- "Es algo chocante, pero con el compañerismo que tenemos aquí nos estamos motivando los unos a los otros. Se lleva mejor así". Claudia de Oliveira Cunha trabaja desde hace "10 años fácil" en el supermercado BM de la calle Tomás de Burgui de Ansoáin. Se exponen día sí día también para no añadir a los muchísimos dramas de esta alerta sanitaria la histeria ni el hambre, el último eslabón de una cadena que garantiza alimento y producto de primera necesidad en casa.

Claudia agradece "las muestras de cariño de los clientes, porque al final estamos aquí para servirles", y reconoce que el miedo está siempre presente: "Tenemos una familia, y estás saliendo y entrando. En casa somos dos los que trabajamos en el supermercado, tenemos un niño pequeño y es una preocupación real, pero bueno...", dice con cierta resignación. Y ahí sigue, al pie del cañón, expresión con la que se ha rebautizado esta sección desde que salir de casa supone un riesgo para la salud. Jugársela por el bien común.

Mientras la cifra de contagios y de personas fallecidas con COVID-19 aumenta de forma desoladora, en el supermercado las aguas bajan más tranquilas que en los primeros días. "Al principio hubo bastante locura, era una barbaridad. Compraban como para un año. Pero poco a poco la gente ha visto que nos va llegando producto, que no hay ningún problema de suministro... y ya no se ven las baldas totalmente vacías. Si no hay de una marca hay de otra, no nos está faltando de nada", detalla Claudia.

Su compañero Iñaki Barceló Gastón, encargado del BM, concreta que "sobre todo hemos notado los golpes conforme llegaban las noticias; el cierre de los colegios, el estado de alarma... esos momentos sí se ha notado".

El suministro llega puntual -incluso con algún camión de refuerzo- pero "la gente está haciendo acopio y comprando más de lo normal, y a veces lo que falla es que no da tiempo a que venga el camión o a reponer. Ese es el problema, más que el suministro. Hay alguna cosa concreta, como el gel de tal marca, desinfectante sin agua, alcohol... que se agota y en central tardan dos días en traer, pero en BM tenemos la suerte de que somos multimarca más que marca blanca, y el cliente si no tiene una encontrará otra. Alguna cosa se ha agotado porque no se preveía y no hay tanto stock. Por lo demás el suministro, conforme llega, a reponer", tranquiliza Iñaki al personal.

Una de las claves para garantizar las buena salud de las estanterías y que no falte lo imprescindible ha sido eliminar lo prescindible. Lógico. "Tenemos hasta cinco surtidos. El 1 y el 2 son los productos que más rotan de primera necesidad: leches, arroces, aceites, aguas, higiénicos, detergentes, lavavajillas... Por ejemplo, una salsa china o un vino especial ya saltan de surtido, y eso la empresa directamente lo ha cortado para que los camiones vengan con cosas que la población necesita. Puede faltar algún capricho, pero así garantizamos que lleguen los productos que realmente se demandan", argumenta.

El producto está, y las medidas de prevención también. En poco más de diez días de estado de alarma la población ha asumido como parte de su rutina hacer la compra con control de aforo, guantes sí o sí y distancia de seguridad en caja. "Siempre hay alguno que parece que no se ha enterado, pero son casos muy puntuales y por nervios. El comportamiento de los clientes está siendo ejemplar, veo mucho civismo".

En este supermercado de Ansoáin la mayoría de clientes son "los de toda la vida. Alguno nuevo viene para ver si hay existencias de algo que no tenga la competencia, pero en general es el perfil de siempre". Además del servicio a domicilio que ya funcionaba en el supermercado antes del virus "la empresa ha incorporado el Tele BM. Los mayores de 70 años pueden llamar a un número 900 en el que se le hace la compra y se la llevamos a casa. Dos a la semana y con un máximo de 100 euros. Tenemos que echar un cable a los que lo necesitan".

Iñaki tiene la sensación de estar "en una película que no te acabas de creer", pero prefiere quedarse con que "tanto los compañeros como los clientes están respondiendo muy bien y arrimando el hombro, y eso es de agradecer. Todos chapó", finaliza. "Entre todos tiraremos para adelante con mucho esfuerzo. Y es muy importante mantener la sonrisa", apostilla por su parte Claudia.

"Al principio fue una locura, la gente compraba para un año. Pero ya han visto que no hay problemas de suministro"

Trabajadora de la cadena de supermercados BM