José Mari, Txema, Txemari... Moreno. Cada uno le llamábamos como le habíamos conocido. En mi caso, como Txema, el periodista de las secciones de teletipos, con Loreto, Mariola, Rafa o Joseba; de economía, con Begoña; de Sanfermines, con las crónicas del encierro, que corriste durante años. Antes, en el nacimiento de DIARIO DE NOTICIAS, en la Guía con Carlos y Mariví, y, durante la etapa de Navarra Hoy, como redactor de deportes o como miembro del comité de empresa con Kiko, Fernando y Pablo… Después del periódico, director de comunicación del Teatro Gayarre de Pamplona, de la mano de un viejo amigo, Valentín Redín, con el que compartiste el veneno de las tablas, que a ti ya te había picado en el Navarro Villoslada con Ignacio Aranguren. A partir de ese momento, tuve la oportunidad de conocer a otro José Mari, de estrechar lazos y de construir una amistad que ha durado más de dos décadas, con un vínculo que se hizo más profundo en los últimos cinco años, cuando nos prestamos apoyo mutuo.

Cuánto voy a echar de menos esos cafés largos en El Bosquecillo. O esas comidas en el Nuevo Casino. Siempre insistías en que la próxima me tocaba cocinar a mí, y yo te respondía que, si queríais comer algo decente, mejor si lo hacía otro. En una de esas conocí a Iñaki, tu sobrino, casi hijo, del que tanto presumías, y con razón. No había más que verte el día que presentó Vasconum en Katakrak. Caminabas un palmo por encima del suelo. Feliz. Porque, aunque desde 2020 librabas una batalla contra la maldita enfermedad, nunca tenías una mala cara para nadie. Y si el tratamiento de la semana no te había sentado bien, preferías desaparecer. Te gustaba estar en compañía de otros solo si podías pasarlo bien con ellos. Eras un disfrutón.

Cuando, en 2020, llegó el cáncer, tuviste que dejar de trabajar en el Gayarre. En ese teatro que tanto quisiste y del que conocías hasta sus rincones más secretos. En el que viviste tantas experiencias, muchas de las cuales te llevas contigo. Disfrutabas enseñando la ciudad a celebridades como Concha Velasco y brillaste cuando tuviste la ocasión de comer jamón en una terraza con Darío Fo, nada menos. Te codeaste con lo mejor que pasó por Pamplona y muchos recordaban la ciudad por tu trato, siempre excelente, también con la prensa. No en vano, siempre te sentiste periodista por encima de todo.

Tu tendencia a no contar cosas negativas hizo que muchas/os nos sorprendiéramos cuando, a principios de 2021, el teatro sacó una convocatoria para sustituirte porque estabas de baja. Te llamé y me contaste, aunque solo por encima, y me animaste a presentarme. ‘No hay nadie mejor que tú’, dijiste. Viniendo de ti, eso me armó de valor, hice la prueba y, pasados unos días, me llamaron para decirme que me habían elegido. Estaba en la redacción y me quedé casi muda. La primera persona con la que contacté fuiste tú. Te alegraste muchísimo y, desde entonces, la relación fue más continua. Compartiste conmigo todos tus conocimientos y me incitaste a llevar la comunicación a mi manera. Allí encontré también compañeras/os que pronto me hicieron sentir en casa y que te apreciaban muchísimo. El sábado 29 de marzo tuve que darles la noticia cuando yo aun no me lo creía…

Cuando te dije que había decidido volver al periodismo, fuiste de las pocas personas que me comprendieron y me alentaron. Siempre te consideraste un plumilla. Y fotógrafo, claro. Tenías mirada y adorabas ir de viaje con uno de tus maestros, Enrique Pimoulier, también añorado. Guardabas mil imágenes y anécdotas de aquellas peripecias, especialmente de las de la India.

En todo este tiempo, solo te fastidiaba no poder viajar porque la quimio te mantenía atado a Pamplona. Y siempre mantuviste esa elegancia clásica y la coquetería en el vestir. Americana azul marina, camisa blanca o azul y vaqueros. Todo bien planchado como si te lo acabaras de poner. Cómo voy a echarte de menos, Txema, José Mari, Txemari… Moreno. Dejas un vacío enorme. Teníamos pendiente una paella, la haremos, no cocinada por mí, no temas. Cuidaremos de Idoia, tu compañera, el amor de tu vida. Has luchado, estarás cansado. Descansa. Agur eta ohore.