Una pequeña victoria han logrado los vecinos de la Cooperativa de Viviendas Ermitagaña al conseguir que el Ayuntamiento de Pamplona haya modificado de forma parcial el proyecto para cubrir el patio del colegio público situado frente a sus viviendas.

Finalmente, la estructura de madera de 9 metros de altura que protege la zona de deportiva del centro escolar se ha situado unos pocos metros más alejada de los edificios de la plaza Bartolomé de Carranza.

Consideran que no es la solución perfecta ni era lo que habían propuesto, pero al menos limitará los efectos que la cubierta, con unas dimensiones de 48,50 x 27,50 metros, va a causar a los residentes de las plantas más bajas de los números 4, 6 y 8.

"Es lo único que hemos podido cambiar del proyecto. Lo ideal habría sido que la estructura se hubiera colocado en el otro sentido, pero nos dijeron que era imposible por cuestiones técnicas, por los desniveles" ha señalado el portavoz de la Cooperativa Luis Urrizola.

Los edificios se construyeron hace 50 años. Se trata de cuatro bloques de nueve alturas, con cinco portales y 100 viviendas. Son vecinos que llevan residiendo allí muchos años, en algunos casos desde que se construyeron las viviendas, y se conocen por el nombre y el apellido.

Tuvieron conocimiento de las intenciones del Ayuntamiento de cubrir el patio por la prensa y desde entonces no han parado en sus gestiones para tratar de reducir el impacto de la cubierta.

José Ramón García Cólera, otro de los vecinos que ha participado en estas reuniones, recalca que nunca se han opuesto al proyecto, pero lamenta que no contaran con ellos cuando se planificó la cubierta y el trato recibido después por los responsables municipales.

En los últimos meses han mantenido varias reuniones con los concejales delegados y técnicos de las áreas encargadas del proyecto.

Como no les hacían demasiado caso presentaron un escrito ante el Defensor del Pueblo y siguieron pidiendo explicaciones al Ayuntamiento, hasta que finalmente lograron que se paralizaran las obras mientras se buscaba una solución.

Fruto de esos contactos el equipo de Gobierno accedió a cambiar el proyecto original y separar tres metros la nueva estructura que se ha levantado de los edificios.

La modificación ha supuesto un coste adicional de 50.000 euros respecto a la obra adjudicada. La empresa que se encarga de llevar a cabo la intervención es Guillen Obras y Proyectos S.L. por un importe de adjudicación de 713.372 euros (el proyecto incluye habilitar dos nuevas zonas ajardinadas, de 323 y 275 metros cuadrados, al lado del espacio cubierto).

Hubo un posterior intento del vecindario por ampliar la separación, pero no tuvo éxito ya que el Ayuntamiento consideró que "se ha hecho todo lo posible para adaptar el proyecto a las necesidades de todos con el menor perjuicio posible", según la explicación dada por el concejal delegado de Proyectos Estratégicos Fermín Alonso.

El vecindario mantiene que su propuesta para girar la estructura era factible y sigue pidiendo una respuesta de los técnicos municipales sobre los impedimentos para llevarla a cabo. "El Ayuntamiento nos remitió un documento en noviembre del año pasado para informarnos de que el proyecto previsto será en coordinación con los vecinos. Está claro que esto no ha sucedido" ha señalado García Cólera.

Lo que sí han logrado es que el Ayuntamiento se haya comprometido a vallar la zona deportiva donde se ha colocado la cubierta para evitar que puede ser usada como espacio de botellón.

Además, las gestiones realizadas por la junta directiva de la comunidad han conseguido mantener la servidumbre de paso por el centro educativo, un derecho que obtuvieron tras la construcción del colegio y que ha permitido la conexión entre los residentes de la plaza Bartolomé de Carranza y plaza Pío Baroja.