La segunda mesa de debate en el encuentro de "Pirineo y Prepirineo frente al reto de la despoblación", organizado por DIARIO DE NOTICIAS con el patrocinio de UAGN, profundizó en los principales desafíos a los que se enfrenta el turismo en el valle de Arce. Javier Diez, alcalde del Valle de Arce ; Karlos Bueno, presidente de la Junta de Aezkoa; Fran Fernández, de la Hospedería Santa Fe fueron los participantes.
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Javier Díez, alcalde del valle de Arce-Artzibar
“Debemos proteger el patrimonio para que el desarrollo no borre nuestra historia”
El Valle de Arce atraviesa un momento clave para su desarrollo. La llegada de fondos europeos ha impulsado inversiones clave en infraestructuras, turismo y patrimonio, pero el verdadero reto es transformar estos recursos en un desarrollo sostenible que beneficie tanto a los visitantes como a quienes viven en la zona. “Nos encontramos ante una oportunidad única, pero debemos gestionarla bien para que genere un impacto real”, afirmó el Javier Díez.
En cuanto al turismo, el alcalde puntualizó que uno de los principales problemas es la estacionalidad que dificulta la estabilidad de los negocios. “Quienes deciden emprender aquí a menudo necesitan un plan B para poder sostenerse todo el año”, explicó. En este sentido, Díez destacó el papel de Irati-Orreaga, una asociación que agrupa a más de 50 establecimientos del Valle. “Realmente están haciendo un gran trabajo”.
Por otro lado, los fondos europeos han permitido la ejecución de proyectos estratégicos, como la rehabilitación del puente de Urdiroz, la mejora del sendero que une Auritz con Aoiz y la adecuación de la ruta EuroVelo 3. Pero el proyecto más simbólico ha sido la recuperación del Palacio de Arce. “Un espacio que cicatriza la herida que supuso Itoiz”, apuntó el alcalde. El objetivo es convertirlo en un punto de encuentro para la población flotante del verano, con actividades culturales y de ocio que fomenten el respeto por el entorno.
Por último, Díez hizo un llamamiento a la protección del patrimonio histórico y cultural del territorio, recordando tres acciones que, a su juicio, han supuesto un atentado contra el valle: “El plan de los 90 para la reintegración de los pueblos abandonados; el desalojo de Itoiz, que dejó varias localidades bajo el agua; y la carretera que comunica Arce con Aezkoa, en la que, tras un mal estudio arqueológico que descartó hallazgos, se construyó sobre un yacimiento romano”.
A pesar de los desafíos, Díez insistió en que el desarrollo del Valle depende de aprovechar las oportunidades actuales sin perder de vista las necesidades de la gente. “Los fondos europeos nos han permitido avanzar, pero también nos exigen continuar”, concluyó.
Karlos Bueno, presidente de la Junta de valle de Aezkoa
“Si hay proyectos estratégicos, debemos apostar por ellos y generar oportunidades”
El turismo en el Valle de Aezkoa está en pleno auge y no es casualidad. Como una de las principales puertas de acceso a la Selva de Irati, este territorio se ha convertido en un destino clave para los amantes de la naturaleza. La reciente declaración como Reserva de la Biosfera refuerza su atractivo, pero también supone nuevos desafíos. “Este reconocimiento supone tanto un logro como una responsabilidad”, señaló durante su intervención Karlos Bueno, quien añadió que “ahora debemos garantizar su mantenimiento”.
Uno de los retos fundamentales en la zona es el asentamiento de población, una prioridad que atraviesa todas las líneas de trabajo. En este sentido, Bueno subrayó la importancia de equilibrar el turismo con otros sectores estratégicos como el primario y la conservación del patrimonio. “La sostenibilidad no solo depende del turismo; necesitamos un sector primario fuerte, cuidar el espacio y generar un entorno atractivo tanto para el visitante como para quienes vivimos aquí”, explicó.
En esta apuesta por la revitalización del territorio, la Fábrica de Armas de Orbaizeta es un proyecto clave. “Ha sido un trabajo arduo durante años para sacarlo adelante, pero el objetivo es convertirlo en un centro de recuperación del patrimonio material e inmaterial, un reflejo de lo que somos y de lo que hacemos”, destacó. Más allá del turismo y la conservación del patrimonio, los servicios básicos siguen siendo una preocupación. “Si hay servicios para nosotros, también los habrá para quienes nos visitan”, afirmó, incidiendo en la necesidad de garantizar la atención sanitaria y adecuar la oferta a las necesidades actuales.
Finalmente, Bueno subrayó que el futuro de la región pasa por proyectos estratégicos con una visión integral. “No se trata solo de frenar la despoblación, sino de generar oportunidades para que los que vengan detrás tengan unas condiciones de vida mejores y adecuadas a cada momento”.
Fran Fernández, Hospedería Santa Fe en Urraúl Alto
“Sin gente que trabaje la tierra, los alojamientos rurales no tienen futuro”
Enclavada en un entorno privilegiado, la Hospedería Santa Fe ocupa los edificios residenciales del antiguo monasterio gótico de Santa Fe, un Bien de Interés Cultural rodeado de paisajes de gran belleza y serenidad. Este rincón ofrece a sus visitantes la oportunidad de desconectar y descubrir el patrimonio natural y cultural de la zona. Fran Fernández, al frente de la hospedería, destacó que, además de los desafíos generales del territorio, existen retos específicos que afectan directamente a quienes apuestan por el desarrollo turístico en la zona.
“El turismo rural en la zona pirenaica ha ganado fuerza en los últimos años, pero aún queda mucho por hacer”, comenzó Fernández, reflexionando sobre los retos del sector. Asimismo, subrayó que es fundamental mantener un sector primario fuerte y ofrecer productos de la zona para lograr que los turistas no solo visiten, sino que se queden. “Si no tenemos gente que trabaje la tierra y los productos de aquí, los alojamientos rurales como el nuestro no tienen futuro”, explicó.
En su intervención, destacó la función de la Hospedería Santa Fe como el “centro neurálgico del valle”, un lugar donde los vecinos del valle pueden reunirse y compartir momentos, ya que la zona carece de servicios básicos como un bar, tiendas o un centro de salud. “Es el único lugar donde la gente puede relacionarse entre los distintos pueblos”, comentó. Fernández también reflexionó sobre la responsabilidad que conlleva ofrecer servicios. “A veces no es opcional decidir cuándo abrir o cerrar, porque sabes que estás privando a la gente de un servicio fundamental”, añadió, resaltando la importancia de que los negocios sigan funcionando para mantener vivo el pueblo. “Un bar es parte de su vida”, señaló, indicando que la colaboración entre los negocios privados y la población local es esencial para frenar la despoblación.
Concluyó su intervención planteando que la recuperación del patrimonio no solo es una cuestión de turismo, sino también de conciencia colectiva. “Si sabemos quiénes fuimos, tendremos una idea de lo que podemos llegar a ser”.