s cierto que desde hace unos días andar por las calles de Lodosa o pasear por sus huertas es sinónimo de aroma a pimiento del piquillo, sin embargo ayer ese olor y ese tono rojizo se hizo, si cabe, más intenso gracias a la jornada de exaltación de este preciado oro rojo que han recuperado tras un año de parón.

Bajo un intenso calor, los vecinos disfrutaron por la mañana con las variadas actividades que organizaron; fueron muchos los intrépidos que se animaron a coger una bicicleta eléctrica para conocer el regadío lodosano y muchos otros los que optaron por quedarse en el Paseo, céntrica plaza del municipio, que acogió la feria de artesanía y gastronomía.

Un año más, los agricultores locales pusieron allí sus pimientos a la venta y decenas de curiosos se acercaron para ver cómo se lleva a cabo el asado y pelado manual. Además, los más golosos pudieron catar otros manjares elaborados con este fruto como pan, tartaletas, pizzas o patés.

Los gigantes, que recorrieron las calles tras meses de ausencia, fueron el gran reclamo para los txikis, y por la tarde la Plazuela fue el lugar de encuentro de los jóvenes. Además, la iglesia acogió un concierto de órgano y recital de poesía para conmemorar el 50º aniversario de la muerte del poeta Ángel Martínez Baigorri.

El acto oficial, un año más, tuvo lugar en una huerta lodosana. Hasta allí se acercaron políticos y representantes de instituciones y empresas a los que la alcaldesa, Lourdes San Miguel, dio la bienvenida.

Allí estuvo Fernando Santafé, director general de Desarrollo Rural, que aseguró que “actos como estos van en la línea que seguimos de promoción de productos de calidad y de cercanía”.

Por su parte, Jesús Aguirre, presidente de la DO Pimiento del Piquillo de Lodosa, afirmó que “este año si hay una palabra que destaco por encima de las demás es alegría; por volver a vernos aquí juntos de nuevo, por los productores, por las conserveras que vuelven a apostar por nuestro producto y por la gente que está a deseo de salir y de ir a los mercadillos, a las tiendas y a los restaurantes a consumir el producto de calidad”.

El evento lo cerró la entrega del piquillo de plata, una insignia que este año fue a parar a manos de Ana Juanena, secretaria de la DO Pimiento del Piquillo de Lodosa desde el año 2001 y que se mostró muy sorprendida con el reconocimiento puesto que no contaba con él. “Me siento muy agradecida, muy querida y es algo muy bonito porque es tu trabajo pero es algo personal también. No me lo esperaba y, de hecho, me habían dicho que iban a reconocer a Garraza, agricultor y primer presidente de la DO al que quiero mucho, pero al no verlo me ha sorprendido”.

Para Juanena, uno los momentos más duros para la DO fue hace unos años cuando, debido a una fuerte pedregada quedó la producción muy mermada “y la sensación de ver las fincas de pimientos arrasadas fue una cosa terrible. Sin embargo, este año parece que va a ser muy bonito; una buena campaña, la gente tiene ganas de hacer y, a pesar del tiempo tan triste que llevamos, esto es algo que te da una alegría”.

Por último, y como reto se marcan que “el mercado conozca la tira y el trozo, y que las bolsitas que tan bien funcionan y están de moda sean con denominación, que es lo que nos interesa a nosotros, para saber que lo que va ahí dentro es pimiento del piquillo de Lodosa ya que si no se identifica puede ser cualquier pimiento”.

A este acto también acudieron, además de los miembros de la corporación de Lodosa, alcaldes y concejales de municipios cercanos como Andosilla, Javier Sanz, San Adrián, Emilio Cigudosa, o Azagra, Rubén Medrano.