l reciente acuerdo entre los vecinos del Casco Viejo y el equipo de gobierno de Navarra Suma en Tudela ha tenido como consecuencia que el concejal de Urbanismo, Zeus Pérez, explicara que en 2022 el Ayuntamiento pretende llevar a cabo un proyecto de puesta en uso de la antigua iglesia de San Nicolás. Para ello cuenta con el proyecto que se realizó en 2010 y que costó 111.170 euros, pero que, según se hizo, se metió en uno de los cajones del Consistorio. La intención, y para eso se diseñó, era que se convirtiera en centro cívico, si bien desconocen qué uso se quiere dar ahora a San Nicolás. Por este motivo, a los 1,9 millones que se preveía costara su adecuación habría que sumar varios centenares de miles de euros, por el incremento en el coste de materiales y mano de obra que se ha producido en estos 12 años.

A este coste habría que añadir también las excavaciones arqueológicas que habrá que realizar antes de iniciar ninguna obra, tal y como obliga Príncipe de Viana, por lo que se sigue sin entender el motivo por el que el Ayuntamiento detuvo las campañas arqueológicas, cuando le resultaban más baratas que los trabajos que tenga que acometer cuando decidan el uso del antiguo templo.

la historia La iglesia de San Nicolás ha sufrido tantos avatares en su vida que tiene la virtud de la paciencia y de saber esperar. Cerrada al culto hace más de 35 años, desacralizada y repartidas sus piezas artísticas por toda la geografía foral, su historia es un constante ejemplo de deterioro y superación. Pese a que el Ayuntamiento anunció su compra al arzobispado en julio de 2006, por 160.230 euros, hubo que esperar hasta noviembre de 2007 para que Casado cerrara el acuerdo y se retirara la exigencia del Arzobispado, que “el edificio nunca podría utilizarse para llevar a cabo actos contra las creencias, las costumbres y la moral cristiana”.

El elemento más novedoso que presentaba el anteproyecto de BAB Arquitectos era la apertura de una nueva entrada al antiguo templo por uno de los laterales, el que se encuentra junto al cubrimiento del río Mediavilla. De esa manera se ocupaba parte de la terraza que usaba la peña Beterri y que, según explicó entonces el alcalde, Luis Casado, pertenecía a la iglesia, por lo que al adquirir el edificio también la terraza pasó a ser municipal.

El planteamiento realizado era el de no alterar la tipología y el orden arquitectónico del inmueble. “El diseño pretende que la estructura espacial de la antigua iglesia no quede lesionada y consecuentemente las capillas no deben cerrarse espacialmente a la nave central”, explicaron los arquitectos.

En el interior se respetaba el acceso principal actual y se creaba uno nuevo a través de la terraza trasera. El control, información y guardarropía estaban situados junto a la puerta, en la primera crujía, desde donde podía accederse a la sala 2 . El cuerpo de los pies de la nave central servía bien de distribuidor o bien integrado como parte de la gran sala 1, dependiendo de la actividad que en ella se desarrolle. Además se había previsto un cierre circunstancial del distribuidor a base de un gran panel que se deslice verticalmente desde el piso primero.

La circulación para acceso a todas las salas se realizaba sin interferencias con la gran sala 1 central. La recuperación del exterior significaba también la incorporación de una zona de cafetería ligada a un espacio libre que serviría para su uso tanto antes como después de las actividades.

Para llegar hasta la cafetería los arquitectos proponían una pasarela sobre el cubrimiento del río Mediavilla, lo que daba la posibilidad de que se usaran los espacios con independencia de que esté abierto o no el centro cívico.

Otra de las incorporaciones al edificio es la sala 5 que se preveía construir en el lugar donde estaría el coro en la iglesia, que tendrá las condiciones de aislamiento necesarias que permitan cualquier tipo de uso de forma individualizada.

consolidación El proyecto tenía una primera parte que se acometió en 2015, que eran las obras de consolidación de la antigua iglesia y que concluyeron en junio de ese año.

La labor más complicada que se acometió fue la de apear el peso de la iglesia que se apoyaba sobre las bóvedas del río Mediavilla. “Ha sido un trabajo de mucho riesgo. Lo que se ha hecho es ir directamente a eliminar las causas del deterioro tanto en consolidación estructural como protección de toda la envolvente”, explicó el arquitecto del proyecto, Eduardo Barceló. Para ello crearon una estructura nueva, “una especie de puente” que salvaba el abovedamiento del río y “conecta los esfuerzos que tiene el muro a ese puente con vigas de hormigón”. De esa manera los esfuerzos de los muros y el peso de buena parte del templo ya no descansan sobre los arcos del Mediavilla que eran los que amenazaban con hundirse por su deterioro. “El abovedamiento del río ya no soporta la estructura, se ha ido controlando y hemos visto que el movimiento que se registraba ya ha cesado”, explicó Barceló. En este sentido, el arquitecto dijo que cuando su empresa BAB Arquitectos ganó el concurso para la redacción del proyecto “nos sorprendió que decían que parte del edificio estaba cimentado sobre el lecho del río. Eso es asumir un gran riesgo, que un edificio con este peso se asiente sobre las bóvedas”.

Asimismo, también se reparó el chapitel de la torre y se colocaron planchas de plomo para sustituir a la de cinc antigua, al tiempo que colocó una nueva bola, una veleta y pararrayos.

Sala 1. Espacio multiuso de 206m2 cuando la actividad concreta pueda integrar el distribuidor. A este espacio se pueden incorporar las capillas adyacentes, para las ocasiones que se requiera del máximo espacio posible, alcanzándose una superficie útil de 307m2. Se propone como opción un sistema de asientos móviles para conseguir una sala polivalente, apilándolos en una plataforma móvil situada en el presbiterio, con posibilidad de obtener.

Salas 2 y 3. De 42m2 y 41m2 útiles respectivamente, integradas a la sala 1 cuando la actividad lo requiera, aunque es posible independizarlas a través de paneles móviles de celosía, admitiéndose la compatibilidad de ciertos usos que no requieren grandes exigencias acústicas. Se plantean cerramientos móviles que permitan ver las bóvedas de las capillas desde el espacio central.

Sala 4. Espacio de 19m2 útiles, entre los camerinos-vestuarios, la gran sala y la cafetería con cerramientos opuestos que permitan el espacio entre bastidores con uso teatral.

Sala 5. Nuevo espacio en la planta primera, a los pies de la iglesia. Es un espacio cerrado de 57m2 de superficie de 3 metros de altura que permite ver sobre él las bóvedas de la nave central. Se trata de una caja insonorizada que permite cualquier uso.