Ni una, ni dos, ni tres; hasta cinco veces se dieron la vuelta las vacas del ganadero local Teodoro Vergara en el que fue un encierro del Pilón muy, muy peligroso y complicado que se alargó más de media hora y en el que se vieron en apuros muchísimos espectadores que había a ambos lados de la ladera, por suerte, sin mayores consecuencias. Y es que, a pesar de los momentos de tensión y pánico que protagonizaron dos animales novatos en el Pilón, pero veteranos en años, como apuntaba Vergara, en concreto las reses número 2 y 72 que decidieron no bajar al corral con el resto de sus hermanas, la DYA solo tuvo que atender a nueve personas, ocho de ellas con erosiones y una con un esguince. De acuerdo con Adriana Autor, ninguna de ellas fue atendida por caídas en la carrera si no al intentar escapar de la vaca que trepó al monte.

Una de las vacas de Teodoro Vergara embiste a un joven en la ladera. Unai Beroiz

Un encierro de infarto 

En el encierrillo de las 7.30 horas ya se pudo sospechar que la de ayer no iba a ser una bajada tranquila al quedarse una de las reses sola embistiendo a diestro y siniestro, así que a las 9.00 horas, y tras el segundo cohete, la expectación era máxima.

Aunque los animales salieron bien del corral, el hecho de no verlos llegar a la fuente de los Pajaricos cuando el cronómetro marcaba en torno a los 30 segundos ya hizo presagiar lo peor; y así fue. Las vacas, las diez, se dieron la vuelta y regresaron con brío al corral. 

Teodoro, que volvió a azuzarlas, pensaba que a la segunda iba a ir la vencida, pero nada más lejos. Y es que, en el mismo punto, en ese instante comandadas por la vaca colorada y a pesar de los intentos del pastor por reconducirlas con la vara, volvieron a girarse y a regresar al punto de partida. “¡Qué impotencia! Es que no había forma de que salieran; he sudado tinta. Las arreábamos, pero es que no había forma. Yo, la verdad, es que daba el encierro por perdido; no hay Pilón hoy, pensaba, algo que nunca ha pasado, pero es que ya me espero cualquier cosa porque algunas veces sí que han remoloneado, pero así, no”, explicaba el ganadero falcesino.

El problema, apuntaban algunos al acabar, es que en la parte alta no estaban los corredores habituales y los animales no tenían una guía u objetivo al que perseguir, por lo que se frenaban y daban media vuelta.

Fotos del segundo encierro del Pilón de Falces 2024 Unai Beroiz

El guion se repitió hasta la quinta intentona, momento en el que ocho de ellas lograron bajar la cuesta, pero casi sin pena ni gloria ya que en la parta alta se habían parado dos animales que comenzaron a sembrar el pánico. Y es que, lo que hasta ese momento eran risas, bromas y algarabía, acabó convirtiéndose en momentos de verdadera tensión.

La vaca cárdena, la número 2 e hija de la 600, animal que la lio mucho hace unos años en el Pilón como recordaba Vergara, escaladora nata, comenzó a subir por la ladera arremetiendo contra todos los que allí estaban. Agazapados entre las hierbas, zarzas y matorrales, familias enteras intentaban, presas del pánico, pasar desapercibidas. Poco a poco, a trote, y sin volver a despistarse, regresó al corral de arriba del que ya no volvió a salir.

Y, finalmente, y gracias a la habilidad y pericia de los recortadores y pastores, la número 72, que fue la que también tuvo sus dudas en la subida y que se quedó arremetiendo contra los maderos durante un buen rato, llegó al corral de abajo. “Se han tenido que emplear todos ellos al cien por cien”, insistía Vergara.

La vaca cárdena, siguiendo a una joven. Iñaki Porto

Emoción sin heridos 

De acuerdo con el ganadero, que aseguraba haberlo pasado “muy, muy mal, ahora, y viendo que no ha pasado nada grave, estoy muy contento en general porque ha habido mucha emoción y después, tanto la prueba como el encierro de mediodía también han ido bien. La verdad es que no sé cómo acertar; estas vacas hacen lo más difícil”.

El domingo cerrará los encierros, pero, eso sí, ya desvelaba Vergara que “de las de hoy (por ayer) no repite ni una, eso te lo digo yo”.