Desde diciembre de 2023, la sidrería Aitona, situada en el valle de Ultzama, está a la venta por 1.100.000 euros. Su propietario, Ignacio Soraluce –dueño del establecimiento desde 2005– quiere traspasar este negocio ubicado a las afueras de Gerendiain – pueblo a 20 kilómetros de Pamplona– para centrarse en su otro proyecto hostelero: la sidrería Behetxonea de Beruete.
“Las dos son rentables, pero mi mujer y yo solo queremos llevar un local porque sino es mucho trabajo. Además, es complicado encontrar cocineros para las dos sidrerías”, lamenta.
En la pandemia, Ignacio cerró la sidrería Behetxonea –no hay servicio de comedor, pero sí que elabora sidra– y su intención es reabrirla si vende el Aitona. “He recibido ofertas, pero son de alquiler”, concreta.
En sus orígenes, la sidrería fue una factoría de leche, en 1988 Victoriano Abad –fundador del bar El Abuelo de la Txantrea– la reconvirtió en restaurante y en 2005 Ignacio le cogió el testigo. “Había estado tres años cerrado. Se jubiló y sus hijos no siguieron”, relata.
Desde entonces, el Aitona se ha caracterizado por el buen comer: menú sidrería –el chuletón es una de sus especialidades–, menú especial fin de semana –asados y pescados–, bocadillos, platos combinados, desayunos, almuerzos, meriendas y cenas.
Ignacio destaca que el Aitona se ha ganado a una “clientela fiel”, se encuentra en un “lugar idílico” cerca de Pamplona –está a 200 metros del frondoso robledal de Orgi, está rodeada de prados verdes y desde la sidrería se observan las colinas de Ultzama–, tiene “un nombre e historia” y dispone de una parcela de 3.600 m2 “perfectamente equipada”: parking propio, parque para los txikis, terraza abierta y cubierta, dos comedores –uno de ellos puede albergar hasta 180 comensales–, cocina y bar. “Es una opción ideal para compartir entre dos parejas. Así tienen más días libres”, anima.