- Hace siete años que Vanessa Rodríguez llegó a París, ciudad en la que ejerce como fisioterapeuta en un centro de hospitalización de días. Tras varias idas y venidas, la empresa finalmente cerró por la situación sanitaria y ahora aprovecha para disfrutar de hobbies como la lectura o la cocina. “El día a día aquí es vertiginoso y al parar descubres el estrés y el ritmo de vida que llevamos”.

En París está todo cerrado, salvo las tiendas de primera necesidad, y los ciudadanos pueden salir una hora al día, sin alejarse más de un kilómetro del domicilio, para realizar alguna actividad física de forma individual.

La última vez que Vanessa estuvo en Lodosa fue en Navidad y, aunque tenía billetes para ir en marzo, su escapada se vio truncada: “Dudé si ir o no, pero las restricciones fueron aumentando y decidí quedarme. Me apetecía mucho estar cerca de mis padres, con mi familia y en mi país, pero era un viaje innecesario. Cuesta asumirlo porque tienes miedo de que pase algo allí estando aquí. Es cierto que ahora hablas más con todos por teléfono, pero falta el contacto”, aseguraba e insistía en que está deseando “ir a casa y aprovechar para salir a cenar y tomar algo con los amigos”.

“El día a día aquí es vertiginoso y al parar te das cuenta de ese estrés”

Fisioterapeuta en París