Situada en la zona más elevada del pueblo, la iglesia-fortaleza de Ujué vigila, desde su posición privilegiada, las calles empedradas que le guardan. Ilustre y elegante, el monumento histórico recibe a los visitantes que acuden al pueblo medieval para gozar de su gastronomía y descubrir el templo de origen románico. Pero su interior es un privilegio que no está al alcance de todos los turistas, tampoco de los vecinos, pues solo se puede visitar la iglesia y el paseo que la rodea. El resto del monumento queda cerrado al público, a excepción de visitas guiadas que caen a cuentagotas a lo largo del año y que están gestionadas por una sola empresa.

La semana pasada el Ayuntamiento y la Plataforma en Defensa del Patrimonio Municipal reclamaron la apertura al público de la iglesia, propiedad del Arzobispado (conjunto inmatriculado en 2006), argumentando que el Gobierno de Navarra invirtió 5,5 millones de euros en su restauración, tarea que concluyó en 2012.

En el pueblo sobrevuela una idea común, la de abrir -con horarios regulados- "su mayor atractivo turístico" a todo el mundo. Los vecinos conviven con la dualidad de saber que se trata de un monumento que "debería pertenecer" al conjunto de los ujuetarras y la resignación de no poder acceder al mismo. "Ya que se ha hecho un gasto público se debería dar un mayor servicio", desliza Salvador Ayesa, vecino de Ujué, al mismo tiempo que razona que la apertura debe llegar como un punto intermedio entre "el libre acceso y el cierre absoluto" durante la mayor parte del año.

Como Ayesa, los comerciantes echaron de menos en su momento un acuerdo previo entre el Ejecutivo foral y el propio Arzobispado en el que se dispusieran las condiciones para que "las competencias sobre su gestión recayeran en manos municipales".

"Debería haber una persona contratada por el Ayuntamiento para que atienda en un horario fijo, un guía turístico que se encargue de enseñarla", esbozan desde el sector de la hostelería. Los vecinos, conscientes del atractivo de su histórica iglesia, no creen en una apertura sin medidas previas y recalcan "que se debe hacer dentro de un orden y de forma controlada".

Xabier Unzué, vecino de la localidad, recuerda el pleito de Lerga con el poblado de Araiz, en el que el Ayuntamiento navarro ganó el litigio. "El ejemplo lo tenemos muy cerca - a 16 kilómetros de distancia-, deberíamos hacer lo mismo y luchar por lo que históricamente es del pueblo", propone, decidido.

impacto sobre el turismo Ujué es una de las localidades de la Zona Media con mayor atractivo turístico, así lo reconoce el también vecino de la localidad Salvador Ayesa, que recuerda que la localidad recibió el título -entre otras localidades del Estado- de "uno de los pueblos más bonito de España" hace tres años. "Esa característica ha hecho que el pueblo reciba más turistas en los últimos tiempos", recalca Ayesa.

"Los visitantes que se acercan al pueblo vienen tras haber visto ya la iglesia y con la idea de visitarla al completo", anota María Antonia Burgui, apicultora y comerciante de Miel Andiaga, uno de los productos más característicos del municipio, junto -cómo no- a las migas. Aunque Burgui reconoce que los turistas no son primordiales para el desarrollo de las ventas en Ujué, sí admite que la promoción del producto sería más sencilla. "A veces se acercan y preguntan el horario de visitas de la iglesia para poder verla por dentro", confiesa Burgui.

Por su parte, Nieves Sola, vecina y encargada de una de las tiendas de recuerdos y comida de Ujué, no cree que su apertura "atraiga a más turistas", aunque reconoce que "debería abrirse a todos". El Consistorio estimaba entre 40.000 y 60.000 las visitas que recibe el pueblo a lo largo del año, cantidad que, para uno de los hosteleros del municipio, aumentaría "gracias al boca a boca si los turistas pudieran acceder a las torres y ver las maravillosas vistas que hay desde la iglesia".

"No conocía Ujué y precisamente lo que queríamos era subir a las torres para poder ver las vistas", admite Germán Pardo, turista de Zaragoza que reconoce su "decepción al no poder ver su monumento histórico más bonito". Como él, decenas de visitantes se acercan a lo largo de la semana para visitar la iglesia-fortaleza de Santa María de Ujué, una de las grandes joyas románicas con las que cuenta Navarra.