Navarra Suma insiste en la reparación de la presa de Santa Engracia pese a los dictámenes en contra del órgano competente, la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), que en dos ocasiones ha rechazado la intervención que planteaba el Ayuntamiento de Pamplona.

La última fue comunicada el pasado 6 de julio y además de recordar los argumentos contrarios a la reparación, la CHE dio al Ayuntamiento un plazo de 9 meses para que presentara un proyecto para la demolición del azud.

Antes de que termine dicho plazo, el equipo de Gobierno ha movido ficha. Según una resolución de Alcaldía firmada recientemente, el Ayuntamiento ha interpuesto un recurso ante el juzgado de lo Contencioso Administrativo el dictamen de la Confederación Hidrográfica.

SABER MÁS Segundo rechazo al proyecto de Navarra Suma para arreglar la presa del Arga

Lo que pretende Navarra Suma es reparar la presa con un muro de hormigón de dos metros de altura y 20 centímetros de grosor que tape la rotura que sufrió en 2018 tras unas inundaciones. Esto permitiría contener aguas abajo una lámina constante para la práctica deportiva o pesquera. El precio de la intervención es de 82.000 euros.

"Liberar al río"

La CHE siempre ha rechazado esta idea. Ya lo hizo en 2020 y lo volvió a confirmar en el informe de julio de este año al considerar que eliminar la presa supondrá "una importante mejora hidráulica, ecológica, paisajística y ambiental".

Los técnicos de la Confederación concluyeron que la demolición "liberará al río del obstáculo de las corrientes, recuperando lo máximo posible su continuidad longitudinal, y permitiendo el paso de peces y el transporte de sedimentos".

Sobre los argumentos esgrimidos por el Ayuntamiento para mantener la presa -como el uso recreativo o el valor histórico- la Confederación asegura que no justifican la intervención por "no cumplir función alguna ligada al aprovechamiento de las aguas, limitar la capacidad de desagüe del cauce, constituir una ruptura en la continuidad longitudinal del río Arga, y teniendo asimismo en cuenta los impactos ambientales puestos de manifiesto por el Gobierno de Navarra".

La CHE alude en concreto a un informe del Departamento de Medio Ambiente, que también aboga por la retirada de la presa por idénticos motivos: "Los azudes incrementan los efectos de algunas crecidas aguas arriba, sobreelevando la cota de caudal y favoreciendo la inundación, por lo que su eliminación también puede suponer una medida más de minimización del riesgo".

Pese a la rotundidad de sus conclusiones, la Confederación dejó abierta una puerta a la reparación de la presa, aunque con condiciones muy estrictas.

Atendiendo al valor histórico que representa la presa y dado que se encuentra en tramo urbano, la CHE permitiría al Ayuntamiento que el proyecto de demolición que debe presentar antes de enero de 2022 "proponga una demolición sólo parcial" para mantener los restos históricos del azud que se "consideren relevantes".

No podrá ser de cualquier manera. Los técnicos de la CHE recuerdan que la intervención debe ajustarse a una "restauración de la obra primigenia singular, acorde a acorde a sus características constructivas, minimizando su altura, utilizando materiales adecuados, permeabilizando la estructura para permitir el paso de peces y sedimentos".

En este supuesto, será necesario un informe previo del Gobierno foral y la CHE valorará "la declaración de la presa como Bien de Interés Cultural por la administración competente que justificara su restauración parcial, siempre que fuera compatible con los objetivos ambientales del río". l