- Las patatas han echado tallo. Las borrajas, perdidas, y las fresas "ni se ven" entre una maleza que se acumula mientras la hierba crece y crece, comiéndose casi por completo todo lo que encuentra a su paso. Cuenta el vecino de Pamplona José Bautista que cada vez que va a su huerta, "un terrenico de un par de robadas" en Torres de Elorz, se le cae el alma a los pies. "Sólo me dejan ir a dar de comer a las gallinas, no se puede sembrar nada. Y cuando voy y veo cómo está todo... Me da una pena tremenda", confiesa.

A sus 78 años, asegura que lo de ir a plantar, recoger las verduras y cuidar y mimar este preciado rincón de algo más de 1.000 metros cuadrados era lo único que le mantenía entretenido. "Me gusta ir de vez en cuando, hacer cosas, me mantiene ocupado. Y todo lo que tengo es para mí y para mis hijos, no saco mucho pero lo que hay es para la familia, no se trata de vender", señala.

Ya no puede más con este confinamiento: "Estoy que me subo por las paredes, no entiendo por qué los que tenemos huerto no podemos ir a cuidarlo, es una pena, y más ahora que comienza la temporada y es cuando se pueden sembrar muchas cosas. Se va a echar todo a perder, lo que hemos comprado para sembrar, y luego va a ser una faena no tener de nada", valora.

Según las instrucciones del Ministerio del Interior, no están autorizados los desplazamientos a huertas ubicadas en segundas residencias o huertas de recreo, tampoco a las que estén situadas en otro término municipal. "Soy un pensionista, como vaya y me multen la hemos liado -bromea-. Tengo once gallinas y no puedo ni sacarlas, a los árboles les echo un producto para que no enfermen y tampoco lo he podido hacer, miro de reojo la huerta y con lo bonita y cuidada que la tenía antes... Es una faena", lamenta. "Luego va a llevar mucho trabajo", remarca.

Bautista mantiene este terreno desde hace cuarenta años, y se ubica en una zona en la que hay una treintena de huertas de recreo. Los vecinos tampoco van. "A alguno que conozco, que no puede ir porque no tiene animales, le voy contando si ha llovido y si todo está en orden", relata, lamentando una situación para la que reclama soluciones. "Si están tomando medidas con otras cosas deberían pensar en nosotros. No hacemos mal a nadie, yo solo quiero ir a mantener mi terreno, a sembrar, ahí solos no molestamos a nadie". Las patatas que luce en la fotografía ya se echaron a perder porque no pudo plantarlas. "Que pongan límites, yo estoy dispuesto a cumplirlas. Pero algo tenemos que poder hacer".

Son muchos los vecinos y vecinas afectados por una normativa que, por lo general, no entienden, ya que la mayoría sólo quieren acudir a sus huertas para desahogar el autoconsumo o el consumo familiar, en pequeñas cantidades y de productos que ya habían plantado antes de la cuarentena y ahora les toca recoger. Pero también hay quien reparte esos productos entre quienes más lo necesitan. "Y si tampoco nos dejan sembrar, ¿cómo vamos a recoger?", señalan desde Huertas Amigas, un proyecto solidario que desde hace una década dona sus cosechas a diferentes colectivos que lo necesitan en varios municipios de la Comarca. Una veintena de personas, la mayoría jubiladas, colabora con entidades como Ayuda al Vecino de Berriozar, Apoyo Mutuo de Pamplona, Plataforma Social de Barañain Saskia, Servicio Social de Base de Valdizarbe, Cáritas de Puente la Reina/Gares, o el Paris 365 de Pamplona.

Cuentan con huertas en Puente la Reina, Lezáun, Lumbier y Aranzadi, y el año pasado repartieron 22.100 kilos de patata, 11.500 de calabaza, 780 de acelga, 12.700 cabezas de ajo, 5.280 kilos de berza, 1.400 Kg. de borraja, y otros tantos calabacines, cebollas, puerros o pimientos y lechugas, entre otros productos hortícolas. Durante los meses de febrero, marzo y abril realizan los trabajos de preparación y abono de las tierras, limpieza, quitar piedras, poda de algunos árboles frutales, etc.

En abril les tocaría, a estas alturas, plantar cebollas. En mayo calabazas, tomates, pepinos o acelgas; y en junio recolectar habas y guisantes, entre algunas de las actividades que estarían realizando si no les limitara el confinamiento. "Necesitamos que esto se resuelva, que la normativa nos permita acudir a las huertas para recoger y también para sembrar, ahora que empieza la temporada. Realizamos una labor social que es necesaria y sin la cual se van a ver afectadas muchas personas", explican desde la asociación.

"Vamos muy mal, los campos, muchos de los cuales son cedidos por ayuntamientos, hay que mantenerlos y cuidarlos. La tierra está preparada para la siembra pero si se abandona no sirve de nada, se echa todo a perder", lamentan, y recuerdan que habían comprado, antes de la pandemia, "un montón de kilos de patata que no hemos podido poner. Todo esto es una lástima, sobre todo para quienes más necesitan esos productos que, a este paso, no van a poder recibir".

"No entiendo por qué no podemos ir, se está echando a perder y es una pena"

Vecino de Pamplona