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Juanmi Maza: “Si llueve con fuerza tienes el corazón en un puño”

La riada anegó su bajo ubicado en la calle El Soto, se le estropearon casi todos los electrodomésticos y estuvo cinco meses sin poder regresar a su vivienda

Juanmi Maza: “Si llueve con fuerza tienes el corazón en un puño”Javier Bergasa

Desde agosto de 2010 Juanmi Maza vive en el bajo de la calle El Soto 6, uno de los edificios más cercanos al río. “Se construyó en una zona inundable y nadie se hace responsable”, denuncia Juanmi.

Este vecinoha visto anegarse el parking del Soto cinco veces, en 2011 los patos “nadaron debajo de mi ventana” y en 2021 el Arga alcanzó los “dos metros y medio” de altura en el exterior de la vivienda y el metro en el interior.

“Fue catastrófico, sucedió lo inimaginable. Nunca piensas que el agua puede entrar a tu casa, como mucho al trastero o al garaje”, señala. 

La riada arrasó el bajo de Juanmi: cocina nueva destrozada, muebles podridos, horno y lavavajillas estropeados, suelo levantado, paredes enmohecidas, sofá y cama cubiertos de lodo, ropa y zapatillas embarradas, el piano deteriorado... “Soy músico aficionado y fue lo que más me dolió en el alma”, confiesa.

El coche, aparcado en una bajera, acabó en el desguace y solo sobrevivieron el frigorífico y la lavadora. “Está tocada, desde la inundación hace un ruido infernal”, comenta.

El piso quedó “inhabitable”, el Ayuntamiento –por entonces gobernaba UPN– le ofreció “una vivienda vacía y sin muebles” por 800 euros al mes y Juanmi vivió cinco meses en casa de sus padres. “No me quedó otra porque la propuesta era una broma”, critica.

Para que esta situación no se repita, pide al actual Consistorio que desarrolle un “plan de contingencia” que contemple dónde realojar a los vecinos que se queden sin casa. “No puede ser que cada uno se busque la vida. No todo el mundo puede recurrir a familiares”, insiste. 

Desde la riada, los días de fuertes precipitaciones tiene “el corazón en un puño” y le cuesta conciliar el sueño. “Un ojo lo cierras y el otro lo tienes medio abierto por si salta la alarma del teléfono”, admite.

Por eso, considera “positivo” que el Ayuntamiento actúe en el río, aunque es escéptico con el desplazamiento de la mota. “El problema no es que llegue una ola, sino que por vasos comunicantes el agua empieza a salir de las alcantarillas y comienza a inundarse como una piscina”, expresa.