A su edad, Daniela Rubio (2007, Madrid) ya ha trabajado en producciones como Cuéntame o Desaparecidos. Y ahora, tiene dos proyectos que celebrar. Por una parte, acaba de ver recientemente la luz la tercera temporada de El Internado Las Cumbres, una serie que protagoniza junto a otros jóvenes actores, y en cines ha participado en Vaya vacaciones, una película rodada con intérpretes de la talla de Toni Acosta, Tito Valverde, Gracia Olayo, Ernesto Sevilla o Ramón Barea. Y el futuro se abre ante ella lleno de oportunidades.

Lleva ya varios años frente a las pantallas. ¿Qué es lo que más disfruta de interpretar?

Llevo desde los ocho años en este mundillo. Tengo muy claro que me quiero dedicar a esto porque lo que más me gusta de actuar es poder darle vida a personas que no existen y que son totalmente distintas a mí. Cuando el personaje es más difícil, o más raro, o más diferente a mí, es cuando más me gusta y más disfruto.

También la hemos visto en El Internado, una historia que damos ya por cerrada. ¿Cómo ha sido para usted despedirse tanto de sus compañeros de equipo, como de la serie, y también de Euskadi?

Llevo tres temporadas con ellos. He creado una familia, y ha sido un poquito triste el hecho de que ya no haya una temporada más, que ya no siga el personaje. Pero tienen que acabar unas cosas para que empiecen otras nuevas. El equipo ha sido maravilloso, mis compañeros han sido una familia y el sitio es precioso. Es un personaje más de la serie. Tiene magia. Sobre todo el bosque de Artikutza, donde rodé varias secuencias duras y difíciles relacionadas con la historia del secuestro. Ese bosque tenía magia. 

¿Cómo fue su primera toma de contacto con su personaje, con Adele y con la historia de El Internado Laguna Negra, que comenzó cuando usted nació?

Mi primera toma de contacto con Adele en la primera temporada recuerdo que era una chica, una niña, que no tenía ninguna maldad en el cuerpo. No era mala. Se había metido en un sitio que tal vez no era recomendable para que creciera, y tuvo que aprender a sobrevivir. Con este personaje me he entendido, lo he introducido dentro de mí, le he dado toques míos y le he dado vida. Es un regalazo de personaje, porque tiene tantos matices y tantas oportunidades para mostrar... Y hablando de El Internado Laguna Negra, tengo en la primera temporada una secuencia en la que salen antiguos actores de El Internado laguna Negra, y he tenido el honor de estar en la misma secuencia que ellos. Yo no he visto la serie, la tengo pendiente, pero sí que sé que es una serie impresionante, y que fue un antes y un después en el mundo de las series. Entonces, es un placer.

Podemos decir que el personaje de Adele es probablemente el que más cambia a lo largo de estas tres temporadas. ¿Tiene algún rasgo en común con alguna de estas versiones de su personaje?

La de la segunda temporada totalmente descartada (risas). Yo no tengo muchas cosas en común con esa autodestrucción que pasa ella. Sé que era vital para el personaje, para renacer. Pero yo tal vez comparto esa superación que tiene en la tercera temporada, como que de repente vemos una Adele nueva, fuerte, segura y decidida. Va a ayudar a su madre a salir de la cárcel. Siento que es muy justiciera y leal. Aunque tenga que correr peligro o hacer cosas que tal vez la pongan en un aprieto, lo va a hacer por su familia. Y esa es tal vez una cosa que tengo en común con ella.

Es un ave fénix, podríamos decir.

Sí (risas). Totalmente, vamos. Esa chica ha cambiado en las tres temporadas.

Esta serie toca a su fin, pero su carrera sigue su curso. Hace unas semanas llegó al cine con Vaya vacaciones. ¿Cómo fue embarcarse en esta aventura?

Ha sido mi primera toma de contacto con una comedia, y ha sido impresionante. El rodaje ha sido muy natural. Tanto actores como quienes estaban detrás de cámara hemos formado una piña. Este trabajo está hecho con mucho amor, porque es un personaje que además pude llevar de una manera muy natural y real. Al fin y al cabo, es una familia. No tiene más. Y a mí me ha encantado. 

Hay que decir que ha dado un giro de 180 grados. Ha pasado del misterio y el terror en El Internado a la más pura comedia. ¿Qué disfruta más dentro y fuera de las pantallas?

Dentro de las pantallas estoy abierta a todo. Todos los géneros me encantan. Sobre todo hacer personajes variados. Pongamos el ejemplo de Adele (El Internado) y el de Carla (Vaya vacaciones). Son totalmente distintos. Las dos son adolescentes, pero con personalidades distintas, traumas distintos, y fuera de pantalla el género que más disfruto de ver es el terror. Me encanta. 

Y ponerse en la piel de Carla, ¿cómo ha sido?

Carla es una adolescente que en esta película cuenta una historia de amor. Ella tiene el típico crush que tienes cuando eres adolescente, sus complicaciones y sus momentos de “Ay, qué nervios, me ha contestado”. Es una chica pura, que está pasando por la época de la adolescencia. Tiene sus problemillas con la familia, pero siempre están porque al fin y al cabo son una familia. Y yo me he divertido mucho haciendo este personaje, la verdad. 

Y compaginar todo esto con sus estudios, ¿cómo es? Porque al final está haciendo un sueño realidad, así que supongo que sarna con gusto...

Exactamente. Como tú has dicho. Al fin y al cabo la actuación es algo que me gusta, y aunque cueste compaginarlo, voy a dar todo por conseguirlo. Dificultad tiene, pero como todo, supongo. Si llevas una organización y sabes de verdad lo que quieres, lo consigues. Los estudios son muy importantes, y yo tengo claro que quiero seguir estudiando, pero también quiero seguir actuando. Entonces, compagino los dos con la mejor cara posible, porque es lo que me gusta y tengo que luchar por ello. 

Volviendo a Vaya vacaciones, los hijos deben quedarse en casa de los abuelos y ahí empieza una batalla intergeneracional. ¿Qué sería de nuestras vidas sin los abuelos?

Para mí mis abuelos son imprescindibles. Son un pilar para la familia impresionante. Además, siempre están ahí cuando los necesitas. Los padres tienen a sus papis, pueden contar con ellos y yo como nieta tengo muy buena relación con mis abuelos y es lo mejor que te puede pasar, porque tu familia aumenta, siempre han estado ahí contigo. Son como unos segundos padres.

Lo que está claro es que en esta nueva película la comedia está servida, y una de las claves que arroja es qué ocurre cuando vamos a un sitio sin cobertura. ¿A usted, como Daniela, le afecta tanto como a Carla?

La verdad es que hoy en día todos tenemos el móvil para todo. Podemos conseguir información inmediatamente, puedes seguir en contacto con tus amigos y familia... Pero sí que es verdad que yo nunca lo he necesitado como un modo de entretenimiento vital. Si estuviera en un sitio sin cobertura ni datos y no tuviera que hacer nada importante, tal vez no me resultaría tan horroroso como a mi personaje. Aunque también lo entiendo. Estás en una conversación con la persona que te gusta y claro, no te llegan los mensajes. Piensa cosas que en realidad no son, que no tiene interés, y entonces entiendo el personaje de Carla (risas).

Antes hablaba del equipo del que se ha rodeado para esta película. ¿Cómo ha sido trabajar con ellos?

Poder compartir tiempo con Ernesto Sevilla, Toni Acosta, Gracia Olayo y Tito Valverde es un honor. He aprendido mucho de ellos, y también de los actores que dan vida a mis hermanos, Marta de Toro y Nicolás Costi. Ha sido un placer trabajar con ellos.

Y el futuro, ¿qué le depara después de estos proyectos? ¿Hay algo que le gustaría hacer?

Mi deseo para el futuro es continuar con esta carrera como actriz, y también poder centrarme en una carrera de Psicología, que me gustaría muchísimo hacer. Y compaginarlo sería maravilloso. Además, no puedo decir mucho pero me espera cine.