e Sesma, pasando por Allo y Estella, el referente pictórico de Tierra Estella, Jesús Mari Bea Serrano, ha presentado una nueva exposición en la Casa de Cultura Fray Diego de Estella llamada Caminos en la acuarela-Akuarelako bideak. En ella se encuentran 384 obras hechas por el autor en los últimos años, y han sido presentadas en las dos salas principales del centro cultural. También contiene la obra que le dio su último galardón, el 2º Premio Internacional Majadahonda 2021.

Jesús Mari Bea define esta exposición como especial, ya que no está ordenada por tema ni por técnica, sino que tiene todo aquello que no encajaba, o parte de esas series que no había metido anteriormente. “Lo que ocurre es que aquí confluyen la abstracción, figuración, expresionismo e infinidad de técnicas que están dentro de la acuarela”, añade el pintor.

La pandemia y el confinamiento también le hicieron mella. Consiguió lo que a muchos artistas les resulta difícil, que es producir obras para ellos mismos. Es decir, durante el confinamiento, pintó por y para él, y esto le ayudó a sobrellevar los dos meses en casa.

Jesús Mari Bea suele unir sus obras con lo que le rodea, tanto geográfica como personalmente, y también con la actualidad. Como ha informado al respecto, “expreso lo que vivo y siento en el momento. Si la obra la haces con gusto y ganas, es emoción, sea abstracta o figurativa. Por ejemplo, la arqueología me ha gustado siempre, y me gusta pintarla. Tengo varias pinturas de Estella, al igual que puedo pintarte algo completamente abstracto que sean manchas. Todo depende de la conexión psicológica con el cuadro”.

Cuando empezó a pintar, lo hizo con acuarela en los antiguos Escolapios, lo que ahora es Lizarra Ikastola. Recuerda que su primera obra fue pintar la cara de Jesucristo. Estudiando en Maristas fue cuando realmente se interesó por la pintura, gracias a un profesor que, para Jesús Mari Bea, hacía magia con el pincel.

Para él, su propia evolución ha sido innegable, ya que su último premio ha sido por salirse de lo que se conoce como pinturas de acuarela. En el concurso reinaba la acuarela clásica con escasa abstracción. No obstante, Bea quiso mezclar la abstracción con la figuración, consiguiendo una gran sensación realista y fotográfica.