ay muchas cosas que han cambiado en los últimos meses por culpa del bicho, aunque algunas, simplemente, se han acrecentado. En Pamplona y Comarca ya era una tarea complicada encontrar un piso en alquiler antes de la pandemia, sobre todo a un precio asumible, pero es algo que ahora se ha convertido, casi, en una misión imposible. Lo reconocen las propias inmobiliarias, que asumen que aunque los precios no han subido -no de manera desorbitada- sí se han “estancado”. Se han mantenido, pero el problema es que ya estaban altísimos: el incremento es de un 15% en los últimos tres años, tal y como asegura Andrés Gracia desde Inmo31. Y esto se debe, simplemente, a que hay muchísima demanda y la oferta es escasa. “Ahora mismo tenemos más de 900 demandas de vivienda en alquiler y entre 5 y 10 pisos que se ofrecen al mes”, explica Gracia. Es un mercado difícil y eso no ha cambiado en los últimos años pero ahora el covid está consiguiendo, por otra parte, que los criterios cambien.

Porque a la mínima oferta que ya había se suma ahora el miedo de algunos propietarios, “que deciden esperar a que pase la crisis, a ver cómo va la cosa, antes de poner su piso en alquiler”, cuenta Fabiola Ojer, de la inmobiliaria Cidenar. “Les da miedo alquilarlo a una familia o a una persona que después no pueda afrontar los pagos porque se quedan sin trabajo o están en ERTE”, explica. La otra cara de la misma moneda es la realidad del propietario, que también puede estar afrontando una situación crítica. “Hay muchas familias, gente mayor, que hacen sus ahorros y para asegurarse la pensión o subirla un poco han invertido en comprar un piso que luego ponen en alquiler. O familias de la Ribera, por ejemplo, que compraron un piso en Pamplona para sus hijos mientras estudiaban y ya no lo usan o se han ido fuera y deciden alquilarlo. Hay muchos casos, y para algunos es su única fuente de ingresos, así que con esta crisis pueden pasar de vivir con cierta holgura a estar ahogados si el inquilino no les paga. Eso es algo que les está frenando, también por temas de seguridad jurídica”, asume Fernando Flores, presidente de la Asociación de Inmobiliarias de Navarra (AINA).

Es una situación “muy extraña”, dice, “porque no salen pisos ni para venta ni para alquiler, y estamos prácticamente en un contexto de precrisis, aunque en Navarra el paro no era muy elevado con respecto a otras comunidades cuando empezó todo esto”, señala. Por precios, hay de todo. “El límite de la persona que solicita alquiler suele ser de 600 o 650 euros, por ese precio hay pisos de 70 o 75 metros cuadrados. También de menos. Pero una cosa es lo que se pide, otra lo que se alquila y otra lo que las personas tienen posibilidad de alquilar. El precio no debería superar el 30% o 35% de la renta de la familia”, incide Flores.

Lo que le ocurre al posible inquilino, valora, es que “hay tan poco que se agarra a lo que haya, y al precio que más se acerca a lo que él puede, a veces por encima incluso de lo que él pensaba. El precio de alquiler no está bajando y eso es un problema. Ya estaba alto pero lo que sale se alquila: para noviembre se nos queda libre un piso después de 5 años alquilado. Estaba por 500 y la propietaria lo alquilará, seguramente, en 600 o algo más. Salvo que busquemos un perfil muy especial, muy a largo plazo. Las inmobiliarias siempre aconsejamos que sea un precio razonable y que el inquilino pueda pagar porque, si no, llegan los problemas... Y los salarios están como están. O no puede pagar o se va porque sale otro piso más barato”.

También Gracia apuesta por regularizar los precios. “Si fueran normales no tendríamos problemas. Rebajarlo algo permite elegir más a la gente y ver que no va a haber problemas, aunque son casos mínimos. Si no pueden pagarlo es un fracaso y que se queden en la calle, un disgusto. No queremos fracasos ni disgustos”, señala.

Desde la PAH asumen que el mercado de la vivienda “se está convirtiendo en algo inasumible para la mayoría de las familias. Cada vez hay más personas de aquí, trabajadoras, con un sueldo fijo en casa, que no pueden asumir el incremento del precio de los alquileres”, explica Begoña Alfaro. Asegura que hay inscritas en el censo del Gobierno de Navarra “miles de familias” que buscan arrendar un piso “pero que con la escasa oferta que hay, la especulación de los propietarios con los precios y la precarización de los sueldos lo tienen imposible”, asume, recordando también que hay “muchas viviendas vacías. Hay casos muy extremos, desde familias que viven en una habitación hasta otras que ahora, por la crisis, están en ERTE o se han quedado sin trabajo. El otro día vimos que en Berriozar se pedían 430 euros de alquiler por una habitación...”, lamenta.

Los precios, explican desde las inmobilarias, ya no dependen de la zona porque ese incremento “es generalizado”. A pesar de eso, indican que está habiendo algo de movimiento. Y ya no importa tanto el lugar si uno consigue un piso a buen precio, aunque sea a 20 kilómetros de Pamplona. Cerca de la ciudad, pero con las comodidades y la tranquilidad que brindan los pueblos. “Si nos volvieran a confinar ya sabemos las horas que pasamos en casa, vemos defectos que antes no veíamos, y vivir en una pequeña buhardilla en la que pasas pocas horas, sobre todo para dormir, no es lo mismo que pasar en ella toda una cuarentena. Hay gente que ha querido cambiar de piso por si acaso, por lo que pueda pasar”, avanza Gracia.

Tampoco quieren compartir. “Si antes compartían un piso entre tres, hay muchas personas que después de convivir tan estrechamente tantos días ya no quieren hacerlo y buscan un piso para ellos solos. Donde antes estaban tres en un piso ahora se necesitan tres pisos para quien no quiere compartir, y eso también hace que haya más demanda, con la misma oferta”. La gente, valora Ojer desde Cidenor, “prefiere vivir sola si se lo puede permitir. Es algo a lo que cada vez se tiende más, por eso muchos demandan pisos pequeños, de una o dos habitaciones”.

También piden pisos con terraza, aunque la realidad es que hay pocos, lo que les lleva muchas veces a optar por irse al pueblo, algo que parece estar poniéndose de moda. “Los pisos que hemos alquilado en Lezkairu, con grandes terrazas, sí han subido entre un 10% y un 20% de precio que antes de la pandemia, porque tienen esas características y se demandan más. También vivir en los pueblos, una casa con espacio, un pequeño jardín, tiene mucho interés tanto en alquiler como en venta. Es una época bonita porque estamos recuperando el interés en los pueblos, que son los grandes beneficiados y están recuperando lo que habían perdido”, valora Gracia.

Lo mismo opina Flores: “Ahora se demandan más pisos con terraza y amplitud. En cuanto tiene algo más de superficie siempre se prioriza. Que tengan terraza o jardín, hay un cambio de criterio. Y se valora también el irse un poco más lejos. A 15 o 20 kilómetros de Pamplona, que además cuestan menos. Se mira que tenga buen servicio de internet, eso sí, porque la gente está pensando también en eso, en qué pasará dentro de dos años. ¿Y si hubiera otra pandemia?”.

“Hay propietarios que esperan a alquilar su piso por seguridad ante la crisis”

Presidente de AINA

“Tenemos más de 900 demandas de vivienda en alquiler y entre 5 y 10 pisos al mes”

Inmo31

“Con la escasa oferta, la especulación y los salarios tan bajos resulta imposible alquilar”

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