellos desfilaron los monstruos de colores, el escondidizo Wally, el alumnado del Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería, Drácula y Sherlock Holmes. Para redondear la jornada, tras el paseo, el alumnado realizó bailes respectivos a sus disfraces.

Carnaval rural

Ya por la noche, la localidad se transformó por completo, con ayuda de momotxorros procedentes de Oteiza y Larraga, para acompañar a los gaiteros en kalejira hasta el patio de la Kolasa, donde se quemó al malvado Lagunero.