Me parece recordar que ya lo he dicho en alguna ocasión, pero creo que ésta ha sido la legislatura con mayor tensión de todas las que me ha tocado vivir desde 1998 (y van unas cuantas). Los nervios, enfados y malas contestaciones se vivían en los plenos pero también se palpaban en el ambiente. Creo que esa táctica que están usando muchas formaciones políticas de inflar la indignación, aumentar la relevancia de las cosas y sobredimensionar los temas y la excitación no es una buena consejera. Más que nada porque en lugar de haberse dedicado a vigilar, examinar y poner negro sobre blanco los fallos de este equipo de gobierno (que los ha tenido) todo quedaba difuminado en traer las irreales polémicas navarras o nacionales al salón de plenos. Se ha protestado más por que el Canal de Navarra tuviera uno o dos tubos o fuera al aire libre que por que hubiera un desfase de gasto en el polideportivo. La oposición no ha analizado si el acuerdo programático se cumplido en un 10%, 30% ó 70% y ésa debería ser la clave (espero que al menos se lo hayan leído). No ha habido un análisis serio y riguroso de los presupuestos, ni de los temas que se trataban. Recuerdo que en legislaturas anteriores (con Luis Casado de alcalde) la discusión de un solo proyecto podía prolongarse durante todo un pleno, pero ahora los temas municipales pasan sin ser vistos. En estos cuatro años nos hemos perdido en mociones estériles y sin sentido, ¡y mira que a Milagros Rubio le reprochaban eso cuando presentaba acuerdos contra las nucleares o de ámbito internacional! Se han traído a los plenos muchos temas que eran del Parlamento y las alusiones personales dentro y fuera del Ayuntamiento han estado a la orden del día. Es cierto que hace cuatro años las redes sociales no eran lo que son hoy: Un muro donde decir lo que uno quiera sin justificación ninguna y sin dar la cara. Se ha llegado a insultar a los concejales y al alcalde y se ha convertido la anécdota en norma. Pero no voy a ser optimista no va a mejorar. Las heridas que ha dejado esta campaña no van a ser fáciles de cerrar y el estilo que han demostrado algunas candidaturas va a dejar el terreno municipal bastante impracticable. Más de la mitad de los concejales que entren serán novatos y no tienen el peso del diálogo, ni del enfrentamiento político alejado del personal y así nos va a lucir el pelo. Winter is coming, pero solo ha empezado a nevar.