'¡Viva la Pepa!', historia del folklore tudelano
Juan Sáinz bucea en la historia del baile de la Jota de Tudela y en los grupos y personas que han enriquecido la cultura popular de la ciudad
Lo que comenzó con el espíritu de ser un artículo “que dejara constancia de lo que habíamos hecho el grupo Ribera Taldea en 1979”, con calma, trabajo, mucha investigación, entrevistas y constancia, lo transformó su autor en uno de los libros de cabecera que ha de tener todo aquel que desee conocer a la Tudela de verdad, la que queda fuera de la historia académica pura y dura, sino la que marcan y dan forma sus habitantes. El tudelano Juan Ramón Sáinz ha sacado a la calle ¡Viva la Pepa! Historia de La Jota de Tudela. El valor del folklore vivo, y no es baladí el decir “ha sacado a la calle” ya que es ahí donde nace el folklore y donde tomó cuerpo esta joya del corazón de Tudela.
La obra se encuentra ya en su segunda edición, apenas dos meses después de salir a la venta, y tuvo una presentación a lo grande en la plaza Vieja el pasado mes de septiembre en la que tomaron parte la mayor parte de los colectivos tudelanos implicados en la música o la danza.
La historia
Aunque no hay fecha clara de su creación, si existe, por el contrario, de su recuperación, algo que comenzó el grupo Erribera Taldea en 1978 y que consiguió poner a disposición de la cultura tudelana el 30 de julio de 1979. “Ya entonces debimos de dejar por escrito toda la labor que habíamos hecho, pero lo fuimos dejando”, explicaba en la presentación Juan Sáinz.
El primer contacto de la historia les llegó de Melchor Magaña, un tudelano que les contó que había entrado a la banda con 15 años, en 1914, y que oye la música y les oye hablar “de algo de la Pepa” y dice “eso lo hemos conocido como la Jota de Tudela y cuando yo entré a la banda en 1914 ya era vieja”. Así Magaña “nos contó que procedía de Mariano San Miguel y decía que era de Tudela y se la había dedicado a su íntimo amigo Pablo Vallejo, porque su mujer se llamaba Josefa”. Pero el tiempo fue desvelando la realidad de las leyendas sobre la misma. Mariano San Miguel no era de Tudela, era un músico guipuzcoano de Oñati (muy célebre en la época y autor de la música de la bajada del Celedón entre otras) y tampoco se la dedica a la mujer de su amigo sino a Gumersindo Gárate, director de una editorial muy reputada a principios del siglo XX.
Fue Pilar Ojuel quien enseñó a Erribera Taldea los pasos de cómo se bailaba la jota y lo hacía como “pura danza autóctona”, no le había enseñado a bailar nadie y lo aprendió en la plaza, de ver a su madre y a sus abuelas. Así, estos jóvenes folkloristas tudelanos de Erribera Taldea, recogieron la Jota “incluso cometiendo errores coreográficos” un baile que varias personas lo ejecutaban y que era la música que ponía siempre fin a la procesión de Santa Ana en fiestas, que la gente decía que era una jota y le llamaba “la de Tudela”.
Grupos y personas
Estos pequeños entramados históricos se reflejan en Viva la Pepa, pero el libro ofrece mucho más. “El libro quiere hablar de personas, que han hecho grupos y que han hecho mucho por el folklore de Tudela”. Entre ellas la Banda Municipal que a principios del siglo XX ofrecía “la única música que se podía oír en Tudela” y que probablemente compró la Jota de Tudela “por 2 pesetas”. De ella se hablan de nombres como Pablo Vallejo, Arbeloa, Eliseo Pinedo, Jaime Aldás o Vicente Ferrer.
Pero también de otros que han creado y dado vida a la música popular como los txistularis “que en Tudela ha habido cientos” o los gaiteros “que no había en Tudela hasta que no vinieron os de Pamplona e hicieron la academia en 1980”. De aquella academia surgió Jabitxu Pérez de Obanos, sin el que “no se podría entender el folklore en Tudela y en la Ribera, ha trascendido con mucho a todo lo que se había hecho aquí”, indicó Sáinz.
Otro de los personajes célebres de los que se cuentan su aportación al folklores tudelano es Pedro Miguel Sánchez Eguialde, que falleció a principios de este año. “En la evolución del folklore en Navarra viene después de Pedro Miguel”, explicó ya que fue él quien se empeñó y defendió la creación de nuevos bailes y pasos, “también antes se creaban y se hacía en beneficio del pueblo. No hay que quedarse en lo que ya existe. A partir de ahí ha venido todo lo demás”.
También de la Comparsa de Gigantes, que el 6 de enero cumplirá 40 años desde que un grupo de jóvenes dantzaris regalaron unas figuras desnudas al Ayuntamiento “lo que obligó a que compraran los trajes y encargaran a las reinas”. En este entramado hay dos figuras claves José Luis Fraile, a quien se le ocurrió la idea, y José Antonio Castellano “presidente de la Orden del Volatín, el mejor que ha habido. Esta Orden fue la que movió todo el boom de las gigantes en Navarra, no solo en Tudela. La gigantada hizo que hubiera un antes y un después en el mundo de los gigantes”.
Juan Ramón Sáinz ha entregado su vida al folklore y a la música, a su investigación y difusión. Son una de esas personas que entrega su tiempo a la riqueza cultural de Tudela y así lo ha hecho también con este libro y con la Jota de Tudela.
Dentro de la andadura de la Comparsa e Gigantes de Tudela existen tres hitos fundamentales, el 22 de julio de 1992, “cuando Javier Munárriz crea una ópera con los gigantes como protagonistas. Fuimos los primeros es crear una obra así, tan magna. Los demás han venido después”. Por otro lado, el hecho de que quienes bailaran las figuras fueran dantzaris dio una vida y un dinamismo a las figuras que no tenía ningunas otra comparsa de Navarra. Tampoco los gigantes entraban en las iglesias a bailar y los primeros que lo hicieron y en la catedral fueron los de Tudela ese año por una idea de Javier Castellano, “hoy todos hablan de tradición pero no lo hacía nadie en Navarra. En Tudela en el siglo XVII Felipe Terrén, enterrado en la catedral, fue el primero en entrar con gigantes, tarascas, dragones y danzantes valencianos. Nadie lo había hecho hasta que pasaron 350 años”.
Juan Ramón Sáinz ha entregado su vida al folklore y a la música, a su investigación y difusión. Son una de esas personas que entrega su tiempo a la riqueza cultural de Tudela y así lo ha hecho también con este libro y con la Jota de Tudela. Durante 40 años, todos los meses de julio la ha estado enseñando en diversas sedes de Tudela, “sin ese cursillo la Jota no estaría donde está”. Grupos como Erribera Taldea, Muskaria, Anaiak o Muga son herederos de aquella pasión que hizo que un grupo de jóvenes profundizaran en la historia y en la cultura de la capital ribera hace 45 años y a día de hoy lo sigan haciendo, enriqueciendo a Tudela.