Con la obtención del sello Cereza de Milagro, otorgado por Reyno Gourmet y gestionada por INTIA, la localidad de la Ribera se ha convertido en capital de este pequeño fruto que genera auténticas pasiones en cuanto se ve en el horizonte que las flores de los cerezos se están ya transformando en frutos. Desde el año 2000, cuando se creó la Fiesta de la Cereza en Milagro, el salto cuantitativo y cualitativo de la producción de la cereza en Milagro se ha disparado; este año se celebra el próximo 9 de junio.

De ser un producto que se cultivaba y consumía a pequeña escala, en huertos y pequeñas plantaciones, ha pasado a hacerse en grandes terrenos, con decenas de variedades distintas y creando un sello que abarca ya a 11 localidades riberas, Milagro, Cárcar, Andosilla, San Adrián, Azagra, Funes, Cadreita, Valtierra, Castejón, Corella y Fitero. Municipios de gran tradición en su cultivo y que poseen condiciones agroclimáticas similares e idóneas para su producción, regados por los ríos Ega, Aragón, Ebro y Alhama.

En la actualidad cuentan con 110 hectáreas y prevén recoger 500.000 kilos en la cosecha de 2024, pero a largo plazo, y en próximos años, se espera que la marca Cereza de Milagro llegue al millón de kilos y a 200 hectáreas. Este año es el primero en que la cereza se vende ya con su marca homologada por Reyno Gourmet. La fiebre de la cereza no ha hecho más que llegar, pero detrás de las pequeñas barquillas llenas, hay mucho trabajo y esfuerzo.

Adrián Zapata, agricultor milagrés muestra algunas de sus cerezas. Fermín Pérez Nievas

En el campo

Uno de los pequeños productores de Milagro adscritos a esta marca es la familia Zapata. Hace una década recuperó la producción de cerezos para la venta, algo que nunca dejó pero que hacía a pequeña escala. Sin embargo, con la ayuda de la ITG introdujo nuevas variedades, más fuertes y resistentes, pero también más dulces, brillantes, de un color que atrae y sabrosas. José Félix Zapata ha dejado casi el campo y se dedica a los cerezos, sobre todo cuando llega la recolección, mientras que su hijo, Adrián Zapata, lleva más directamente el resto de cultivos.

José Félix, habla y describe con pasión cada una de las nuevas variedades que plantó en 2013 y que acompañan en la producción a sus antiguos cerezos, en total cuenta con 1,5 hectáreas de cerezos desde los que se ve al fondo el perfil de Villafranca y el de Milagro. “He tenido cerezos toda la vida y me los quité al poner invernaderos. Tiempo después desde ITG me enseñaron unas nuevas variedades y me animaron a poner”, explica José Félix con el ruido de fondo de los imitadores de las aves rapaces que asustan a los pájaros que se acercan a los cerezos queriendo darse un festín. Muchos se volverían locos con los gritos constantes y periódicos de las rapaces, pero José Félix ya casi ni los oye “no ponemos plásticos porque el precio se dispara y a nosotros no nos compensa”, analiza.

“Yo creo que es el agua y la tierra, lo que hace de Milagro un sitio especial para la cereza”, trata de explicar para razonar el por qué del éxito. “El que era alcalde en 2000, José María Barrado pensó en lo del Día de la Cereza y la verdad es que cogió mucho auge y ha venido bien al pueblo. A cada uno hay que darle lo suyo”.

"Para las 7 ya estamos trabajando, con la fresca. Si no por la tarde se disgusta mucho, se queda blandanga y parece mermelada”.

José Félix Zapata - Agricultor de Milagro

Con un ojo en los cerezos y otro en el cielo, describe cómo son sus frutos, a cuyos pies hay un constante gota a gota del riego. Cogiendo un ramillete de cerezas se lleva una a la boca y describe “esta es una variedad muy dulce (es la nimba). Desciende de la parte de Aragón y es muy temprana, se puede recoger a partir del 15 de mayo y hasta principios de junio. Se va cogiendo las más gorda en diversos repasos y ya le hemos dado 3 ó 4. Es una cereza gorda y muy buena, vigorosa, es un árbol fuerte y protege a la cereza del sol y las lluvias. Para ser tan temprana es la más dulce de los alrededores. Tiene un brillo por la mañana muy bonito, que es cuando hay que cogerlas, para las 7 ya estamos trabajando, con la fresca. Si no por la tarde se disgusta mucho, se queda blandanga y parece mermelada”.

También tiene red pacific, pero por cómo la describe, su ojito derecho es la frisco. José Félix habla de ellas como si fueran sus hijas. “Ésta es espectacular, dura, buena”, matiza mientras la prueba, “tiene un tamaño muy bonito, es más crujiente. Es la mejor que hay, dulcea un poco más y no es tan temprana. Nos la quitan de las manos. Hoy hemos empezado a recoger y ya no paramos. Lo bueno que tiene es que tiene más hoja que las otras, por lo que la cereza tiene más sombra y queda una cereza preciosa. Lo tenemos así con el goteo y el árbol está con alegría”. A base de repasos, en los que trabajan unas 5 personas entre familiares y contratados, van recogiendo las más gordas en las diferentes tandas.

La familia Zapata volvió a plantar cerezos en 2013 y tras esperar 5 ó 6 año comienzan ya a dar frutos en cantidad como para comercializar. Además, ahora se tiene en cuenta también facilitar la recogida a la hora de podar “hacemos podas en verano y en invierno. Intentamos dejarlos para que la persona las coja a su altura, de un lado y de otro, pero sin dar vueltas al árbol ni usando escalera. Llevamos un trineo para poner el pozal pero por abajo hay ya muy poca cereza”.

Campo de cerezos de la familia Zapata en Milagro. Fermín Pérez Nievas

El temor de todos los productores son las fuertes lluvias y el granizo que algunos años caen a principios de junio y pueden arruinar todos sus esfuerzos por lo delicado que es el fruto, “si llueve la cereza se disgusta mucho, se le abre el pecho, se le va la piel y se queda machacada. Por eso estamos cogiendo en cuanto vemos que están, porque corren peligro”. La familia ya han recogido unos 2.000 kilos de la nimba, pero José Félix no se aventura a dar una cantidad. “hay que buscar calidad. Si no buscas calidad, la cereza no se vende. En cantidad yo creo que va a ser parecido al año pasado pero en calidad mejor este año, y eso que el año pasado fue espectacular de gorda y buena. Se vendió muy bien”.

Algunas de las características que exige incluirse en la marca es que debe cultivarse en regadío y su recolección se realiza siempre a mano cuando el fruto presenta una madurez adecuada y un calibre mínimo. Las cerezas deben ser enteras, de aspecto fresco, sanas, firmes y se presentan provistas de su pedúnculo. Toda su comercialización se realiza en fresco. Se caracteriza por tener un color y sabor característico que le da el agua y la tierra, además del cariño de sus agricultores que desde hace décadas mantienen este cultivo. Todo ello hace que la Cereza de Milagro sea tan especial y valorada.