Afirmaban esta semana varios rotativos televisivos que a Telecinco también se le ha aguado la Fiesta. Y no por el regreso de la fantástica Emma García a la sobremesa del fin de semana. ¡Todo lo contrario! La presentadora vasca (junto a Adela González o Ion Aramendi) quizá sea la única capaz de poner orden, profesionalidad y seriedad a una cadena que camina estos meses como pollo sin cabeza. Pero lo cierto es que la primera entrega del nuevo formato producido por Unicorn, Fiesta, ha empeorado el dato de la última emisión de Ya es verano: un 11,5% de cuota de pantalla, sin alcanzar el apetitoso horizonte del millón de espectadores.

Y eso que el programa, en todo momento, trató de recuperar por todos los medios el espíritu de un Viva la vida que nunca debió cancelarse. Y menos identificando ahora el actual conocimiento del que disponemos: cancelar un programa que funciona para programar durante el mes de agosto una chufa de verano, y regresar después a la misma esencia del programa previamente cancelado, pero con otro nombre incluso más infumable que el anterior: ¡Fiesta! Estoy seguro de que no había otra opción para rebautizar a un programa de actualidad. ¡Un magazine que va a abordar los temas del momento! Imaginen esa situación en la que transiten de un terrible suceso a un paso publicitario: “Regresamos a Fiesta en cinco minutos”. Cuando los ánimos y las caras largas en plató más se parezcan a las de un tanatorio.

Por lo demás, la vida ya no vive, pero sigue igual. Emma vuelve a trabajar los fines de semana para levantar un programa en el que Ana María Aldón, con ese rictus característico, se ha ganado el puesto de co-presentadora. Le acompañará la que era su mano derecha en el anterior formato producido por Cuarzo, María Verdoy, y otros nuevos colaboradores como los maravillosos Saúl Ortiz o Kiti Gordillo, que se sentarán junto a viejas glorias como Makoke. Y ojo que no regresen Alejandra Rubio y José Antonio Avilés. ¡Tiempo al tiempo!