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Tino, el vendedor de chuches que hace feliz a Ansoáin

Después de casi 30 años vendiendo dulces en la plaza Lapurbide, Agustín Villarroya ‘El Tino’ ha sido elegido a las puertas de su jubilación para lanzar este jueves (18.00) el chupinazo de las fiestas de Ansoáin

Tino, el vendedor de chuches que hace feliz a AnsoáinIban Aguinaga

Casi cuatro décadas dando alegrías a los más pequeños, las tres últimas, en Ansoáin. “Cuando les das las chuches, a más de uno se les abren los ojos como platos de la emoción”, dice. Agustín Villarroya El Tino sabe de lo que habla. Tiene más de 300 especialidades de dulces en su pequeño comercio de la plaza Lapurbide. Es pequeño, pero no le hace falta más para dar felicidad. 

Ansoáin ahora se la ha devuelto con creces y este jueves, a las 18.00 horas, lanzará el chupinazo de las fiestas desde la plaza del Ayuntamiento. La candidatura de El Tino fue presentada por Antsoaingo Talde Gorria y ha ganado por goleada en la votación popular. Ha recibido 898 votos, muchos de ellos seguro que aquellos vecinos y vecinas que de txikis le compraban regalices rojos y chupasuses, y todavía recuerdan el momento. “El chico más dulce de Ansoáin, me llaman”.

Tino, dueño de tienda de chucherías en Ansoain, que lanza este jueves el cohete de fiestas.

“¿Nervioso? Aún no, pero me pondré, sí. Es mucha emoción, no pensaba que me votaría tanta gente”, dice Tino. Pamplonés, residente en la Rochapea, acabó uniéndose a Ansoáin para siempre. “Estudié auxiliar administrativo, trabajé cuatro meses en la tarjeta de transporte, en el Gobierno de Navarra, y, después, me salió la oportunidad, porque tengo una cojera, de regentar el kiosco de chucherías que había en la avenida de San Ignacio”, junto al monumento a Ignacio de Loyola. Allí estuvo durante 10 años, hasta que se acabó. “Entonces, mi cuñada me avisó de que en Ansoáin había esta tienda. El primer año fui de alquiler y al segundo año la compre”, recuerda.

“Hoy los críos se atreven con cualquier sabor: ácido y picante, cuanto más les pica más quieren. La chuchería no pasa de moda”

AGUSTÍN VILLARROYA 'TINO' . Vendedor de chucherías que lanza el chupinazo

Por eso ha estado siempre vinculado a las chucherías, un oficio para el que, según explica Tino, “hace falta mucha paciencia. ¡Imagínate, te viene un niño que tiene 2 euros y se lo tiene que gastar todo. Y se pega más de media hora decidiendo... ¡No sé qué quiero, patatas, gomis, pipas....! te dicen”. Los niños y niñas le hablan pero también los mayores. Quien más o quien menos ha caído en una tienda de chuches alguna vez: “Esto es un pequeño confesionario”, dice. Pero tiene una máxima: “Yo no cuento nunca nada de nadie, soy una tumba”. Tino ha estado 26 años sin vacaciones, trabajando de lunes a domingo detrás del mostrador: “Solo cierro los 10 días de Sanfermines, porque Ansoáin se queda vacío, pero aquí me he pegado media vida”. A la mañana, un rato, y por la tarde, de 5 a 9 y media, a 10... “En verano, me he llegado a quedar hasta las doce”, confiesa.

Del chicle Bazooka a la chuchería picante

En esta dilatada trayectoria como vendedor de golosinas, Tino dice que las modas han cambiado. “En mis años de crío, solo había el chicle, el ragaliz o las pipas. Estaba el Bazooka, el cheiw, el chicle negro...”. Poco más. Hoy, en cambio, solo en el pequeño establecimiento de 18 m2 de Tino se venden “unas 300 gominolas diferentes. ¿Cuáles son las que ahora triunfan? Las reinas son el pulpo pica-pica, la llave ácida, el dedo y la fresa”.

Lo dice como si nada, porque es un maestro chuchero. Solo maestro porque él no las prueba: “Soy diabético. Para mí es solo trabajo. Por eso cuando alguien me dice, qué tal es esa chuchería o la otra, les digo: ‘Ni lo sé”. La chuchería también tiene sus cuidados: "Pierde mucha agua y se queda seca. Por eso yo tengo unos capacicos pequeños y siempre está fresca. Yo creo que eso también ha hecho que haya estado tantos años”.

El azúcar, a pesar de estar demonizada por sus efectos a la salud, lo cierto es que sigue triunfando. La chuchería “no ha pasado de moda”, al contrario, sigue en evolución. Tino siempre está corriente de las novedades, porque los críos se lo exigen: “Me gusta tener lo último, porque es que los chavales se atreven con todo. Dulce, ácido... y picante, cuanto más pican más quieren, y eso que hay algunos productos que casi muerden. Y les encanta que manche la lengua, sobre todo el azul”. Además, por si alguien lo pide, hay chuches sin azúcar. Pero “a nadie le amarga un dulce; como todo, un poco se puede”. Sin embargo, han pasado tres décadas y, según dice, el producto de su tienda que más vende no lleva azúcar. “Sin lugar a dudas, las pipas Facundo, triunfan”. A la semana, vende fácilmente 300 bolsas.

“Ansoáin es especial”

Agustín, Tino, cumplirá el mes que viene 67 años y en agosto de 2026 baja la persiana de su tienda de Ansoáin. “Pondré un cartel de 'Se vende' y a ver quién quiere. Este es un buen negocio para completar los ingresos en una familia, por ejemplo. Es un trabajo bonito”. Eso, y la gente. Por eso, Tino no quiere dejar pasar esta oportunidad para agradecerle al pueblo de Ansoáin el poder lanzar el chupinazo y tantos años. “Muchísimas gracias. Ansoáin es un buen pueblo, con una gente muy maja y cariñosa”.

Ya sabe cómo va a ser su vida tras la jubilación: “Quiero ir a todos esos días especiales de Navarra, a la fiesta del pimiento, del queso...”. Vivir la vida.