La lluvia deslució la celebración de la romería a San Pedro, la fiesta entre las fiestas de Altsasu. No obstante, fueron muchas personas, sobre todo jóvenes, que se encaminaron al viejo robledal que rodea la ermita para celebrar San Pedro como siempre, alrededor de una mesa; eso sí, bajo toldos y jaimas que salpicaban la campa. Otras muchas decidieron reunirse a cubierto en sociedades, bajeras e incluso en la pérgola de Iortia, donde comieron varias cuadrillas. También el Ayuntamiento tiró del plan B y trasladó su comida a Gure Etxea. Así, el reparto de puros fue en San Pedro y en el pueblo.

Después de una semana en la que en la villa se puso especial atención a los pronósticos meteorológicos, y con la experiencia del año pasado año en el que también se anunciaban precipitaciones y no cayó una gota, en esta ocasión no se equivocaron. Además, llovía sobre mojado, con la campa convertida en un barrizal. Prueba de ello era la furgoneta que se quedó atrapada en el barro delante de la ermita y que se pudo sacar después de varios intentos, con la ayuda de un vehículo y varias personas que acudieron a echar una mano.

Pero no faltaron los zortzikos, tres a la mañana. Y es que había ganas de celebrar San Pedro, y más este año, que caía en sábado. Lo cierto es que es un día en el que altsasuarras que viven fuera suelen cogerse fiesta aunque no siempre es posible.

Lo que tampoco cambió fue la visita al puesto de vino del Ayuntamiento, que repartió esta bebida en las tradicionales tazas de plata. Con 500 litros dispuestos, lo que sobró se destinará la romería a Erkuden y en la fiesta de los montañeros en Bargagain. En la celebración de San Pedro también hubo lugar para las reivindicaciones, este año para mostrar su solidaridad con el pueblo palestino y reclamar que acabe el genocidio.