la ikastola de Sangüesa-Zangozako ikastola festejó ayer su tercer Nafarroa Oinez después de los de 1987 y 1998. Una exaltación del euskera como patrimonio cultural de la colectividad navarra, de su presente y su pasado y, sobre todo de su futuro, que volvió a congregar a decenas de miles de personas en una jornada excepcional. Con el buen tiempo estimulando la participación de miles de familias navarras, otro éxito este 34º Oinez -de Sangüesa y otras 15 localidades de la Merindad-, también porque se volvió a desarrollar bajo las tradicionales pautas de convivencia, entretenimiento y respeto generalizado. Con especial énfasis, como mensaje añadido, en la sostenibilidad medioambiental, la integración de niños y niñas y una apuesta efectiva por una educación plurilingüe de calidad. La enorme afluencia - que desbordó las más optimistas previsiones- confirma la existencia de una amplia comunidad navarra, como ratifican todos los estudios sociolingüístico en Navarra, que, desde el reconocimiento de la diversidad ideológica y de la pluralidad de sentimientos identitarios, defiende la consolidación, la normalización y el desarrollo de un idioma navarro propio vivo que se renueva día a día merced a la incorporación sostenida de nuevos euskaltzales. Una comunidad que apuesta decididamente por una enseñanza en euskera y de calidad y que, en consecuencia, es refractaria a cualquier rivalidad entre idiomas desde el presupuesto democrático básico de no prohibir, no imponer. Este Nafarroa Oinez tiene además un carácter histórico añadido con la puesta en marcha de la reforma legislativa -con mayoría en el Parlamento tras cinco fracasos anteriores-, que, tras décadas de una interpretación interesada y simplista de la Ley del Euskera, va a permitir al fin que la oferta educativa se adecue a la demanda social en toda Navarra. Lo que es tanto como actuar de acuerdo a la voluntad de la ciudadanía, un axioma de tolerancia elemental y de igualdad de derechos que hasta ahora se cercenaban para una parte de los navarros y navarras respecto a otros en función de su lugar de nacimiento o de trabajo. Una anormalidad absoluta en Europa -y en el resto del Estado español con más de una lengua oficial-, la de legislar en contra de una lengua propia, en la que el Gobierno de UPN persevera cada vez más sólo en su viejo fanatismo. Pero nada de eso arredra a quienes aman el euskera. Para muestra, la fiesta de ayer, las 33 ediciones del Oinez anteriores y todas las que están por venir.