Vivimos malos tiempos para la lírica, cantaba Golpes Bajos, pero peores son aún para la música popular. En la época culmen de la tecnología reproductiva, donde cualquiera puede grabar una canción mediante su teléfono móvil y la red ofrece espacio infinito para albergarlas, las coplas de nuestros antepasados se pudren en el ostracismo. Aquellos cantos autóctonos que sin necesidad de grabadoras sobrevivieron al paso del tiempo manteniéndose en el imaginario popular, son ahora eclipsados por lo hegemónico, lo comercial, lo global y, permítaseme el vilipendio, lo vulgar.

Las jotas que durante generaciones se cantaron a pie de calle o las danzas que llenaban nuestras plazas, son silenciadas bajo los atronadores altavoces que contagian de infecta hegemonía nuestros oídos. Ya no se canta en la calle o en las sobremesas, y quien lo hace parece un loco. Mientras tanto, puede sonar lo último de Shakira en un bar de Dublín, Nueva Delhi o Caparroso. Miles de personas cantando lo mismo al mismo tiempo. Todo es global y ultraprocesado.

Pero no todo está perdido. Todavía quedan románticos que se aferran a lo puro, a la esencia de la tierra, la que no se logra ni con los mayores juegos de luces, discográficas ni likes. Cual Astérix y Obelix en nuestra particular aldea gala, Mielotxin recoge en un mismo repertorio los aires musicales de las dos Navarras, mezclando cierzo y bochorno, Saltus y Ager, Ribera y montaña, e incluso la Navarra de ultrapuertos y la marítima. Un repertorio donde puedes encontrar desde la Ezpata dantza a una jota tafallesa, pasando por una Bilbainada o las coplas de Xalbador. Nuestra identidad hecha música, nuestra alma en pentagramas.

20 AÑOS DE FOLK

Muchas son las lluvias que han caído desde que en 2004 una banda de valientes tafalleses decidió inmiscuirse en el maravilloso mundo del folk. En una Tafalla donde el folklore no iba más allá de los txistus, las fanfarres o las rondallas, Mielotxin trajo aire fresco y un punto de vista diferente para realizar música popular. “Yo venía de realizar estudios musicales en Oviedo y por aquel entonces el movimiento folk estaba en apogeo. Eran muy frecuentes las sesiones en directo en bares donde, después, a puerta cerrada, cada uno sacaba su instrumento y se improvisaba. Al venir aquí quise aplicar lo aprendido a mi lugar de origen”, explica Iñigo Aguerri, cantante y acordeonista de Mielotxin desde su fundación.

Al principio fue un experimento, aunque su primer disco Empápate recibió varios premios y un amplio reconocimiento. “Una crítica que se nos hizo aquella época fue que no hacíamos folk real, que lo mezclábamos con muchos estilos (rock, ska…). Aquello me hizo reflexionar. Si la música folk representa la identidad de cada lugar, me pregunté a mí mismo, ¿qué es para mí ser navarro? En base a eso hicimos el segundo disco, Almadiera (2007), que fue mucho más tradicional”, aclara Iñigo.

Miembros de Mielotxin, banda navarra de folk. CEDIDA

En sus 20 años de andadura han tenido muchas variaciones estilísticas y han ofrecido conciertos de todo tipo. Desde recitales íntimos en formatos pequeños a grandes actuaciones junto a grupos de danza, bandas de música o artistas reconocidos. Han recorrido festivales en Francia, Suecia, Portugal, Hungría o Bulgaria y cuentan con 5 largos trabajos y varias grabaciones sueltas. Últimamente se han enfocado más en lo audiovisual, y prueba de ello son los videoclips Dantzari ausarta y Ardoarin que han publicado en Youtube este mismo año.

La esencia subyace en el origen popular de sus interpretaciones, ya que según indican “para realizar música popular hay que tener calle”. El término folk es derivado de la expresión alemana Volk, que significa “el pueblo como un todo”. “Creo que con eso está todo dicho, el folk es la música popular, la de cada pueblo. Si voy a la India me gusta escuchar la música de allí, y aquí lo mismo. Quizás aquí tengamos otro problema, que no sabemos bien qué significa ser navarros”, aclara Iñigo.

El grupo está formado por Iñigo Aguerri (Acordeón, accordina, kalimba y voz), Igor Martínez (Txistu, alboka, piano, txirula, ttun ttun, pandero, cucharas y coros), Salva Tarazona (Batería, cajón flamenco, bendhir, panderoa cuadrado...), Jorge Sanchez (Guitarra) y Xanti Etxeberria (Contrabajo). De sus cualidades destaca el virtuosismo musical y la variedad tímbrica de instrumentos: txistu, txirula, alboka o acordeón se fusionan con el contrabajo, piano y un set de percusiones del mundo en un directo de gran fuerza, frescura y calidad.

El de Tafalla será un concierto muy especial y contará con la colaboración de artistas como Joaquín Taboada al piano, la jotera Noelia Compais, el trío de metales Malatxo, Hutsun txalaparta y los dantzaris locales Tafallako dantza taldea. Un espectáculo de raíz que reivindica nuestra música popular mirando al presente y al futuro. Si pueblo que canta no muere, larga vida a Mielotxin.