El monte Beriain es el protagonista de Here comes the sun. Beriain: mendi baten erretratua, retrato de una montaña, un proyecto artístico que han llevado a cabo estos últimos cinco años Chema Gutiérrez Landaburu (Santander, 1977), y José Antonio Azpilicueta Albizu (Eibar, 1961). En total son 61 cuadros pintados al óleo en el tiempo limitado a una sesión, diferentes miradas a esta montaña emblemática pendientes del sol y del viento, de las nubes, la lluvia y el cambio de estaciones. “Son el resultado de una aventura que nace de la fascinación que ambos sentimos por la imponente presencia de la montaña y por la práctica de la pintura al aire libre”, resume Chema Gutiérrez, antiguo alumno de José Antonio Azpilicueta en la Facultad de Bellas Artes del País Vasco. “Un día, en 2005, me invitó a pintar al aire libre y me gustó la experiencia”, recuerda. Hasta ahora.

Camino de Eibar hacia su residencia veraniega en Estella, en el caso de Azpilicueta, y Gutiérrez de viaje desde Bilbao a Lumbier, el pueblo de su suegra; cuando entraban en tierras navarras se encontraban de golpe con Beriain, una mole caliza de 1.494 metros de altura que se mantuvo impasible cuando todo a su alrededor se hundió hace varios millones de años. “Es una montaña preciosa que siempre sorprende, cada vez diferente”, observan estos pintores. “Solo era cuestión de tiempo que decidiéramos acumular unas cuantas sesiones para pintar del natural San Donato”, apuntan.

Asimismo, es un guiño a la serie de Cézanne de la montaña Sainte-Victoire, que el artista francés pintó en más de 80 ocasiones, y una celebración del plenairismo. Del francés au plan air, este término pictórico se acuñó en la segunda mitad del siglo XIX cuando varios pintores, sobre todo impresionistas, pasaron del boceto a la obra acabada, es decir, a pintar el paisaje al aire libre. “Una práctica tan desprestigiada, tan de pintor dominguero y llena de tópicos y estereotipos, nos sigue motivando enormemente”, asegura José Antonio Azpilicueta.

Este proyecto toma su nombre de una canción de los Beatles, escrita por George Harrison en 1969 tras ver un amanecer. La primera sesión fue el 30 de agosto de 2016, en una de las curvas de herradura de la subida a Lizarraga. “Chema se fue ladera arriba y yo me quedé en la misma curva. Mi cuadro esta sobrado de tamaño y encima tocó una luz muy cambiante. El fracaso fue rotundo”, recuerda Azpilicueta. “El natural a menudo acostumbra a ponerte en tu lugar con un buen bofetón de realidad”, observa.

Pero no cesaron en su empeño y desde entonces, acudieron decenas de veces, sobre todo en vacaciones, a descubrir nuevos matices de esta montaña y también algunos cuadros fallados, bien porque no estaban satisfechos con el resultado o simplemente porque Beriain no se asomaba entre las nubes. “Cuando llevábamos unos 50 cuadros entre los dos, nos enteramos de que Beriain es donde está situada la ermita de San Donato y San Cayetano, y que hemos pintado principalmente Ihurbain y Beriainpunta”, apunta. Asimismo, se dieron cuenta de casi siempre pintaban la cara sur o la vista frontal, desde Etxarri y Arbizu sobre todo. “Aunque hemos buscado localizaciones por Uharte Arakil, nunca nos ha cuadrado la luz”, observan. La mayoría de los óleos son cuadrados, un formato poco usual en la pintura de paisaje pero que da una cierta unidad formal a la serie.

Si bien las sesiones eran de entre 3 y 5 horas, en alguna ocasión llegaron a las 9 horas, un catálogo incesante de sombras y luces, en ocasiones también nubes que complicaban aún más el trabajo. “La necesidad de pintar en poco tiempo te acerca al impresionismo”, apuntan. Así, con pinceladas rápidas y mano experta, se enfrentaron a un escenario que cambiaba según avanzaba el día. “Hacemos una especie de Frankenstein temporal, pintas lo que ves en ese momento”, apunta José Antonio Azpilicueta. Y es que la urgencia ante los cambios incesantes provocados por la luz obligaba a no ensimismarse en la descripción de los objetos. Después de mirar mucho a Beriain, aseguran que “siempre es bonito, pero sobre todo cuando cae la tarde, con una explosión de verdes en primavera y tonos malvas en invierno”, observan.

La exposición se puede visitar hasta el 26 de diciembre

Esta exposición inicia su andadura en el Centro Cultural Iortia, dónde se puede visitar hasta el 26 de diciembre, de lunes a viernes de 17.30 a 20.00 horas, los sábados de 19.00 a 20.00 horas y los domingos de 19.00 a 19.30 horas. “El mejor público es el que convive diariamente con el gran referente geográfico que es Beriain”, señalan. Cada artista muestra su obra en una pared, una enfrente de la otra. A la derecha según se entra en la sala, está la de José Antonio Azpilicueta, con una pinceladas más empastada, que se traduce en más contraste de luces y sombras. A la izquierda se expone la de Chema Gutiérrez, con un estilo más atmosférico. Todas las obras están a la venta.

La muestra va acompañada de un catálogo que incluye una especie de cuaderno de bitácora en esta travesía así como un texto de vocación divulgativa sobre el desarrollo histórico de la pintura al aire libre. En marzo se podrá ver en Bilbao, en el Paraninfo de la Universidad del País Vasco. Asimismo, les gustaría llevar esta exposición a la Ciudadela