El comercio de Estella-Lizarra ya tiene claras unas cuantas líneas para saber hacia dónde puede o, más bien debe, ir en el futuro. Así, el Ayuntamiento ha presentado el Plan de Atracción y Ordenación Comercial que recoge un claro diagnóstico de la situación y marca las líneas en las que se tiene que trabajar para conseguir sostener y desarrollar esta actividad.

Con cerca de 300 establecimientos, el comercio urbano de Estella tiene por delante grandes retos pero, como indica el plan, debe ir acompañado por el ámbito público y es que el Ayuntamiento tiene mucho que decir y, sobre todo, hacer en lo que al espacio urbano se refiere.

El plan analiza con detalle la configuración física de la ciudad, concretando las zonas más comerciales y cómo están estos establecimientos; también estudia cómo es la clientela, dónde compra y si se utilizan o no tecnologías en las tiendas. Además, analiza las diferentes acciones de dinamización que se realizan en la ciudad.

las cifras

Una realidad compleja

El diagnóstico es claro: el 72% del gasto que hacen los vecinos de Estella lo realizan en el comercio urbano; otro 18,7% en las superficies que hay en el extrarradio y el resto, un 9,4%, fuera de la ciudad. De lo que se va, casi la mitad se lo lleva Pamplona y un 22,3%, Logroño. Y es aquí donde aparece internet y es que una de cada cuatro compras que no se hacen en Estella se van a la red. Por tipo de producto, es la ropa, el calzado y los complementos lo que más se compra fuera llegando a salir el 40%. En el otro lado, está el dato de que los estelleses hacen la mayor parte de su gasto en servicios y restauración (93,5%) en la propia ciudad.

Como explicó Íñigo Arteche, de Ikertalde, durante la presentación del plan, la edad está relacionada con el gasto que se realiza en la ciudad. Siendo los más mayores los que más compran en Estella y los jóvenes los que menos y es que los que tienen entre 18 y 24 años dejan fuera el 43% de su gasto.

En cuanto a los establecimientos, cabe destacar que este sector emplea a 1.040 personas de las que el 66% son mujeres. Un problema con el que se encuentra el comercio de Estella es la falta de sucesión y es que el 31% de los responsables de las tiendas cuenta con más de 55 años y de ellos solo el 30% tiene prevista la sucesión o el traspaso.

En cuanto al número de comercios, cabe destacar que hay casi los mismos ahora que al inicio de la crisis (292 frente a 295 en 2009) aunque sí que es cierto que se han incrementado los que se dedican a alimentación y droguería y han descendido los de equipamiento personal.

A cerca de la configuración urbana, el plan señala que la realidad es complicada. En Estella está separada la zona turística de la comercial y dentro de esta se encuentra, por un lado, el casco histórico que abarca desde la calle Mayor hacia la plaza de Los Fueros e incluye también el área desde la plaza de Santiago hasta la calle del Puy y la otra zona la denomina como el ensanche que abarca desde la Inmaculada hasta la Estación y el espacio entre el Puente de la Vía y el de Los Llanos.

Lo cierto es que el plan concluye que el casco histórico “fruto de la evolución urbana se encuentra comercialmente en declive, como buena parte de las zonas históricas de muchas ciudades”; y que el ensanche “no responde aún a los estándares ni al nivel de oferta propios de un área central comercial comarcal”. De esta manera, el plan determina que “se dibuja así un modelo en crisis en el que lo que fue se apaga y sufre, pero en el que el espacio nuevo del ensanche no se dibuja aún como un espacio comercial de excelencia para la comarca”.

las propuestas

¿Qué se puede hacer?

El plan marca una serie de medidas que se podrían tomar para mejorar la situación del comercio. Estas las diferencia en cinco ejes: espacio urbano; clientela; competitividad y tecnología; animación y dinamización; y gobernanza.

En la primera de ellas se refiere al espacio urbano y aquí destaca la necesidad de trabajar en una integración entre el casco histórico y el ensanche. También es importante que se haga una buena gestión del tráfico y la movilización y que se realice una ocupación de los locales vacíos. En este sentido, desde Ikertalde proponen que se permitan diferentes usos como turísticos o residenciales a los establecimientos que comercialmente será muy difícil que se lleguen a ocupar. Además, de que, por ejemplo, que los escaparates de estas bajeras vacías los puedan utilizar otros comerciantes para mostrar su género.

Ikertalde anima a que se tenga conciencia de qué zonas pueden tener futuro comercial y asumir que hay otras que necesitarían de un impulso en otro sentido.

El plan también propone medidas concretas para cambiar la cara a la zona comercial. Por ejemplo, ampliar las aceras de determinadas calles o apostar porque todo el área tenga una estética común. Estas y otras muchas propuestas aparecen en el plan.

En cuanto a la clientela, el objetivo es fidelizar a los compradores actuales y atraer a los nuevos. Para ello se proponen estrategias segmentadas por colectivos como, por ejemplo, desarrollar diferentes acciones según la edad del público objetivo. Otro aspecto interesante es la creación de la Comunidad Estella, es decir, que los comercios gestionen la información que tienen de los clientes para llevar a cabo acciones concretas según las características de cada persona y sus intereses.

En cuanto al ámbito de competitividad y tecnología, se trataría de realizar actuaciones como formaciones sobre gestión, comunicación o nuevas tecnologías para los comerciantes.

En lo referente a animación y dinamización, el plan propone que se revisen las acciones que ahora desarrollan y que se impulsen otras nuevas si se considera necesario.

Por último, el quinto eje es el de gobernanza y aquí aparece la necesidad de crear un organismo público-privado de economía urbana que impulse las medidas a llevar a cabo para conseguir relanzar el comercio urbano. Esta entidad podría ser el motor para desarrollar el plan.