Tres bares de Pamplona -uno en Pío XII y dos en el Ensanche- han bajado la persiana de manera definitiva en los últimos días, acuciados sobre todo por las medidas restrictivas que durante esta segunda ola de la pandemia les han obligado a cerrar sus puertas. Es pronto para hacer balance, tal y como explican desde las principales asociaciones de hostelería, aunque asumen que seguramente no sean los únicos negocios que no puedan remontar. Tanto Nacho Calvo, secretario general de la Asociación de Hostelería y Turismo de Navarra, como Beatriz Huarte, secretaria general de Anapeh, insisten en que el descenso de los contagios, esas cifras algo más halagüeñas de los últimos días, no responden directamente al cierre de bares “sino al toque de queda y a la prohibición de la reuniones en el ámbito privado” ya que ellos, aseguran, no son el principal foco de contagio, “ni mucho menos”. Esta semana se reunirán con el departamento de Salud Pública para presentar un plan de desescalada con medidas relacionadas con la ventilación y la calidad del aire para facilitar la seguridad en sus espacios. Y aunque saben que esta Navidad “no va a ser para nada como la de otros años”, ven con esperanza un pequeño impulso que les ayude a sobrellevar el apuro.

“Llevamos un acumulado de casi cuatro meses cerrados y seguimos sin ver las ayudas, todavía estamos esperando. Sin mantener las empresas no se mantiene el empleo: de octubre de este año al mismo mes del año anterior hemos perdido 2.200 empleos en el sector en Navarra. Y aquí nadie ha dicho nada”, denuncia Calvo, explicando que se trata de empleos “que no se van a recuperar, porque con los ERTE hay quien está aguantando el tipo, pero muchos tendrán que cerrar”.

Avanza que el colectivo está trabajando con una ingeniería de calidad del aire para demostrar que si están los bares ventilados “somos espacios mucho más seguros que cualquier espacio cerrado de uso público. No entendemos que se cierre la hostelería y a los demás se les deje abiertos. Queremos que nos dejen abrir”. Recuerda Calvo que “no es lo mismo un bar con terraza que uno interior. Hay una parte fundamental y es la ventilación: si nosotros podemos demostrar que estamos con niveles de CO2 como en el exterior, con un sistema de ventilación potente, estamos en las mismas condiciones. Incluso muy pocas oficinas, talleres o aulas lo pueden demostrar. Si tenemos mascarillas, geles y un buen sistema de ventilación, tienen que dejarnos abrir, es una situación cómoda y buena para el cliente”, valora.

En su nuevo plan de desescalada demandan accesos a los locales “lógicos y razonables”, comenzando por un 50% en el interior “que vaya subiendo poco a poco. ¿Por qué no nos dejan abrir la terraza cuando la gente se pide un café para desayunar y se apoyan en el alféizar, todos juntos? Si los locales están bien ventilados, ya sea de manera natural o forzada, con máquinas, sería como estar en la calle”.

Recuerda que aunque el plan de desescalada sea parecido al interior, “en mayo no se hablaba de los aerosoles. Los bares disponen de un sistema de ventilación por obligación, es más seguro trabajar en un bar que dentro de una oficina en un aula”.

Reconoce que en Navidades la cosa va a estar “complicada. Para nosotros es fundamental pero lo veo muy difícil. No podemos contar con ello y es como otros segundos Sanfermines, que afectan más al centro de Pamplona, pero las cenas de empresa afectan a todo Navarra. No va a ser como otros años pero tampoco debe serlo”, lamenta el hostelero.

Respuesta “positiva Lo mismo considera Beatriz Huarte desde Anapeh, que asume que “más allá de que podamos volver a abrir, el número de personas va a ser reducido. Pero esperamos una respuesta positiva por parte de nuestros clientes, como ya la tuvimos en la anterior desescalada. La manera de salir de esta es ayudándonos unos a otros”. La situación, dice, “es muy dramática porque si bien en el primer confinamiento a los negocios les pudo pillar con cierta forma, con un pequeño colchón que les había permitido hacer frente a los meses que les venían, ahora mismo con este segundo cierre ya no se dispone de ese colchón y muchísimos nos están diciendo ya que no pueden sobrevivir más allá de un mes porque los gastos siguen siendo los que son y los ingresos son cero. Necesitamos un plan de ayudas y de rescate ya. Urgentemente”, demanda.

Huarte valora que “no tiene sentido que por un lado se esté permitiendo ese servicio para llevar y originando que la gente se tome los cafés en grupos y en bancos. Hubiera estado bien que no se hubiera producido el cierre total: hostelería no somos sólo ocio, damos un servicio también. Atendemos a las empresas, a los camioneros y transportistas, que están comiendo de malas maneras porque no tienen un sitio donde poder hacerlo”.