Fotografiar fauna salvaje en Marcilla
Felipe Marín ha puesto en marcha una red con cinco ‘hides’ o escondites desde los que se puede observar y retratar a decenas de aves y mamíferos con respeto y sin interferencias
Marcilla tiene un entorno natural que cada vez valora más la gente de fuera, además de la de casa. De hecho, últimamente son muchas las personas de otras comunidades autónomas, así como de otros países, que llegan hasta la localidad para fotografiar a los animales que allí hay, en concreto, aves y mamíferos. Buena culpa de ello la tiene Felipe Marín, que hace un año puso en marcha los Hide Malone Nature, unos escondites pensados para observar y capturar imágenes de fauna salvaje “con respeto y sin interferencias”.
Además de organizar salidas fotográficas puntuales (en septiembre, a la berrea del ciervo, o en febrero, a la migración de las grullas en Gallocanta, en Teruel), ahora se ha centrado en esta otra parte; “hablamos de esperas en las que tú sabes que un animal va a pasar. Vas a un lugar, estás varias horas y lo fotografías”. Para ello, cuenta, “antes has tenido que localizarlo, estudiar sus costumbres y ver dónde se posa. Después, llega un día en el que puedes esperar escondido y fotografiarlo”.
Tras conseguir las autorizaciones pertinentes, Felipe ha colocado cinco hides en puntos que son querencioso para los animales o que él los ha hecho más atractivos naturalizándolos o dejando agua o alimentación complementaria. “Hablamos de entornos privilegiados, cada uno diseñado en función del tipo de hábitat y las especies que lo frecuentan. Desde paisajes esteparios donde se pueden fotografiar rapaces y aves propias de secano, hasta sotos y bosques de ribera que ofrecen un entorno ideal para especies como el azor o los aguiluchos laguneros”.
De hecho, para este marcillés, “lo más interesante es que por aquí en un año han pasado más de 200 personas a fotografiar la fauna que tenemos en el Montico, en Soto Contiendas o en la Planilla”.
La dinámica
Los hides, cuenta, son unas cabañas portátiles, pequeñas y de madera; hay para dos, tres y cuatro personas y están dotadas de un cristal espía para que tú veas lo que pasa fuera, pero los animales no te ven; “lo importante es proteger a estas especies y, sobre todo, que no se asusten, que no vean nada raro ni interfieras en sus rutinas”. Además, dos de ellas están semienterradas para que la foto sea a la altura de los ojos del animal.
La dinámica es muy sencilla: “vas, te sientas, y esperas. El cliente nunca va solo; yo los llevo, los dejo allí y después los saco. Eso sí, una vez que entran no pueden salir para nada. Es una norma básica y fundamental de todos estos escondites. Y es que de esta forma el animal no relaciona nunca que en esa cabaña hay gente”.
En los hides gestionados por Marín se pueden ver más de una treintena de especies; dos de ellos son específicos para mochuelo, por un lado, y abejaruco, por el otro, pero después también hay milano negro, aguilucho lagunero, milano real, busardo ratonero, zorro, andarríos y otros limícolas.
De momento, solo se va de día, pero no descarta poder fotografiar también de noche. “Mi idea es seguir creciendo en cuanto a la diversidad de especies y, entonces, colocar más hides. Podríamos hablar del río, de los cortados… Es un proyecto que tiene que ir poco a poco creciendo”.
Para contactar con él, puede hacerse a través de la web malonenature.com, de Instagram (@malone.nature) o del teléfono 680 362 683.
Conservación
De acuerdo con Felipe, muy concienciado con el entorno y el cuidado del medio ambiente, “está claro que para mí hay un negocio aquí, pero también hay otra parte de sensibilización ambiental que es la que más me gusta; detrás de este proyecto hay un compromiso firme con la conservación”. Sin ir más lejos, donde tiene los hides también ha hecho plantaciones con especies autóctona, trabaja para mantener zonas de refugio y evita cualquier acción que pueda alterar la rutina de los animales.
En Navarra, recalca, “la repoblación del Montico o la obra que se hizo en Soto Contiendas, son ejemplos a nivel nacional. Me gustaría poner en valor o agradecer de alguna manera que yo ahora tengo un hide donde se hizo una actuación de repoblación hace 30 años. Aquello posibilitó una mejora en el ecosistema y en el entorno que ha hecho posible una diversidad biológica que ahora a mí me permite hacer fotografía de naturaleza. El trabajo de la gente que se ha implicado en la restauración ambiental de nuestro pueblo durante tantísimo tiempo ha dado lugar a un entorno tan bueno que permite esta actividad y que vengan franceses, o de otros países, a sacar imágenes. Acciones llevadas a cabo por gente, en este caso de Alnus de la mano del Ayuntamiento, han posibilitado que tengamos un entorno tan bien conservado y de tanta calidad que ahora hay gente que coge un avión para venir hasta aquí. Podemos tener todas las infraestructuras que pasan por Marcilla en un paraje pelado, o podemos tenerlas en mitad de un bosque mediterráneo o un soto bosque… Hay acciones humanas que también han contribuido a la mejora del ecosistema”.